Planes

Apicultor por un día: buscamos el auténtico oro de Madrid

Javier Garrido, del SAT El Jabado, explica la realidad del sector, que se ha visto afectado por la sequía

SAT EL Jabardo
Actividad de apicultor por un dá en el SAT EL JabardoLa RazónLa Razón

Que con qué se alimenta a la cría es lo que decide si será o no reina de la colmena. Que cada una de las abejas que la compone tiene una función. Que las abejas nunca atacan, solo se defienden. Y que los zánganos, aunque tengan mala fama, son esenciales. Estas son solo algunas de las cosas que se aprenden al escuchar hablar a

Javier Garrido, del SAT El Jabardo, donde acudimos para convertirnos, junto a ellos, en apicultores por un día. El Jabardo está constituido por un grupo de apicultores que se dedican, tal como señala Garrido, al cuidado y mantenimiento de los colmenares para la posterior extracción de miel y otros productos. Siempre, eso sí, con unos principios claros y un compromiso con la apicultura y la sostenibilidad. “Además de dedicarnos al aprovechamiento agrícola, es decir, a la obtención de miel, polen, propoleo, jalea real y otros productos, hacemos labores de divulgación sobre lo que es la apicultura, la abeja y cómo trabaja y de su importancia para el medio ambiente”.

Son muchos los grupos de personas que cada semana se acercan a conocer el mundo de la apicultura de la mano de estos profesionales, que son capaces de transmitir no solo lo que es su trabajo sino también sus valores hablando casi con ternura de estos animales. “Estamos llenos todos los fines de semana, tanto sábados como domingos”, asegura Garrido. De hecho, no solo se acercan a este punto privilegiado de la Sierra Norte de Madrid familias y empresas: “Hace dos fines de semana vino un grupo de 30 personas de la OTAN, pilotos, marines…”, señala Garrido.

Las visitas consisten, en primer lugar, de un recorrido informativo acerca de lo que es la apicultura, qué es un colmenar y cómo se desarrolla dentro de cada uno de ellos las abejas, cómo viven, cómo trabajan. “La gente suele sorprenderse mucho al conocer qué labor tiene cada habitante, que dentro de la colmena existe comunicación entre ellas, que se puede saber qué pasa dentro observándolas…”, asevera.

Después de este pequeño curso, y ya ataviados con el traje de seguridad, vamos a visitar el colmenar para ver en la práctica todo esto. “Buscamos la reina, vemos cómo nacen las abejas, buscamos zánganos que podemos coger, porque no pican”, añade Garrido, que asegura, además, que “la gente cuando viene suele hacerlo con mucho miedo, pero cuando se van lo hacen valorando mucho todo esto. Y sabiendo que la abeja es mucho menos peligrosa de lo que creemos, porque nunca ataca, solo se defiende… y no siempre”. Además, advierte que “siempre hay que hacer todo esto con el mayor respeto posible, ya que cada vez que abrimos la caja estamos irrumpiendo en el hábitat de las abejas, donde ellas se sienten seguras. Hay que utilizar movimientos suaves, evitar voces…”.

La extraordinaria miel de Madrid

En la comunidad de Madrid existen más de 13.000 colmenas repartidas en 114 municipios de la región. “De ellas surge un producto importante dentro del paraguas 'M productos de calidad' que tenemos dentro de nuestra Comunidad”, afirma a LA RAZÓN el director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Ángel de Oteo.

“Además, es una producción que da un importante apoyo a la biodiversidad necesaria en nuestra región y la importancia de la mejora de la polinización imprescindible en nuestra agricultura”, añade. Por todos estos parámetros, y con el objetivo de seguir favoreciendo el sector, existen una serie de líneas de apoyo, como es el Plan Nacional Apícola, y una nueva línea que ha desarrollado el Gobierno Regional este año dentro del Plan de Desarrollo Rural, con el que dota de 200.000 euros para la mejora de la biodiversidad y la polinización, ya que, tal como asegura de Oteo, “Madrid también es campo, y, sobre todo, también apicultura”.

Sin embargo, Garrido recuerda que “el trabajo del apicultor es muy duro”. Sobre todo, en estos momentos en los que empieza la colecta y que coincide con el calor que hace en Madrid. Y, más aún, cuando las condiciones climatológicas han puesto en un brete una gran parte de la producción. “Dependiendo de donde están las colmenas, la sequía de este año ha afectado en mayor o menor medida. La miel de primavera se ha perdido, porque la flor no se ha desarrollado”, explica Garrido. “Nosotros en la Sierra Norte no cogemos miel de primavera ningún año, pero lo que esta vez sí hemos perdido mucho ha sido el polen, que solemos sacar polen de jara, pero este año ha durado muy poquitos días también por la sequía, ya que han salido los capullitos de la flor, pero se han secado antes de abrirse. Por eso hemos sacado un poco menos de la mitad de polen que el año pasado, por ejemplo”.

En El Jabardo se dedican a la miel recogida a más de 1200 metros de altura, donde “ahora mismo hay como una segunda primavera, está todo florecido”. “Nosotros necesitamos ahora mismo la savia que suelta el roble, por lo que nos ha beneficiado todas las tormentas y la humedad que hay ahora”. A pesar de esto, “sí que perjudica el hecho de que si la primavera ha sido mala la colmena no se ha desarrollado suficiente, hay pocas abejas, lo cual significa un poco menos de miel, pero muy mal tiene que venir este año el calor para que no haya una buena colecta”. “Pero es cierto que, en otras zonas de Madrid, sobre todo en el sur, ha ido fatal debido a la sequía, y se ha perdido más de la mitad de la producción”.

A pesar de todo, la visita al SAT El Jabardo finaliza con “la parte dulce”, que es el taller de extracción de miel. “La miel de Madrid es muy rica, está muy bien valorada, y aquí podemos probarlo”, dice Garrido, mientras el grupo de visitantes coge algunos cuadros, quita la capa de cera con la que la abeja tapa la miel para meterlos en el extractor y envasar un tarrito que podrá llevarse a casa para seguir disfrutando de este tesoro que, este año, es más precioso que nunca.