
Pasión Viviente
Dos formas de vivir la Pasión Viviente en Madrid
La de Chinchón es la más antigua de la Comunidad y se representó ayer por todo el pueblo, mientras que la de Colmenar Viejo apuesta por realizar una estática y ya se hizo la víspera del Domingo de Ramos

Desde el año 2000, en Colmenar Viejo, el municipio a unos norte de la Comunidad de Madrid, la Pasión Viviente se celebra el sábado anterior al Domingo de Ramos –es decir, se hizo el sábado 12 de abril de este año. Que no se realice en Sábado Santo no es la única salvedad: es una representación estática, sin diálogo, sin movimiento. Al sur de la región, el pueblo Chinchón ofrece la Pasión más antigua: desde 1963, cuando comenzó a iniciativa de Luis de Lezama, sacerdote y empresario que falleció el pasado enero. A diferencia que Colmenar, las calles de Chinchón se convierten durante dos horas y media en un escenario.
Unas 250 personas entre actores, ayudantes y personal de vestuario, iluminación y sonido conforman el grupo que se encargó el pasado sábado, la víspera del Domingo de Ramos, de llevar a cabo a la Pasión de Colmenar Viejo. El escenario: la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora y sus alrededores, cerca del Ayuntamiento del municipio de 57.000 habitantes.

Esta Pasión Viviente es una «estática». Según Gonzalo Madrid del Valle, organizador de la Pasión de Colmenar Viejo, esto es así porque les parecía «más bonito, más difícil y más espectacular», por el hecho de que los actores tienen que permanecer inmóviles. Gonzalo explica: «El estar estático supone un esfuerzo mucho mayor, a diferencia de las representaciones con diálogo y movimiento más comunes». Este año se hicieron siete pases de veinte minutos, con descanso de diez minutos. Aunque, según Gonzalo: «Sabemos cuándo empezamos, pero no cuando acabamos». ya que se adaptan a la afluencia de visitantes.
Con el paso de los años, la Pasión de Colmenar ha ido ganando popularidad. “Cada vez cada vez más”, afirma Gonzalo, añadiendo que se está extendiendo el interés “no solo dentro de Colmenar, sino ya se extiende por los pueblos aledaños. Incluso viene gente de otras provincias a verlo» Este aumento de visitantes, según él, supone «una alegría» para la organización.
Gonzalo, que ha participado desde en todas sus ediciones –empezó siendo actor–, actualmente forma parte de un equipo de ocho personas que dirige la representación, con el apoyo de 14 coordinadores para cada escena. Cada año procuran introducir novedades, especialmente en la iluminación, para evitar la monotonía y sorprender al público. En la edición de este año, se representaron 14 escenas, desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección, incluyendo momentos como la expulsión de los mercaderes del templo, la última cena, la oración en el huerto, la crucifixión y el santo sepulcro.

Un aspecto fundamental para la realización de la Pasión de Colmenar es el apoyo de la comunidad local: tanto el Ayuntamiento como las tres parroquias del pueblo, según los cuales sería imposible realizar esto, en palabras de Gonzalo.
En Chinchón, la Pasión Viviente tiene una larga trayectoria. Es la más antigua de la Comunidad de Madrid: se celebra ininterrumpidamente el Sábado Santo desde 1963. Juan Antonio Vega, el alcalde, cuenta por teléfono que fue una iniciativa de Luis de Lezama, empresario y sacerdote español que falleció el pasado enero, y Pilar Montero. En 1980 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
A diferencia de la estaticidad de Colmenar, la Pasión de Chinchón se desarrolla en escenarios naturales del pueblo, principalmente en la Plaza Mayor y las calles aledañas, y culmina en la Iglesia Nuestra Señora de Asunción. Participan también alrededor de 250 personas, todas ellas vecinos del pueblo. Según el alcalde, «prácticamente todas las familias de una forma u otra están implicadas en la celebración».
La representación de Chinchón es dinámica y recorre diferentes momentos de la Pasión. “Comienza en la Plaza Mayor: en el balcón del Ayuntamiento se representa la última cena», relata. Desde allí, la comitiva se traslada a la Plaza de San Roque para la Oración en el Huerto y el Prendimiento. Después, se representa Pilatos. Luego, el recorrido continúa por las calles, hasta regresar a la Plaza Mayor para la crucifixión. La resurrección tiene lugar en la plaza de la iglesia, y la duración total aproximada es de 1 hora y 45 minutos.
Para Chinchón, la Pasión Viviente es un evento de gran importancia tanto a nivel cultural y religioso como turístico. Vega destaca que es «uno de los días más importantes de todo el año» y que reciben entre 15.000 y 20.000 visitantes en los años de mayor afluencia. Este evento tiene una repercusión económica significativa para el municipio, ya que los visitantes aprovechan para conocer el patrimonio, disfrutar de la gastronomía y presenciar la representación. «Repercute directamente en la actividad económica del municipio de manera muy importante», afirma el alcalde. Además, es algo que está en la identidad de los vecinos: «Es algo que está muy arraigado. Se vive con emoción».
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