Pandemia

Belén, la última paciente del primer hotel medicalizado para pacientes covid

El hotel Ayre Gran Hotel Colón ha llegado a atender a 2.000 infectados menos graves en 15 meses de funcionamiento

Belén Álvarez, la última paciente del Hotel Ayre Gran Hotel Colón, primer hotel medicalizado del Hospital Gregorio Marañon, para la atención de personas con Covid.
Belén Álvarez, la última paciente del Hotel Ayre Gran Hotel Colón, primer hotel medicalizado del Hospital Gregorio Marañon, para la atención de personas con Covid.©Gonzalo Pérez MataLa Razón

Fue el primer hotel medicalizado que se abrió en España el 19 de marzo de 2020 para atender a pacientes menos graves de Covid-19 y el último en cerrar ayer después de haber atendido a 2.000 personas durante la pandemia, 60 de ellos niños de 20 nacionalidades distintas. La última paciente del Ayre Gran Hotel Colón, Belén Álvarez, de 29 años, recibía ayer el alta médica y se despedía emocionada y agradecida al personal que la había atendido durante los diez días de aislamiento en el hotel propiedad de Abel Matutes: «sin su humanidad y cariño no hubiera sido igual. He estado muy bien atendida, el personal es muy atento».

Belén ingresó en el hotel hace diez días, aunque para ella lo de estar en un alojamiento como éste resulta familiar. «Soy hotelera, trabajo en un hotel de Gran Vía, así que lo de ingresar aquí ha sido como estar en casa», cuenta. Decidió guardar cuarentena en el Ayre Gran Hotel Colón por recomendación de la trabajadora social y para evitar contagiar a su pareja. «Vivo con mi chico y en casa era imposible mantener las distancias y aislarse, así que opté por venir aquí».

De su estancia recuerda la alegría del personal. «Entraban a la habitación como un ciclón: “¡venga, Belén, a levantar, que ya son las 9 de la mañana, ¡arriba!», me decían como si fueran mi madre. Todos estos días se me han pasado volando», se sonríe.

Belén también quiso mandar un mensaje de concienciación para los más jóvenes, a los que alentó para no bajar la guardia en el acto de despedida que se organizó ayer y que contó con la asistencia del consejero de Sanidad en funciones, Enrique Ruiz Escudero: «Esto no es una broma, cuidaos vosotros y a los que tenéis cerca porque el virus no se ha ido».

El Hotel, con capacidad para 1.164 personas convertido durante la pandemia en una extensión del Gregorio Marañón, ha permitido liberar camas en los hospitales, donde se encontraban los más graves, y ha llegado a tener una media de cinco ingresos diarios de personas que requerían una atención intermedia por que eran infectados menos graves.

En los momentos de más afluencia llegó a alojar hasta a 156 personas que han recibido la atención de 220 profesionales sanitarios.

El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ayer, con todo el equipo del hotel medicalizado
El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ayer, con todo el equipo del hotel medicalizado©Gonzalo Pérez MataLa Razón

José Luis Escalante, el hasta ahora coordinador de este hotel medicalizado, ayer no pudo ocultar su satisfacción personal por el trabajo que ha realizado el personal sanitario que ha trabajado durante todos estos 15 meses y el reto que ha supuesto desempeñar un trabajo y poner en marcha un recurso «desde la nada, sin información previa y en 24 horas. A los seis días de ponerlo en funcionamiento, llegó a estar completo con 164 pacientes».

Escalante agradeció el trabajo de los profesionales y las muestras de afecto recibidas, lo mismo que Cristina Arias, supervisora de Enfermería, quien también hizo hincapié en que el hotel medicalizado fue un recurso útil para los sanitarios del Gregorio Marañón durante la borrasca Filomena, al dar alojamiento a aquellos que no pudieron desplazarse a sus domicilios.

En el hotel medicalizado se diseñó una nueva forma de seguimiento de los pacientes. Así, los médicos realizaban un control telefónico llamando varias veces al día a los pacientes para ver cómo estaban, pautarles la medicación o darles el alta. A los ingresados se les llegó a enseñar a usar el pulsioxímetro, que mide la saturación de oxígeno en sangre y ellos mismos se tenían que poner el termómetro tres veces al día. Estaban monitorizados las 24 horas. «Aunque el personal de enfermería ha tenido que restringir el contacto físico con el paciente, la humanización de la asistencia ha sido nuestra prioridad y, en este sentido, las nuevas tecnologías nos han ayudado a acercar a los pacientes a sus seres queridos durante el ingreso», destacó Arias.

Con la marcha del último paciente, el director del hotel Ayre Gran Hotel Colón, Alberto García, ya hace planes para la reapertura del negocio hotelero. Porque ya tiene reservas. El servicio de restauración está previsto que se reanude en el plazo de una semana o diez días, lo mismo que la apertura de las terrazas.

En cuanto al alojamiento, la previsión es abrir al público la parte no medicalizada a finales de junio. «Con el bloque medicalizado hay mucho trabajo que hacer, llevará dos meses su limpieza y desinfección, pero estamos muy satisfechos con el trabajo realizado después de que nuestro presidente, Abel Matutes, se ofreciera de manera desinteresada a dar este servicio a la sociedad», cuenta García. La experiencia vivida ha creado vínculos para los que han pasado por el hotel estos meses. «He tenido clientes que han sido pacientes y que quieren volver a ser clientes».

Miguel León, uno de los auxiliares de enfermería que ha permanecido en el centro desde que empezó la pandemia
Miguel León, uno de los auxiliares de enfermería que ha permanecido en el centro desde que empezó la pandemia©Gonzalo Pérez MataLa Razón

Miguel, auxiliar de enfermería:
«Hemos vivido momentos duros»

Miguel Ángel León es auxiliar de enfermería y empezó a trabajar en el hotel en marzo de 2020. Comenzó en la cuarta planta y, a los pocos días, el volumen de pacientes era tal que llegó hasta la sexta. «Hubo momentos muy duros, nos venían ambulancias con pacientes infectados y esto era un no parar. Los pobres pacientes venían asustados porque no sabían muy bien donde venían, pero los recibíamos en los pasillos y los íbamos ubicando». Él mismo fue paciente durante cuatro días al dar positivo en un test. «Estoy contento de ver que esto se cierra y que los pacientes mejoran, pero ha sido muy duro».