Medio Ambiente

Botellas y tapones convertidos en arte en la Nebrija

Milanuncios impulsa una obra realizara a través de material reciclado, creada por el artista Arsenio Rodríguez y alumnos de la universidad

Mónica Escartín, una de las estudiantes de la Nebrija participantes, junto a la obra de Arsenio Rodríguez
Mónica Escartín, una de las estudiantes de la Nebrija participantes, junto a la obra de Arsenio RodríguezGonzalo Pérez

Afinando la vista, y con mucha paciencia, todos aquellos que se acerquen al Campus de Comunicación y Artes de la Universidad Nebrija, en la calle San Francisco de Sales, podrán contar las 115 botellas y 46 tapones que conforman la obra «Cierra el círculo». Inspirada en la «flor del paraíso» y de dos metros de altura, ha sido elaborada por Arsenio Rodríguez, artista gaditano que ha alcanzado la celebridad gracias a su imaginativo uso del plástico en sus diseños. Con todo, en esta ocasión, no ha trabajado solo: junto a él, los alumnos de la Nebrija, futuras promesas del arte, han aportado su visión al proyecto.

La instalación, que se podrá visitar hasta el próximo 16 de diciembre, es una iniciativa impulsada por Milanuncios. Y es que la empresa especializada en segunda mano pretende así poner en valor «el arte y la creatividad como palancas para transmitir un mensaje que conciencie a la población», en palabras de Íñigo Vallejo, portavoz de la compañía. «Queremos mostrar cómo la conciencia ecológica está también transformando la manera de consumir, particularmente de los más jóvenes. Un cambio de mentalidad que vemos reflejado en cómo el 85% de los españoles afirma haber utilizado plataformas de segunda mano y cómo se ha normalizado el sector», añadió. Para hacerse una idea del impacto que tienen estas transacciones, la venta de productos ya usados en Milanuncios supuso el año pasado un ahorro potencial de 7,7 millones de toneladas de CO2, el equivalente a 11,7 millones de botellas de plástico.

Dos de las estudiantes que participaron en el proyecto, Melina Fernández y Mónica Escartín, agradecieron esta oportunidad. «Qué mejor manera de comunicar y concienciar sobre la huella ecológica que a través del arte», compartieron ambas. Una reflexión que hizo suya también Arsenio Rodríguez. El artista confesó que, ya desde niño, se dedicaba a recoger botellas de la basura para ensamblarlas a mano. Casi como si fuera un «tetris» que, con el tiempo, ha ido evolucionando hasta hacer de aquel extraño hobby un arte.