Manoli Sevilla
La “abuela lotera” reparte más de 50.000 euros entre sus familiares
“Compré el décimo ganador para mis hijos y mis nietos, es la mayor alegría de mi vida”, confiesa a LA RAZÓN Manoli Sevilla, de 83 años, que acudió a las siete de la mañana a las puertas del Teatro Real y jugaba el 37.023
“Madre mía, estoy que se me sale el corazón. No puedo creerme que el primer año que no puedo entrar en el Teatro Real sea cuando me toque uno de los premios”, reconoce Manoli Sevilla a LA RAZÓN. Después de casi una década siendo la primera en entrar en el coliseo, este año la “abuela de la lotería” ha estado desde las siete de la mañana haciendo guardia a las puertas del Real esperando que la suerte se pusiera de su lado. Y así fue, esta madrileña de 83 años tenía en su poder el 37.023, que ha sido agraciado con 60.000 euros la serie: “Y lo mejor es que es un número que también había comprado para mis dos hijas, para mis tres nietos, amigos y conocidos. No sé ni cuanto hemos repartido, pero, vamos, 50.000 euros mínimo”.
A pesar de su disgusto inicial por no haber podido en el interior del teatro para seguir en directo el sorteo de Navidad, Manoli dice que “habrá alguien ahí arriba que ha dicho: ’'A esta pobre abuela que le toque algo’'. Y así ha sido, Ella jugaba casi cuarenta números, “porque me gusta mucho la lotería, pero hasta este año, solo había ganado el reintegro. Imagínate cuando he visto que llevaba el quinto premio. No me lo podía creer. Ahora estoy tomando un café en el bar de al lado y vuelvo a la puerta del Real”, explica.
Es más, en medio de nuestra conversación le cuentan que ha salido el tercer premio, el 52.472 “y lo tengo pero justo al revés, no voy a tener tanta suerte. Eso sí, todavía queda esperanza para el gordo, que parece que este año voy por buen camino”.
En cuanto pueda nos dice que acudirá al bar donde compró los décimos del quinto premio: “Lo regenta una amiga, y no sabes lo loca de contenta que está. Pero de momento me quedo aquí vestida de bombo esperando a El Gordo”. De hecho, es su hija menor, que también se llama Manoli, la que cada año cose los disfraces de su madre. Este año había pensado en acudir vestida de campana o de estrella fugaz, pero finalmente optó por el bombo “y parece que me ha traído mucha suerte”, sentancia
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