Solidaridad

Adopta un Abuelo, la ONG que combate la soledad más allá de los 100 años

Alberto Cabanes fundaba hace diez años la organización que hoy es referencia en acompañamiento a ancianos que viven en residencias de mayores

Desde hace diez años, Adopta un Abuelo se ha convertido en la referencia en el acompañamiento de personas de la tercera edad. Su crecimiento se ha visto también impulsado por la concienciación que supuso la pandemia. En todo este tiempo, su colaboración con residencias de Madrid entre otras regiones, les ha permitido prestar su servicio a más de 6.200 abuelos. Desde esta organización, están convencidos, que actividades como la suya «mejoran la calidad de vida de las personas», asegura Rebeca López, vicepresidenta de la entidad.

Pero otra de las patas fundamentales de Adopta un Abuelo son sus voluntarios. Esta semana, varios de ellos le han querido organizar una fiesta sorpresa a Raquel, por su 101 cumpleaños. Eric, lleva acompañando a Raquel más de un año como voluntario. «Yo ya no tengo abuelos y para mí está siendo una experiencia brutal, he podido reencontrarme con algunas sensaciones años después», cuenta Eric. Adopta un Abuelo intenta conectar a los voluntarios más compatibles con los ancianos que más lo necesitan. «Estudiamos su disponibilidad y su ubicación, para facilitar que su compromiso se alargue en el tiempo», cuenta la vicepresidenta.

Al entrar en la oficina de Adopta un Abuelo, esperaban a Raquel, que tenía los ojos vendados, decenas de personas para felicitarla por sorpresa. A sus 101 años, no pudo contener la emoción ni disimular su asombro. Todos los voluntarios destacan el agradecimiento tan real que les transmiten las personas mayores, la gasolina para que la organización crezca. Entre sus muchas actividades y objetivos, está el de sacar con frecuencia a la gente mayor de la residencia, no solo reduciéndose al acompañamiento, sino a variar su rutina y cumplir los sueños de los mayores. En su web, tienen publicados momentos como cuando un abuelo de más de 80 años pudo visitar el nuevo estadio de su equipo, el Atlético de Madrid.

Rebeca recuerda que «no hay excusa para no participar con nosotros, el acompañamiento se puede hacer también de forma online o con cartas» Todos los recursos están disponibles para ayudar a uno de los segmentos poblacionales más olvidados, así como para erradicar la «enfermedad más silenciosa, la soledad. A pesar de no compartir apellidos, con el tiempo, voluntarios y abuelos se convierten en una verdadera familia. En ningún momento estas decenas de jóvenes dejan de velar por «sus abuelos», al igual que ellos no dejan de agradecerlo.

A pesar de haber ingresado en el selecto club de la gente que ha vivido más de un siglo, Raquel no pierde la perspectiva ni subestima los desafíos del presente. «Aunque haya vivido una guerra y tuviese que ir al colegio atravesando barrizales con calzado de madera, vivir en estos tiempos también tiene sus dificultades. La tecnología ha avanzado mucho, pero también multiplica los problemas y los retos», asegura Raquel. También añade que el secreto de su longevidad es el cariño que le profesa su familia, además del de su voluntario Eric: «Me considero una afortunada porque no me falta de nada y siento que mucha gente se preocupa por mí, pero no todas las personas que viven en residencias tienen mi suerte».

Entre los objetivos más inmediatos de esta organización está el de colocar la figura del abuelo en posición social que les corresponde. Pero también trabajan actualmente por «crear experiencias transformadoras que supongan un punto de inflexión en la vida de las personas, así como concienciar a los jóvenes de que pueden hacer mucho más de lo que creen por sus mayores». Por último, en Adopta un Abuelo está desarrollando una tecnología que permita conectar de forma sencilla a abuelos y voluntarios de todas las partes del mundo, haciendo que el traslado de los voluntarios a las residencias no sea la única alternativa de acompañamiento. Por si fuera poco, voluntarios como Eric, agradecen todo la experiencia y valores que absorben de personas como Raquel. «Este voluntariado te transforma como persona, saca lo mejor de ti y te hace sentir verdaderamente útil para la sociedad», comparte Eric.