Palacios de Madrid

El Capricho: una joya paisajística

Este parque alberga el palacio de los Duques de Osuna, epicentro de la vida social del siglo XIX en la Corte

Fachada del palacio de los Duques de Osuna, en el parque de El Capricho
Fachada del palacio de los Duques de Osuna, en el parque de El CaprichoAyuntamiento de Madrid

Evidentemente, no solo el centro de Madrid fue el lugar elegido por la nobleza y la burguesía para levantar los palacios. A partir del siglo XVIII fueron muchos los que decidieron levantar fincas de recreo a las afueras. Este es el caso que hoy nos ocupa doblemente, el palacio de los Duques de Osuna y el parque de El Capricho.

Esta amplia zona verde ubicada en el distrito de Barajas, próxima a la A-2, es una de las joyas más desconocidas de Madrid.

El Capricho es una muestra clara de la influencia de los jardines franceses e ingleses en la España del siglo XVIII. Creado por orden de la duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, se convirtió en un lugar de esparcimiento para la alta sociedad de su tiempo. El parque fue concebido en 1783 cuando la duquesa adquirió la finca. Durante casi 50 años, se desarrolló un plan paisajístico y arquitectónico que integraba elementos decorativos y edificaciones singulares en una composición única.

Arquitectos y jardineros como Ángel María Tadey y Pablo Boutelou participaron en su construcción, siguiendo las directrices de la duquesa, una mujer ilustrada con un profundo interés por la naturaleza y el arte. A lo largo de los años, el parque fue testigo de la vida social de la aristocracia madrileña pero, tras la muerte de la duquesa, en 1834, el lugar pasó a manos de sus herederos.

Con el tiempo, El Capricho sufrió un período de abandono, hasta que fue restaurado por el Ayuntamiento de Madrid a finales del siglo XX. Hoy, el parque es un bien de interés cultural y está protegido como Jardín Histórico.

Con sus más de 14 hectáreas, está dividido en diferentes áreas que reflejan las diversas corrientes paisajísticas de la época. Uno de los elementos centrales es el propio palacio, hoy en día en estado ruinoso.

Fuente del Parque de El Capricho
Fuente del Parque de El CaprichoLRM

Este palacio se levantó sobre un antiguo caserón existente, que fue ampliado y transformado por Manuel Machuca y Vargas y Mateo Medina en un auténtico complejo palaciego, con cuatro arcaizantes torreones en las esquinas, severas fachadas y un magnífico y ligero peristilo, reformado por Martín Martín López Aguado.

Consta de planta baja de forma casi cuadrada y tres patios, con el zaguán, la doble escalera principal y el comedor; la principal, con forma de H y dos terrazas entre los torreones, que contenía las habitaciones privadas de la duquesa, con el gabinete redondo ornado con pinturas de Goya; las del duque, sus hijos y la biblioteca, muchas con pinturas en bóvedas, y la alta, para el servicio y, en los torreones, despachos.

En cuanto al parque, quizás la zona más emblemática sea el Jardín de la Duquesa, con elementos del estilo inglés y francés, fusionando la tradición paisajística con un gusto muy personal. Esta área, también conocida como el Jardín de las Ranas, es un espacio donde los senderos sinuosos, las esculturas y las fuentes crean un ambiente mágico.

Destaca también el Casino de Baile, construido tras la Guerra de Independencia por el arquitecto Antonio López Aguado. Es una construcción de estilo neoclásico situada en un lugar privilegiado dentro del parque. En su momento, servía como centro de ocio para la aristocracia de la época. Destaca por su diseño octogonal y su ornamentación exquisita, que incluye una escalera monumental y una fuente adosada que alimenta el canal de la ría.

El agua es un elemento central en El Capricho. La Ría, un curso artificial de 400 metros de longitud, serpentea por el parque, culminando en un lago con islas. En este entorno, el embarcadero se convierte en un lugar clave para disfrutar del paisaje.

Uno de los edificios más curiosos del parque es la Casa de la Vieja, un espacio pintoresco diseñado por Tadey. Este edificio, una muestra clara de la moda de crear pequeños espacios bucólicos dentro de los jardines, evocando la vida rural, está construido con materiales populares que le confieren un aspecto rústico y sencillo.

El Capricho también tiene una parte menos conocida pero igual de fascinante: un búnker subterráneo utilizado durante la Guerra Civil Española. Construido para proteger a las tropas republicanas durante el sitio de Madrid, este búnker es una estructura de gran importancia histórica y arquitectónica.