Cultura

La ilustración como antesala de la literatura

La Comunidad de Madrid impulsa la lectura a través de arte y literatura. La organización cultural «We Art Exhibitions» nos descubre algunos ilustradores

Entrevista con el Ilustrador Manuel Marsol © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 14 01 2025
Entrevista con el Ilustrador Manuel Marsol© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

La Comunidad de Madrid ha arrancado el año publicando un programa que busca fomentar la lectura infantil en sus bibliotecas infantiles durante los tres primeros meses de 2025. Con más de 1.320 plazas disponibles, los niños de entre 4 y 12 años podrán tomar conciencia del mundo actual a través de narraciones y actividades artísticas.

En este contexto, organizaciones culturales demuestran su relevancia y sacan a relucir el potencial artístico que aguarda la Comunidad. Ejemplo de ello es «We Art Exhibitions», quienes se dedican a las exposiciones de ilustración, acercando esta disciplina a museos e instituciones culturales. En su caso, llevan colaborando con la Comunidad de Madrid y sus bibliotecas durante cuatro años con dos exposiciones, «Madrid, mi ciudad», de Manuel Marsol (2021), y «Madrid en silencio», de Kike Ibáñez (2023), acompañadas de conferencias y talleres impartidos por los ilustradores.

Desde «We Art Exhibitions» explican que «la ilustración y la literatura prácticamente siempre han ido de la mano, complementándose la una a la otra cuando han sido concebidas juntas. En nuestras exposiciones los originales van acompañados de los textos del libro en la mayoría de los casos como si fuesen una obra de arte más. Se podría decir que, aunque nuestro objetivo es poner en relieve la ilustración a través de los museos, de alguna manera también promocionamos la lectura a través del arte», Por ello, el rol que juega la ilustración a la hora de fomentar el hábito de la lectura en los niños es inquebrantable o, como indican en la dicha organización, «la ilustración es la antesala de la literatura».

«Antes de aprender a leer palabras, aprendemos a leer imágenes. A través de los álbumes ilustrados el niño se acerca a la literatura de manera natural, no necesita conocer las vocales para entrar en la historia. Obviamente, cuanto antes empiece uno a interesarse por las historias, más sencillo será crear un hábito en torno a ellas. Sin embargo, para nosotras la ilustración no debería tener más función que la de ‘encantar’, hacerle responsable de cualquier otra cosa fuera de eso sería quitarle valor artístico y algo de magia», aclaran.

Y concretando en el público infantil, apuntan que, si los niños contemplan un mundo diverso y rico, no tiene por qué haber una tendencia que conecte mejor que otra, pues estando bien estimulados en lo estético y lo literario, no tendrán dificultades para apreciar según qué obras. En cambio, «el problema viene si solo consumen un tipo de contenido supuestamente accesible, entonces los padres pensarán que cualquier cosa que se salga de ahí, en un museo o en un álbum ilustrado, ya no es para ellos». Por esta razón, desde su trayectoria afirman que «los niños vienen al mundo sin saber lo que es bueno o malo, bonito o feo, estilo o tendencia»; y no habrá, por tanto, prejuicios o tendencias preestablecidas si un niño no ha estado expuesto a una pantalla desde muy pequeño o a un estilo de dibujo uniforme, el que suele llegar a través de medios masivos.

Obra de Kike Ibáñez.
Obra de Kike Ibáñez.Cedida.

Manuel Marsol y Kike Ibáñez son dos ilustradores que han hecho de la capital un elemento central en sus trayectorias, Madrid no solo es un escenario: es también un personaje lleno de matices. Manuel Marsol, ganador de premios internacionales como el de la Feria del Libro Infantil de Bolonia, ha logrado trascender el álbum ilustrado convencional. En su obra «A minha cidade: Madrid», Marsol ofrece una visión profundamente personal de la ciudad. «Me lo planteé como si recibiera la visita de unos amigos a Madrid, contando mis detalles, anécdotas o emociones sobre esos lugares» comenta, quien no duda en destacar joyas locales como el atardecer en el Templo de Debod o la lectura frente al Palacio de Cristal del Retiro. Su enfoque hacia el álbum ilustrado va más allá del mero entretenimiento infantil. Su objetivo es provocar «placer literario y deleite estético» en los lectores, sin importar la edad. Para él, el acto de ilustrar no busca transmitir mensajes útiles, sino despertar emociones: «El texto de un álbum no puede medirse al peso, como no se mide al peso el texto de un poema o de una canción». Este compromiso con la exploración artística también se refleja en sus talleres impartidos en Madrid. A través de ejercicios creativos en espacios icónicos como el Palacio de Cristal, Marsol anima a niños y jóvenes a romper con las convenciones del dibujo realista, animándolos a experimentar y redescubrir el arte.

Obra de Manuel Marsol.
Obra de Manuel Marsol.Cedida.

Por su parte, Kike Ibáñez también ha encontrado en Madrid una fuente inagotable de inspiración. Carabanchel y su entorno de antiguas fábricas convertidas en talleres fue donde Ibáñez consolidó su identidad como artista. «Allí me enfrenté a mis temores y descubrí mis virtudes». Su serie «Madrid en silencio» presenta 23 lugares de la ciudad con un enfoque minimalista. «Quise reducir los elementos que aparecen en la imagen al máximo, que parecieran casi un cuadro abstracto y, a la vez, se siguieran reconociendo los lugares», explica. Ibáñez describe a Madrid como un motor creativo que le permite transformar la tensión de la vida urbana en arte. «Cuando ilustro o dibujo, el resultado casi siempre es un deseo: lo que me gustaría que fuera, no lo que es». Este contraste entre la realidad y su versión idealizada de la ciudad queda plasmado en obras que invitan al espectador a redescubrir la capital.

Entrevista con el Ilustrador Kike Ibáñez. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón.
Entrevista con el Ilustrador Kike Ibáñez. © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. Alberto R. RoldánFotógrafos

Ambos ilustradores han participado en iniciativas culturales en Madrid. Marsol utiliza estos encuentros para liberar a los niños de prejuicios en el dibujo; Ibáñez se enfoca en mostrar las diferencias entre un ilustrador y un artista, y fomentar la creatividad. Y desde los paisajes coloridos y ordenados de Ibáñez hasta los rincones llenos de vida y anécdotas de Marsol, la ciudad se reinventa en cada ilustración.