Después de 5 años de batalla judicial porfin ha sido restituida la calle del fundador de La Legión en la capital de España. Ha tenido que ser acabando el mes de agosto, en pleno sofoco veraniego, para que veamos de nuevo sus placas en la ciudad que le acogió hace un siglo.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia es incontrovertible; su presencia en el Callejero de Madrid data de 1923 y por motivos previos a la Guerra Civil española. Por lo tanto, Millán Astray nunca podrá ser objeto de aplicación de ninguna venganza histórica.

En el callejero madrileño está tan blindado como el Cid Campeador o Carlos V, por mucho que rujan los que ayer quitaron su nombre. Hicieron mal y ni siquiera ahora son capaces de reconocerlo.

Al tener conocimiento de la restitución de las placas, me acerqué a esa calle con el presidente de la Plataforma Millán Astray, para presenciar el buen trabajo de los operarios municipales.

En la calle, todos los vecinos se felicitaban por la restauración del anterior nombre. Los mismos vecinos a los cuales nunca se les preguntó su opinión al respecto de la retirada.

Ni rastro en esa calle de los agitadores en Twitter de la extrema izquierda, ni de Rita Maestre, ni de Iñigo Errejón, ni de Sánchez Mato y otros tantas nulidades; en esa calle, el día de la restauración, sólo estaba el pueblo de Madrid que no se va de vacaciones, el pueblo humilde y trabajador, los mismos que felizmente veían que el nombre del fundador de La Legión volvía a sus vidas.

Los agitadores incitan al odio en Twitter desde sus cómodos resorts veraniegos, yates de lujo o demás islas del tesoro; ayer los más felices son los que sin entrar en Twitter al alzar sus miradas veían en lo alto de sus edificios: Calle General Millán Astray.

Guillermo Rocafort es portavoz de la Plataforma Millán Astray