Candilazo

El vino más castizo de Madrid se hace en Colmenar de Oreja

El proyecto vinícola Wine&Went ha elaborado junto a Bodegas Figueroa “Candilazo”, un tinto con el que buscan homenajear los característicos atardeceres de la ciudad

Jesús, propietario de Bodegas Figueroa, pertenece a la séptima generación de bodegueros con este apellido
Jesús, propietario de Bodegas Figueroa, pertenece a la séptima generación de bodegueros con este apellidoAlberto R. RoldánLa Razón

Que Madrid es la única capital de Europa con denominación de origen (D.O.) propia es un dato desconocido a la par que sorprendente para muchos. Pero lo cierto es que el Consejo Regulador de «Vinos de Madrid» abarca cuatro regiones de vino en la Comunidad Autónoma, donde se reparten las 51 bodegas inscritas con El Molar en la zona norte, Navalcarnero al sur, San Martín de Valdeiglesias al suroeste, y Arganda al sureste. Es en esta última subzona donde se ubican su gran mayoría y es Colmenar de Oreja el municipio con más bodegas de toda la capital. Aunque en la actualidad cuenta solo con seis, Jesús Figueroa, propietario de Bodegas Figueroa, recuerda aún los tiempos en los que estas superaban la docena.

A tan solo 60 kilómetros de la capital, en esta bodega familiar llevan elaborando de forma tradicional sus vinos desde hace más de dos siglos. Fundada en 1812, es una de las bodegas con más historia de la ciudad y en la actualidad está regida por la séptima generación de bodegueros con apellido Figueroa. Basta con poner un pie en sus instalaciones y entender cuánto de cierto es lo de que los pequeños detalles marcan la diferencia. A pesar del paso de los años, su evolución y adaptación fruto del paso del tiempo no han hecho desaparecer las ganas, la pasión, el entusiasmo o la ilusión que un día tuvieron sus predecesores. Y como la elaboración de un buen vino comienza en el propio viñedo, estos cuentan con 25 hectáreas propias, estratégicamente ubicadas y que visitan a diario con el único fin de producir una uva que alcance la excelencia. Para ello han logrado la combinación perfecta entre los métodos tradicionales y el uso de las últimas tecnologías.

Colmenar de Oreja es el municipio madrileño con más bodegas de la Comunidad de Madrid. Entre ellas, Bodegas Figueroa, con más de dos siglos de historia y tradición.
Colmenar de Oreja es el municipio madrileño con más bodegas de la Comunidad de Madrid. Entre ellas, Bodegas Figueroa, con más de dos siglos de historia y tradición.Alberto R. RoldánLa Razón

«Nos encargamos de todo el proceso de producción. Después de la vendimia, que hacemos durante el atardecer para que la fruta esté en su punto óptimo, trasladamos las uvas a nuestras instalaciones y, una vez aquí, vamos elaborando los diferentes caldos», detalla Figueroa. Con capacidad para cien mil litros anuales, en sus depósitos de acero inoxidable y las mejores barricas de roble francés y americano, reposarán en las próximas semanas una nueva cosecha de las diferentes variedades que cultivan: moscatel de gran menudo, malvar, macabeo y sauvignon blanc, en lo que a vinos blancos se refiere, y tempranillo, merlot, syrah y cabernet sauvignon, para vinos tintos. Y será el paso del tiempo, las innumerables pruebas y los diferentes ajustes los que conformarán un perfecto resultado.

