Coronavirus

“Se nota la alegría de la gente cuando te la cruzas. Es un hilo de esperanza"

Los ciudadanos madrugan y se lanzan a las calles en la primera jornada en la que están permitidos los paseos. La Policía desaloja a centenares de personas de parques de la capital

Madrid y todas las ciudades y pueblos de España se habían acostumbrado a ver amanecer sus calles vacías tras 51 días de confinamiento, pero hoy el panorama que se veía en las primeras horas de sol era bien distinto. En la capital brillaba el sol, un preludio del rayo de esperanza que muchos vieron en la posibilidad que se ha abierto desde hoy de salir a dar pequeños paseos aunque sea a horas muy concretas. Es la pequeña luz que se empieza a atisbar a lo lejos, en el final del túnel en el que nos ha sumido casi sin darnos cuenta la pandemia que está asolando el mundo. “Esto es otra cosa, se nota la alegría en la gente cuando te la cruzas. Es un hilo de esperanza”, decía una mujer que no dudo en madrugar un poco más de la cuenta para ser fin de semana y festivo. La ocasión lo merecía.

El paisaje era similar en muchas de las calles de la capital: muchos caminantes, la gran mayoría con mascarilla y con ropa de deporte, una combinación que hace unos meses se nos haría en extraña pero que hoy se ha convertido en rutina. A diferencia de lo que ocurría hasta ahora, se podía a ver a muchas parejas paseando juntas, algunas de ellas cogidas de la mano, una parte de estas con guantes. Un pequeño atisbo de normalidad en un día de incertidumbres.

Pese a que las aceras no son muy anchas, todos se tomaron como prioridad respetar la distancia de seguridad. “Hay bastante gente, pero cada uno va por su lado”, subraya una mujer, que no duda en bajar a la calzada si es necesario para respetar la distancia con el resto de viandantes. “Total, no pasa ningún coche”, añade. La ciudad vuelve a ser de los peatones.

La mayoría de los pocos vehículos que se podían ver esta mañana en la capital estaban conducidos por efectivos de las policías Nacional y Local. Muchos de ellos se afanaron en explicar a los ciudadanos que no podían entrar en las zonas que continúan balizadas, e incuso se vieron obligados a desalojar a centenares de ellos. “Si no respetamos las normas esto no va a servir de nada. Luego subirán los contagios y nos preguntaremos que qué ha pasado”, le espeta un agente a un hombre que se ha saltado el precinto que rodea el parque Tierno Galván. “No aprendemos”, subraya un hombre que contempla la escena.

Por el momento, los grandes pulmones verdes de la capital permanecerán cerrados, una decisión que no ha estado exenta de críticas. “Si abrieran Madrid Río no tendríamos que agolparnos todos en las aceras de las calles que no lo rodean. No veo sentido a que no abran los parques", comenta un hombre. Es, sin duda, el comentario más repetido en las primeras cuatro horas de semi libertad.