Educación
Polémica en Madrid por las 12 horas de colegios abiertos
Los profesores se oponen a «cargar» con la conciliación de los padres, que reivindican la apertura de centros para la ciudadanía
Cuando se inició el curso escolar la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se abrió a la posibilidad de ampliar el número de días lectivos, pero siempre después de escuchar a las familias y a los docentes. En la misma senda, el portavoz socialista, Juan Lobato, planteó en el Debate del Estado de la Región la posibilidad de que los colegios permanecieran abiertos once meses al año de siete de la mañana a siete de la tarde. La propuesta quedó sobre la mesa como una opción que podría permitir la conciliación a los padres, pero ahora se plantea una duda: ¿Es bueno que esto sea así? La iniciativa es motivo de opiniones encontradas y cuenta con defensores y detractores.
De entrada, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid y consejero de Educación, Enrique Ossorio, ayer admitió que la propuesta «es interesante» pero mostró sus dudas sobre la conveniencia de que se pueda llevar a cabo. Entre otras cosas porque «no podemos perder de vista que la función fundamental de los colegios es la enseñanza. Tienen un componente de conciliación, pero lo esencial es la enseñanza». De hecho, aludió a los planes de refuerzo que ya existen en los centros y que han supuesto un incremento desde el punto de vista presupuestario y en el número de beneficiarios. Se trata del «Plan Refuerza» para los institutos, el «PAE», de acompañamiento y apoyo escolar, que este año llegará a 346 centros y al doble de alumnos, además del Proa plus. A esto habría que sumar, según el consejero, que las AMPAS ya se encargan de organizar el horario ampliado, además de otras actividades extraescolares. Por eso admitió que «no es un tema fácil», aunque se mostró dispuesto a hablarlo con los docentes y las familias.
¿Y qué opinan los profesores de la propuesta? El sindicato de profesores ANPE se mostró en contra de la medida propuesta por el PSOE. Andrés Cebrián, su presidente, cree que la idea de las doce horas de apertura de los colegios once meses del año parte de una «idea equivocada de la conciliación». «La conciliación pasa porque las empresas tomen medidas para que las familias puedan estar con sus hijos. Ya hay actividades extraescolares y los colegios no son centros asistenciales y también tienen que limpiarse. Lo que se plantea, cuando se habla de conciliación, es de que me quiten a los niños de encima para que pueda trabajar más horas, pero los medios los tienen las empresas».
En la misma línea Miguel Ángel González, responsable de CSIF Educación Madrid, cree que «la conciliación es que las familias puedan estar más tiempo con sus hijos, no que éstos estén más tiempo en la escuela». De llevarse a cabo la iniciativa, cree que «debería quedar claro que la ampliación horaria queda fuera del calendario escolar y es una labor meramente asistencial porque nosotros, como profesores, no podemos llevar a las espaldas el problema de la conciliación».
Para Isabel Galvín, la secretaria de Enseñanza de CC OO en Madrid, el asunto deja muchas dudas abiertas e incógnitas por despejar. «¿En que ratio por monitor se está pensando? ¿A qué número de familias se quiere llegar? ¿Se abrirá también los fines de semana y los meses de verano para las familias que trabajan en sectores que permanecen abiertos durante sábados, domingos, festivos o meses de verano? ¿Por qué 11 meses entonces y no 12?».
Además cree que hay que tener en cuenta otros factores como es el hecho de que «abrir los centros públicos requiere también garantizar las infraestructuras que son necesarias para esas actividades socioeducativas y pensar en quien abre y cierra, quién actúa de responsable de la actividad, de que administración depende porque los centros de infantil y primaria tienen titularidad municipal».
Para CC OO, hay que buscar las soluciones y las respuestas en el ámbito laboral y en el de políticas públicas específicas. «Son necesarias reducciones de jornada, permisos remunerados y ayudas para la crianza. La mirada hay que ponerla ahí. Y en la corresponsabilización».
La cuestión para Galvín es que los niños «necesitan estar con sus padres. Poniendo a los menores en el centro y desde la perspectiva de su bienestar, cabe preguntarse dónde están los límites de las jornadas y los calendarios interminables para los menores».
También UGT, a través de su secretaria de Enseñanza, Teresa Jusdado, ha ahondado en esta idea. «El fin de la escuela es educativo, no es la conciliación de la vida laboral y familiar». Insiste en que la conciliación es una cuestión que no afecta exclusivamente a las escuelas, sino a las empresas y sus convenios colectivos. Por ello, aunque la propuesta socialista considera que es bienintencionada, su puesta en práctica obligaría al «debate y aprobación de los órganos de participación de cada centro educativo, es decir, de los Consejos escolares».
En el lado opuesto del debate se encuentra la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) Giner de los Ríos, que ha reivindicado abrir los colegios como «espacios públicos para la ciudadanía. Cuando ya no son períodos lectivos tenemos unas infraestructuras que podríamos aprovechar más», asegura su presidenta, Carmen Morillas. A su juicio, palabras mayores son la conciliación. «No hay políticas que amparen las necesidades de las familias y hay que pensar y legislar para poder dar cobertura a este problema. Como ejemplo podemos poner los horarios laborales de muchos padres que llegamos a nuestras casas a las 22:30 o las 23:00, lo que condiciona el proyecto de vida de muchas familias, que se plantean no tener hijos porque no vamos a poder cuidar de ellos».
El parón del verano
¿Y qué opinan los expertos de la propuesta? Ismael Sanz, profesor titular de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) se apoya en las investigaciones de Doepke y Zilibotti que señalan que «durante el verano hay una perdida de competencias en lengua y, sobre todo, en matemáticas, que puede llegar un tercio de lo aprendido durante el curso. Este retroceso estival es más acentuado también en los alumnos de entornos desfavorecidos. Se olvida una parte de lo aprendido durante el curso escolar».
Por su parte Lucas Gortázar, director de Educación en Esade EcPol, cree que en materia educativa en España lo que se ha hecho es introducir parches y «el resultado son políticas frankestein. Es anómala la jornada continua, los niños pasan cinco o seis horas en los centros, en Primaria hay jornadas muy condensadas y en Secundaria, más aún, con un gran parón durante el verano». En su opinión, abrir las aulas de siete de la mañana a siete de la tarde «es una burrada» y, si se hace, hay que tener en cuenta varias premisas: «que haya una oferta de comedor universal y con un buen programa de becas, participación de los servicios municipales más allá del tiempo lectivo e invertir en el acondicionamiento de los centros por las altas temperaturas que se soportan en los meses de verano. A partir de ahí, podemos empezar a hablar de un sistema a tiempo completo con unos límites». ¿Y dónde están estos límites? «En las ocho horas. Pero hay que poner límites», señala.
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