Tabernarios

Coalla, un ultramarinos con tapeo singular en pleno Madrid

Los vinos diferentes, la charcutería y los quesos son los fuertes de este establecimiento

Taberna Coalla
Taberna CoallaEnrique CidonchaLa Razón

Quienes sean amantes de la buena mesa y viajen a menudo tanto a Oviedo como a Gijón, seguro que son clientes habituales de Coalla. Y, desde que Ramón Coalla apostó por la capital para abrir una cuarta sede, en ella el desfile de madrileños que buscan productos gourmet súper especiales es continuo. Incluso, el invierno poco frío y seco que estamos teniendo provoca que hayamos hecho nuestra la terraza. Eso sí, después de entrar a curiosear qué atesoran las estanterías del establecimiento, ya que es posible degustar lo que nos apetezca de ella.

Llaman la atención la mayonesa y el kétchup con ginebra, de la marca Gin Mayo. También, una adictiva mostaza con higos y una selección de aceites de oliva virgen extra muy estudiada para llevarse a casa. No faltan las distintas etiquetas de Castillo de Canena, de Patio de Viana, de Jaén (9.90 euros), La sombra del grillo, cuyos productores son los responsables de Cobardes y Gallinas, y un picual extracción en frío, de Jaén, de la casa, que cuesta 5,90. Es la muestra de que los productos con la marca de la casa son excelentes y tienen unos precios muy competitivos. Las verduras son de La Rioja y la selección la realiza Ramón Coalla, segunda generación de un negocio familiar, fundado en 1955, de cuya gestión en Madrid se ocupa tanto su hijo Gonzalo como Mireia Humet.

Delicias poco habituales

Sobre todo, se encuentran delicias poco habituales que poca gente ha probado aquí, como las conservas de Güeyu Mar, y otras que tienen que estar sí o sí, como las de Ramón Franco. El establecimiento se sustenta sobre cuatro patas. La primera es el vino, porque, además de poseer esta tienda de 400 metros cuadrados, sus responsables son distribuidores. Es decir, distribuyen a numerosos locales de hostelería y a tiendas. Y, para ello, cuentan con 10.000 referencias. Sólo en el local hay espacio para 1.400, las demás descansan en un almacén: «Al ser representantes de numerosas bodegas, somos muy competitivos», dice Mireia.

¿Lo mejor? Es posible catar y conocer una botella a precio de tienda. Se encuentran perfectamente ordenadas en la segunda planta, que acoge una mesa para catas y otras dos de degustación: «Queremos que los comensales prueben vinos divertidos y diferentes. Tenemos ejemplares desde 10 euros a 10.000», añade. Por eso, la oferta de vinos por copas es amplísima y, encima, cambian cada mes, tanto los espumosos como los blancos, tintos, rosados, cervezas, vermuts y sakes. Nos recomienda un Pierre Gimonnet Rosé.

La otra, es, sin duda, la charcutería y los quesos. Tienen seleccionados 3.000, aunque en la vitrina encontramos 120. Desde el que fuera nombrado mejor del mundo: el River Blue, de la quesería Rogue Creamery de Oregón, el brie de Meaux, el Kraftkar, el suave y elegante alemán Chiriboga, el Wrangebäck o el Brabander, que alguno o varios deben formar parte de esas tan demandadas tablas. En cuanto a los embutidos, los de Maldonado no fallan. Tampoco, los de Cal Rovira (bull negra, chistorra…), ni el prosciutto cruzado, de Negrini, ni la maravillosa copa, de Joselito. Manjares, que acostumbran a compartir mesa con el salmón y la anguila.

Los arenques con chucrut de remolacha y encurtidos es una de nuestras raciones preferidas del bar dentro de un picoteo con las gildas, de Codesa, los boquerones, de Nardín, en vinagreta con tomate y piparras y el carpaccio de vaca Casa Milia con balsámico y pecorino. Como novedad, las huevas de mújol y de maruca. Y, como plato fuerte, escogemos las verdinas con pulpo, aunque la carta anuncia fabada, verdinas con pulpo, los callos de bacalao, de Cartier, con garbanzos y el risotto, que aquí se hace con «puntalettes» y se sirve con carrilleras ibéricas y alioli de boletus. El toque dulce nos lo pone un arroz con leche Yotur caramelizado. Incluso, los destilados son singulares.

Taberna Coalla
Taberna CoallaEnrique CidonchaLa Razón
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La copa de Joselito, las navajas a la brasa, de Güeyu Mar, y el corte de foie Etxenique con galleta Destrooper (en la imagen) son unos perfectos caprichos culinarios, más si los armonizamos con un blanco muy especial como es el Selbach Oster Riesling Kabinett.