Seguridad

Seguridad privada: proteger sin ser protegidos

“Trabajamos en un sector que ve cómo merman sus derechos y crecen sus obligaciones”

Vigilantes de seguridad, en una tienda madrileña
Vigilantes de seguridad, en una tienda madrileñalarazon

Seguridad Privada. Dos palabras que cuando se mencionan a más de uno se le vienen a la mente palabras como “guarda jurado”, “vigilante jurado”, “guardia de seguridad” y hasta “segurata”. Palabras que no definen un sector que viene regulado desde la época de Isabel II.

A través de los años, este sector, al igual que la sociedad española, ha ido evolucionando. Pero al contrario que la sociedad, padecemos una serie de males endémicos: convenios firmados por sindicatos y patronal a la baja; intrusismo profesional; empresas “low cost”, o como las conocemos los que nos dedicamos a este sector, “piratas”, como denunció y saco en nota de prensa la Asociación Marea Negra por la Seguridad Privada. Concretamente, los compañeros de Cádiz,

Un caso muy sonado fue el de Terracosta, empresa que incumplía de manera sistemática el actual convenio colectivo, explotando a sus trabajadores. Causas en las que la inspección de Trabajo de Cádiz y la Unidad Territorial de Seguridad Privada de Cádiz nos han dado la razón. Casos como este se repiten de manera sistemática sin que nadie del Gobierno haga nada para pararlo, ni los famosos “agentes sociales”.

Es un sector que, cada mes que pasa, ve cómo merman sus derechos y aumentan sus obligaciones, sin respetar el articulado de la Ley de Seguridad Privada vigente, ni el Reglamento, por parte de clientes sin escrúpulos que sólo miran por su beneficio independientemente de que sean clientes privados, como un supermercado o la propia administración publica contratando empresas de la peor calaña como la mal conocida Seguridad Integral Canaria, por ejemplo. Un sector que durante la pandemia del COVID-19 ha venido cobrando un plus de peligrosidad de 20,19 eurow al mes por exponer su salud y la de su familia por la labor esencial que hemos venido desarrollando durante todo el Estado de alarma.

Pero, como reza el título, “Proteger sin ser protegidos”. Cuando se inoculó la primera dosis de la tan ansiada vacuna contra esta pandemia, este sector estuvo y está esperando, ya sin ningún tipo de esperanzas, a que un “comité de expertos” y el consejo interterritorial de salud de las comunidades autónomas incluyan a este sector, declarado como esencial, en un plan de vacunación que no llega. La indefensión jurídica y material es algo a tratar de manera urgente por parte de los poderes políticos. Día tras día, desde esta asociación, reclamamos a estos poderes elegidos por el pueblo español que, sin cabida al titubeo, se modifique la Ley de Seguridad Privada 5/2014 y se actualice un reglamento que lleva vigente desde el año 1994, además de recalcar a toda la sociedad el respeto y reconocimiento que este sector tan demacrado merece, debido a las intervenciones positivas para la sociedad que muchas veces, por desgracia, realizamos en la oscuridad, sin que nadie lo sepa, sin que ningún medio de comunicación de noticia de ello.

También desde la Asociación Marea Negra por la Seguridad Privada animamos a todos los compañeros y os lanzamos un mensaje: no estáis solos, no estáis abandonados, sois esenciales para la sociedad, debéis sentiros orgullosos de vestir vuestro uniforme día tras día. Debido a vuestra profesionalidad seguiréis adelante, animo compañeros.