Patrimonio

El comedor en el que se sientan monarcas, presidentes y ministros

LA RAZÓN se «cuela» en la residencia oficial de Reyes para conocer cómo es el riguroso montaje de la mesa imperial de la cena de gala

En tan solo cuatro horas, el imponente comedor de gala del Palacio Real de Madrid, volverá a ser testigo de un importante capítulo de la Historia de España. Con motivo de la visita de Estado del presidente colombiano, Gustavo Petro, los Reyes ofrecen un cena a más de un centenar de invitados. LA RAZÓN se «cuela» en el interior de la residencia oficial de Don Felipe y Doña Letizia para conocer in situ cómo es el riguroso montaje de la mesa imperial.

El trasiego de personal es constante. Mientras que en el Patio de la Armería varios operarios desmontan el Palco de Honor desde el que los Reyes y sus invitados –el presidente colombiano y la primera dama, Verónica Alcocer– asistieron a la interpretación de los himnos nacionales bajo salvas de 21 cañones, en el interior del Palacio, la encargada de tapices, el equipo de cocina, los camareros y los encargados de la decoración ornamental ultiman los detalles para que la perfección sea la seña de identidad de la cena.

Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La Razón
Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

El Gran Salón para bailes y comidas de gala es el espacio de los grandes eventos y hoy, de cenas de Estado. Sorprende por su longitud, ya que es el resultado de la unión de los tres centrales de la fachada de poniente. En su interior, las quince arañas que cuelgan del techo y la larga mesa de 35 metros empequeñecen al visitante.

«La mesa está formada por varios tablones que se montan en función del número de invitados», explica Javier Hernández, ayudante de gestión. La longitud de la superficie obliga a usar al menos cinco manteles de hilo de ocho metros cada uno. «Ya sobre la mesa, los manteles que previamente se habían planchado se rematan sobre la superficie para que estén perfectos y no se noten las líneas», describe. Acto seguido se colocan los adornos florales y los ocho candelabros con diez velas cada uno, que se encienden justo antes del inicio de la cena.

Cada comensal dispone de su cubertería, cristalería y vajilla en un rango de distancia exacta entre cada cubierto, copa o plato, que los miembros de protocolo se encargan de medir al milímetro. «Para calcular la distancia, el equipo de oficios extiende un cordel de lado a lado de la gran mesa. Se coloca una tablilla y se dispone la copa de vino en el centro, a la derecha el blanco y a la izquierda, el agua. Y luego cuando tenemos esta línea medida colocaríamos la tablilla, pasaríamos la cuerda por detrás y pondríamos la copa de cava», detalla. Es un trabajo que se cuida al mínimo detalle. Sobre la mesa, además de la cristalería están la vajilla y la cubertería. Se trata de un conjunto vivo que pertenece a distintas épocas. Según describe Javier Hernández, los tenedores y cuchillos pertenecen al reinado de Alfonso XII mientras que Alfonso XIII incorporó las palas de pescado. Los platos están adornados con el escudo de Don Juan Carlos I y Doña Sofía y el bajo plato de Felipe VI. «Cuando termina la cena se cuentan todos los instrumentos», dice. Y, de momento, el inventario siempre ha cuadrado y no ha habido que lamentar ningún disgusto.

Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La Razón
Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

Los adornos florales destacan por su buen gusto. Según explica una de las encargadas de la decoración ornamental «la elección de las flores suele hacerse con referencia a la bandera del país invitado». Se han colocado 23 centros con hortensia, orquídea, rosa blanca y espuela de caballero. «Por mucho que quieras jamás te sale un centro igual», nos comentan.

Mientras observamos la delicadeza y belleza de la mesa aparece en escena la encargada de tapices, Belén Curiel y su maletín repleto de alfileres, agujas e hilos de todos los colores. Mira atentamente las cortinas y comprueba que todo está correcto. Su equipo se encarga también de colocar la alfombra que fabricó la Fundación de Gremios en el último tercio del Siglo XX y que cubre la escalera principal del Palacio Real de Madrid. Para vestir los 72 escalones, cuenta con varios tramos que se van extendiendo y fijando con unas varillas en cada uno de los peldaños de la escalera para evitar que se mueva. Al estar dividida en tramos, los tapiceros tienen que coserla y descoserla de nuevo al finalizar los actos oficiales.

Todavía quedan unas horas para que el Patio de la Armería se transforme en un efímero aparcamiento en el que los invitados dejarán sus coches mientras disfrutan de la cena de gala. Sin embargo, en el interior del Palacio empiezan ya a llegar los responsables del catering. En esta ocasión, alrededor de cien invitados disfrutaron de un menú firmado por El Celler de Can Roca, compuesto por ensalada verde, lubina con sabores del Mediterráneo y haba de cacao. Nos encontramos al equipo de cocina que asegura que afrontan el reto con «ilusión y nervios». Además, reconocen que introducen variaciones porque se dan situaciones de celiaquía y vegetarianismo. «La cena viene emplatada –explica el ayudante de gestión–. Con el Rey Juan Carlos se servía a la francesa, es decir, el camarero entraba por la derecha y los comensales con pinzas se servían».

Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La Razón
Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

La banda de música de la Guardia Real es la encargada de amenizar las noches de cena de gala en el palacio. Don Felipe y Doña Letizia han dejado de lado los pasodobles y las zarzuelas que durante tantos años sonaron en los banquetes oficiales. El miércoles por la noche se interpretaron canciones de «La Oreja de Van Gogh» y hace un año durante la visita del emir de Qatar sonó «Abba».

Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La Razón
Preparativos Cena de Gala Palacio Real © Alberto R. Roldán / Diario La RazónAlberto R. RoldánFotógrafos

La duración de las cenas es de una hora y media. Los Reyes llegan los últimos y se van lo primeros. Cuando se van todos los comensales empieza otra carrera a contrarreloj: la de transformación del espacio. Fermín Arévalo, jefe adjunto de actos oficiales y culturales de Patrimonio Nacional explica a LA RAZÓN que el Palacio Real «es un palacio inquieto». A la mayor celeridad todo tiene que estar dispuesto para las visitas, según establece la Ley 23/1982, de 16 de junio, reguladora del Patrimonio Nacional. Tienen que atender a la representación de la Jefatura del Estado pero también compatibilizarlo con la función cultural, científico y docente. «Al día siguiente, si es posible, el turista debe poder acceder para disfrutar del Palacio», concluye.