Jesús Figueroa, propietario de Bodegas Figueroa, comenzará la cosecha de sus 25 hectáreas propias de viñas en las próximas semanas
Jesús Figueroa, propietario de Bodegas Figueroa, comenzará la cosecha de sus 25 hectáreas propias de viñas en las próximas semanasAlberto R. RoldánLa Razón

En la actualidad son diez vinos diferentes los que se elaboran allí, uno dulce, dos blancos y siete tintos, al que acaba de incorporarse un vino más castizo si cabe. Jorge Fernández y Alejandro González son dos de los fundadores de Wine&Went, un proyecto vinícola que nace de la pasión por la viticultura, con la idea de crear vinos interesantes con pequeños productores e intentar que contar historias que hagan conectar a la gente. Así, hace algo más de dos años, con la premisa de homenajear los característicos atardeceres de la ciudad, nació «Candilazo». O como también se conoce a ese efecto luminoso, que se genera cuando el sol ilumina el atardecer y el cielo se ilumina de colores fascinantes, haciendo justicia a eso que todos conocemos de «Madrid al cielo».

«Siempre partimos de una idea y con ella buscamos pequeñas bodegas con las que poder trabajar y que puedan llevarla a cabo», cuenta Fernández a LA RAZÓN. Así, después de mucho recorrido y con el pensamiento de salirse de lo que estaba de moda en ese momento en la capital, encontraron la línea y estilo que les encaja en Bodegas Figueroa. «Queríamos trasladar la idea de diversidad que tiene Madrid. Hacer un vino con el que poder jugar con varias uvas, una autóctona y con uvas de fuera, y que aportase así lo que es esta ciudad», detalla.

El bodeguero Jesús Figueroa junto a Alejandro González y Jorge Fernández, fundadores de Wine&Went
El bodeguero Jesús Figueroa junto a Alejandro González y Jorge Fernández, fundadores de Wine&WentAlberto R. RoldánLa Razón

A pesar de que la combinación exacta no existe, pues cada cosecha es diferente y no hay dos vinos iguales, la que buscaban la encontraron en un elevado porcentaje de uva tempranillo, en torno al 80%, un 15% de merlot y un 5% de cabernet sauvignon. Alcanza su crianza primero con cuatro meses de barrica de madera de roble americano, para lograr la oxigenación necesaria con la que mantener el sabor a fruta y aportar finura y equilibrio, y un año más en botella. Y termina por sorprender por una intensidad aromática muy característica, con presencia de regaliz y frutos rojos.

Según el maestro bodeguero el verdadero secreto está en el control del tiempo y temperatura. De ahí que la vendimia la lleven a cabo en el atardecer, casi de noche, y con temperaturas más bajas. «Es la única forma de controlar la uva, si esta te llega con una temperatura muy elevada ya está fermentando. Sin embargo, por la noche logramos ese control y que esta fermente en los depósitos. Y ya es cuestión de ir probando», señala Figueroa. Así, a través de unos serpentines, enfrían el mosto lo máximo posible para controlar que la temperatura no se dispare, haga una maceración en frío y poder extraer toda la sustancia de la uva.

El mimo y la dedicación que hay en todos los procesos que conlleva elaborar este vino marcan la diferencia con el resto que hay en el mercado. «Han sido muchas horas de trabajo, a base de prueba y error, de compartir experiencias y escuchar para aprender de toda la gente que nos ha rodeado en el proceso», confiesa González.

Candilazo es el un nuevo tinto de Wine&Went, elaborado en Bodegas Figeroa y que se puede adquirir en la propia bodega o en sus páginas web
Candilazo es el un nuevo tinto de Wine&Went, elaborado en Bodegas Figeroa y que se puede adquirir en la propia bodega o en sus páginas webAlberto R. RoldánLa Razón

Fue durante el proceso de trabajo, donde también ocupa un importante lugar la imagen de sus vinos, cuando conocieron el trabajo de José Ángel Izquierdo. Un fotógrafo madrileño que lleva capturando desde hace más de diez años los atardeceres de la capital. Así, Candilazo es también el resultado de analizar, con un algoritmo de inteligencia artificial, más de 100.000 instantáneas para extraer su esencia: los cinco colores básicos que lo pintan y con el que han elaborado la etiqueta para este vino. Con esto podemos decir que el amarillo pálido, el naranja, el morado vino y los azules cielos y cobalto son colores que comparten todos los atardeceres de la capital y que ahora envuelven el vino que podríamos denominar el más castizo.