Entrevista
Alfredo Cáliz: “Mirar el mundo te cambia. Pero hay que mirarlo con atención para ver lo que tienes delante”
El fotógrafo ha relatado en una exposición de 20 fotografías en plena calle Serrano la realidad de los jóvenes mauritanos que buscan un futuro mejor.
Mauritania ha aterrizado en plena milla de oro madrileña. Alfredo Cáliz (Madrid, 1968) se define como fotógrafo de personas, lugares y cosas. Es el autor de la exposición fotográfica que ha acogido durante dos semanas la céntrica calle de Serrano en Madrid.
“Empleos que cambian vidas: Construir en Mauritania” cuenta con 20 fotografías que representan las experiencias de los jóvenes mauritanos que se han visto beneficiados por los programas que desarrolla esta organización cuyo único objetivo es crear oportunidades y mejorar sus protección.
¿Qué hacen los jóvenes mauritanos en plena calle de Serrano?
Yo no he sido partícipe en la elección de la calle donde se ha puesto la exposición.Teníamos claro que queríamos que fuera al aire libre y se que nosotros, la OIT, hablamos con el Ayuntamiento de Madrid, pero no creo que se haya elegido a dedo. Creo que se suelen hacer este tipo de eventos aquí, tengo amigos que han expuesto aquí.
Después de exponer en lugares notables como el Círculo de Bellas Artes, la Casa Encendida, La Fábrica... ¿Por qué esta vez en la calle?
Pensando en la posibilidad de traerlo a España, quizás el contexto Covid empujó un poco a esa idea. Al verlo ahora en Serrano, nos ha parecido un acierto absoluto. Serrano no es barato, pero tiene un alto índice de que gente inesperada se la encuentre.
¿Cómo surge entonces esta colaboración de la OIT y el Ayuntamiento de Madrid?
Yo trabajo con la OIT en Mauritania, donde hemos hecho todo el trabajo durante cuatro años. No pudimos exponer allí las fotografías hasta junio, por el Covid. Planteamos la idea de moverla a España, yo soy de Madrid y el director de la oficina de Mauritania también vive aquí, así lo elegimos. Hablamos con el Ayuntamiento y acogió desde el primer momento muy bien la idea, vieron que había un trabajo bastante serio, pues es difícil que alguien le dedique hoy en día tanto tiempo a un tema. Así ha sido.
¿En qué consisten estos proyectos que llevan a cabo con los jóvenes Mauritanos?
El proyecto cuenta con dos patas, dos líneas de trabajo y ahora estamos trabajando en la tercera. De las dos primeras se han editado dos libros: “Cuaderno de tierra” y “Cuaderno de Mar”. El primero habla sobre el seguimiento de las dos primeras escuelas que hizo la OIT al sur de Mauritania , en Kaédi y Sélibaby. Y el segundo sobre cursos de formación para pescadores en un país en el que no hay tradición pesquera -excepto un par de núcleos-. Abrir a los jóvenes el empleo en el sector de la pesca artesanal.
¿Y la tercera?
Los refugiados es la tercera línea de trabajo mayoritaria de la OIT en Mauritania. El trabajo que están haciendo en Mbera, un campo de refugiados donde hay 60.000 malís que huyeron en 2012 de la guerra. Esta gente está en la frontera, entre Mali y Mauritania, y la organización está construyendo centros de formación, escuelas y un centro de agroalimentario. Hacen cursos de formación dentro de un formato que se llama “Taller escuela”, donde aprenden mientras construyen un edificio.
¿Qué le motivó a traer esta realidad a Madrid?
Todo esto está financiado por la Unión Europea, yo trabajo para la OIT que es Naciones Unidas. Por un lado, difundir el trabajo que se está haciendo allí y visibilizar la realidad de un país como Mauritania. Mucha gente no sabe ni dónde está, pero tenemos acuerdos pesqueros, nuestra relación es más estrecha de lo que pudiera parecer.
¿Cómo explicaría a los europeos lo que está pasando en Mauritania?
Para mí Mauritania es un país muy interesante porque no se conoce. Está muy cerca de Canarias y creo que es importante desterrar todos estos estereotipos de la inmigración y la invasión por parte de los africanos. Yo no la he vivido en ningún momento así, es un país donde la gente se quiere quedar en su país. Ese es el mensaje que queremos transmitir, abrir los ojos a las personas para que miren un país muy diferente pero que nos queda muy cerca.
Ha viajado por todo el mundo, ¿Cómo vuelve uno de una experiencia así?
Ha sido una experiencia muy bonita. Había trabajado muchos años fotografiando Marruecos y también el África negra. Mauritania ha sido para mí una forma de entender y conectar esos dos mundos, porque es dónde se encuentra lo árabe con lo negro del África. Es ese país que hace de colchón entre ambas culturas. ¿Cómo vuelves? espero que comprendiendo un poco mejor lo que pasa en el mundo y concretamente en esa parte tan compleja. Llevo haciendo esto más de 30 años, para mi todo son piezas que contribuyen a que cuente mejor África y a la vez explicármela a mí mismo mejor.
Después de esto, no solo profesionalmente imagino que personalmente también le tiene que cambiar la mirada, ¿no?
Yo he acostumbrado ya mi mirada a Mauritania. Es una ciudad en cambio permanente. Siempre que voy descubro algo nuevo. La primera vez que llegué, se aterrizaba en el centro de la ciudad y ahora es una calle más dónde la gente va con sus coches. Se ha construido un aeropuerto, carreteras nuevas, hay farolas... es una ciudad con mucho movimiento. Mirar el mundo te cambia. Pero hay que mirarlo con atención para poder ver lo que tienes delante, que no siempre es fácil.
✕
Accede a tu cuenta para comentar