Entrevista

Jorge Yorya: «Ahora quieren saber tu ideología para decidir si les haces gracia o no»

El cómico, hará este jueves su parada mensual en la capital, para presentar su último show «Lágrimas de Pollo» en el Bar Picnic

Entrevista con el humorista Jorge Yorya © Alberto R. Roldán / Diario La Razón. 14 11 2023
Entrevista con el humorista Jorge Yorya© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.Alberto R. RoldánFotógrafos

«Si se puede ser astronauta, también humorista». No es cuestión de tener gracia natural o un don, sino de trabajo. Esta es la premisa de la que parte Jorge Yorya (Madrid, 1991), cuando se le pregunta si todo el mundo puede ser cómico. Él escogió el camino del humor, hace ya diez años, mientras estudiada magisterio en la Universidad Complutense de Madrid y donde descubrió las jornadas de comedia. «Vi a Borja Sumozas, Kaco Forns y Lalo Tenorio y pensé; que guay es esto, esto es lo que quiero hacer. Después he tenido la inmensa suerte de conocerlos y trabajar con ellos», recuerda. También, sintió el empujón para lanzarse a la piscina al darse cuenta de que, con solo 25 años, había tocado techo a nivel salarial. «Trabajaba como profesor en La Moraleja, en una empresa de tecnología, y reparé en que ganaba lo mismo en tres bolos que trabajando allí un mes, y encima, era más feliz».

Fue en sus antecesores y otros cómicos en quienes se inspiró para crear su primera hora y buscar un sitio en el que poder actuar. Era lo que se hacía entonces y para su sorpresa, funcionó. «Ahora mismo hay más cultura, eso sería impensable hoy en día. Para que un cómico logre tener sus sesenta minutos de show, tiene que haberlo probado mucho y estar seguro de que funciona», explica. Detrás de ello no hay ningún misterio, solo un proceso tedioso y artesano basado en leer y releer textos. Y solo a base de prueba y error, se logra un buen resultado. «Los chistes responden a una estructura concreta. Un cómico escribe un texto y puede subrayar donde cree que va a reírse la gente, es medible. Cualquier persona puede aprender la técnica para escribir un texto con el que hacer reír. No es fácil, pero si curras no es tan difícil».

Pero esta disciplina y constancia, puede diluirse en una profesión en la que no hay horarios de trabajo establecidos y las noches de shows –de lunes a domingo- pueden acabar a altas horas de la madrugada. «Ha cambiado mucho, cuando yo empecé había más descontrol. Ahora, si no eres constante con tu trabajo y con las redes sociales, te quedas atrás porque somos muchos». Para Yorya, la evolución que ha sufrido la capital en esta década ha sido más que positiva: tanto en opciones como en salas abiertas a hacer cosas. Aún recuerda lo difícil que fue conseguir sus primeros diez minutos en el ya desaparecido Pez Eléctrico. «Antes solo se conocía la Chocita del Loro. Ahora, puedes ir cualquier día de la semana a El Golfo Comedy Club y hay shows, monólogos, opens…». Sin duda, el mejor momento para todo aquel que quiera dedicarse al humor.

Lejos de ver a sus compañeros de profesión como rivales, lo hace como oportunidad. «Muchos de los cómicos con los que empecé están ya llenando teatros, lo cual es fantástico. Tenemos una profesión en la en la cual, que haya más gente, no es competencia, sino una oportunidad para descubrir a la gente un género: si les gusta un compañero tuyo, les puedes gustar tú. Deberíamos alegrarnos porque lleguen a muchas cosas». Para ello, cree fundamental tener una buena actitud y una relación sana con tu ego y con a dónde se puede llegar. «Mucha gente tiene una interpretación muy negativa cuando no se ríen con sus chistes; piensan que no son graciosos y mueren en esa orilla. Es mejor pensar que lo que has traído no lo era, que se puede perfeccionar o que simplemente, no era tu día».

De entre sus chistes, el que más ha hecho reír ha sido uno sobre José Luis Martínez-Almeida. Sin importar la comunidad en la que se encontrase. «El humor político es lo único que cambia según la ciudad. Pero he entendido que si tengo que hacer un bolo en un pueblo de Cáceres, mi show tiene que funcionar igual que lo hace en Madrid. No puedo comprometer mi humor, por eso intento que las premisas sean temas comunes». En un momento en el que todo está bastante polarizado, Yorya dice también haberlo sentido. «Quieren saber que opinión política tienes para después decidir si les haces gracia o no. Yo no engaño a nadie con mi ideología, ni escondo lo que pienso para gustar a más gente. Para mí la comedia tiene que ser graciosa, el que quiera utilizarlo para hacer activismo me parece fenomenal». Para escuchar al de detrás del micrófono, dan igual tanto las ideologías como los problemas personales, porque si un chiste está bien hecho: te ríes. No hay más.