Prostitución

¿Cómo ha impactado la Covid-19 en las personas que ejercen la prostitución en Madrid?

“No disminuye el número de personas que ejercen la prostitución, salvo en la pandemia, lo que pasa es que ahora están más escondidas” cuenta Miguel Ángel del Olmo, coordinador de la ONG In Genero

Sala Kixx de Fuenlabrada. Hotel y discoteca con club de alterne que se está viendo afectado por la pandemia y por las medidas tomadas por el gobierno para controlar los contagios.
Sala Kixx de Fuenlabrada. Hotel y discoteca con club de alterne que se está viendo afectado por la pandemia y por las medidas tomadas por el gobierno para controlar los contagios.©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

In Género es una ONG en defensa de los derechos humanos de las personas que ejercen la prostitución y víctimas de la trata en España. La asociación, respaldada por la Comunidad de Madrid y por Participación Ciudadana del Ayuntamiento, ha publicado los datos sobre la intervención de prostitución en la Comunidad de Madrid en 2021. El pasado año se atendieron a un total de 2.358 ciudadanos (2005 mujeres, 312 mujeres trans y 41 hombres) y las procedencias más numerosas del colectivo son Colombia, República Dominicana, Rumanía, Ecuador y Paraguay; de origen español fueron un total de 154 personas. De 260 lugares visitados en Madrid, los espacios privados son el punto de encuentro por excelencia (131) frente a clubs (115) y la calle (14). El equipo de investigación informa de que las zonas del sur de Madrid son las más propensas a estas actividades. La edad media es de 36 años, aunque un 12% lo ocupan personas que recién alcanzan la mayoría de edad, entre 18 y 23 años.

Los datos revelan la dificultad de estas personas a la hora de acceder al mercado laboral de forma regular, pues una vez se comienza a ejercer resulta difícil abandonar. Un 29,5% permanecen entre uno y tres años y un 19,5% más de diez. Esto se debe a la situación precaria y de inestabilidad económica, además de un número de familiares a su cargo: cerca del 50% tiene bajo su responsabilidad entre tres y cinco personas, y casi el 40% entre una y dos. Estas duras condiciones, sumadas a la falta de estudios superiores (ni siquiera el 15%), es una de las causas del desconocimiento de los servicios sociales a los que pueden acceder; es aquí donde In Género facilita atención y asesoramiento en ámbitos sociales, jurídicos, sanitarios, laborales y psicológicos.

Los pisos, donde se ejerce principalmente tras la pandemia

La asociación considera que la actual Ley de Extranjería es obsoleta, tiene más de 22 años y no responde a los problemas coyunturales. “Cuando los inmigrantes llegan a España, están condenados a vivir durante tres años de forma irregular. Con lo cual, ¿qué hace una persona durante tres años aquí?, cuando tu proyecto migratorio es alcanzar determinadas metas básicas y las de la familia que arrastras”, expresa el coordinador, Miguel Ángel del Olmo. A su vez, la ONG se marca como fundamento ir reconociendo, junto a las personas que ejercen la prostitución, las necesidades para tejer nuevos programas actualizados que sí respondan a las vicisitudes del momento. “Lo que es absurdo es programar políticas y plantear recursos desde los despachos porque al final fracasan, lo que necesitamos es que las personas afectadas participen en el diseño de las actividades de las políticas que queremos cambiar”, sentencia.

En Madrid, antes de la pandemia el lugar más habitual era el club de alterne. Esto cambió de forma importante y el porcentaje de las personas que ejercen en clubs se reduce a más de la mitad, pasando a ser los lugares preferentes los pisos privados. Según Miguel Ángel del Olmo, si se fomentan las políticas de visitar clubes (In Género no participa con la policía en realizar redadas), lo que se genera es que las protagonistas desconfíen de las asociaciones, cada vez estén más ocultas y, por ende, más desprotegidas. “Nosotros creemos en crear sensación de confianza y protección necesaria para acceder al colectivo”, confiesa. El coordinador entiende que hay que actuar sobre este fenómeno desde lo científico y no desde lo moral. Por ello, no se sitúan en ningún partido político ni se posicionan en el debate de la abolición, sino que apuestan por una metodología de intervención social con datos sociodemográficos, números, ubicaciones, colaboraciones etc., siempre legando la participación social.

Por último, destacan los problemas principales que acarrean los afectados, los cuales pasan por el acceso al sistema sanitario, la falta de regularización en su situación administrativa, el difícil acceso a la vivienda en Madrid, y los perfiles de personas cada vez más mayores. Hasta hace años la media de edad estaba en 30 años y ahora en 36, y suelen ser perfiles que ya ejercían desde antaño o que han perdido sus trabajos precarios como el cuidado de personas mayores o la limpieza. Desde la ONG reclaman la necesidad de recursos específicos y atención a quienes quieran abandonar la prostitución, pasando por un empleo estable y autonomía personal.