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El kit con el que miles de personas podrán votar las próximas elecciones

Conocemos este sistema del que se beneficiarán más de mil personas en España, pero aún muy desconocido

 Marina Rojas, responsable del departamento de la Comisión de Braille Española y Etiquetado
El kit con el que miles de personas podrán votar las próximas eleccionesJesús G. Feria

Unas 65.000 personas ciegas y mayores de 18 años están llamadas a votar el próximo domingo en toda España. De ellas, cerca de 10.000 lo harán en Madrid. Sin embargo, solo 1.333 han pedido el kit de voto accesible para hacerlo. Una iniciativa que lleva en vigor desde que en 2007 saliese a la luz la normativa para permite que las personas con discapacidad visual o ceguera total tengan igualdad de oportunidades para votar. Hasta entonces, requerían de una segunda persona que les ayudase a introducir la papeleta del grupo político correspondiente para después, poder ir al colegio electoral y ejercer su derecho a voto. Estas cifras reflejan el poco conocimiento que hay acerca de este sistema, que lejos de ser nuevo, garantiza una mayor autonomía personal y su privacidad de voto.

Un servicio disponible para las elecciones europeas, generales y autonómicas y que se puede solicitar a través de un teléfono gratuito que facilitan desde ONCE. Aún no ha es posible para las municipales, ya que los recursos y medios de los que disponen no les permite unas elecciones de tal envergadura. Para las del domingo, los solicitantes pudieron hacerlo hasta el pasado 26 de junio y tendrán disponible su kit en el colegio electoral dónde deberán habilitarle un espacio para darle privacidad y respetar el secreto de voto. En este caso, el kit para votar en las elecciones generales incluye una guía explicativa; donde no solo se enumeran todos los elementos que incluye el maletín, también el proceso que deben seguir y que cómo cualquier votante dará como resultado una papeleta para el Senado y otra para el Congreso de los Diputados. La primera, la seleccionarán gracias a una plantilla troquelada donde escogerán a los candidatos que quieren votar y la segunda, escogiendo uno de los trece sobres –uno por cada partido que se presenta, en el caso de Madrid- etiquetados en braille. En ambas elecciones, se extraerá una papeleta al uso que introducirán en sobres normalizados para garantizar que cuando se introduzcan en la urna no se sepa que ha sido una persona ciego o con discapacidad visual quién ha votado. Una vez concluido el proceso de votación el solicitante será el encargado de llevarse el material sobrante del kit.

En la ONCE son más de 70.000 personas afiliadas, pero es importante resaltar que no todos son usuarios de braille, un código de lectoescritura indispensable para poder votar con este kit. En su gran mayoría, usuarios con resto visual y no ceguera completa, pueden defenderse en tinta. Sin embargo, desde la Comisión de Braille Española, trabajan para dar a conocer este servicio y defender la importancia de aprender este sistema de lectura que garantiza su autonomía. «Estamos luchando para que incluso, los compañeros que tienen residuo visual lo aprendan, porque al final es una garantía de acceso a la autonomía», cuenta Marina Rojas, responsable del departamento de la Comisión de Braille Española y Etiquetado, con sede en el Servicio Bibliográfico de ONCE. Desde allí se encargan de asesorar a empresas que quieren etiquetar sus productos, bienes y servicios en braille y de marcar los códigos QR. Además de ser el órgano responsable de emitir cómo se debe disponer el código braille de forma correcta, en diferentes lenguas, en las ciencias, música… «debe tener unos parámetros y altura determinada para que el dedo pueda permitir ese relieve». Es por esto, que publican una serie de documentos técnicos dónde va recogido como se debe utilizar el braille, coordinan todas las actividades que tengan que ver con su difusión tanto nivel interno como fuera, participan en eventos de accesibilidad.

Así como coordinar los procesos electorales. Un arduo trabajo por los plazos ajustados que tienen para revisar todo desde el departamento. Donde una vez cerrado el proceso de solicitud y coordinados con Ilunion, se encargan de corregir de forma visual los ficheros que van a ser posteriormente impresos en braille y que incluyen todos los datos que encontrarán en el kit de voto accesible. «De las autonómicas salimos tranquilos pensando que hasta finales de año no íbamos a tener que volver a la locura, fue una sorpresa que se celebraran en julio, como para todos», confiesa entre risas, «pero siempre con ganas de hacerlo lo mejor posible para que nuestros compañeros lo tengan todo a tiempo y puedan ejercer su derecho a voto como cualquier ciudadano». Año tras año, la experiencia y el trabajo con los usuarios les permiten ver las necesidades que estos tienen y las cosas que deben mejorar. Como que los solicitantes puedan recibir el kit de voto accesible en su domicilio y para lo que necesitan cambiar la normativa. «El problema es que no siempre se cumple la normal de que cuando llegan al colegio les proporcionen un espacio privado; provocando que el solicitante tenga que ir al colegio, recoger el voto, preparar las papeletas en casa y volver», explica. Y así lograr que los usuarios puedan ir con sus votos preparados como el resto de ciudadanos o igualar las oportunidades de voto. También facilitar un buzón de correo electrónico o un sistema que garantice que las personas con sordoceguera puedan solicitar este kit sin ayuda de una segunda persona, porque no pueden hacerlo por ellos mismos a través del teléfono gratuito.

En el caso de las elecciones municipales, para también poder facilitar el voto a las personas con discapacidad visual o ceguera, han solicitado el uso de un código QR. «Desde la Comisión pedimos que se enmarque ese código para que puedan identificar en relieve que lo hay, apuntar con su dispositivo móvil y garantizar así, que pueden acceder tanto a los procesos electorales como a cualquier información en todo momento y lugar». El uso de las nuevas tecnologías, que puedan defenderse con tinta ampliada o que por comodidad estén acostumbrados a depender de otra persona llevan a muchas personas a no querer aprender el braille. «También porque es la parte visible de que tienen esa discapacidad visual. Debemos hacer un trabajo previo para que la persona acepte que la tiene y la importancia de tener un código de lectoescritura para no convertirnos en analfabetos funcionales», sostiene. Día a día, paso a paso, dicen luchar para que la sociedad les vea como personas capaces de participar en todos los procesos.

Como solución a esto, la Unidad de Braille se encarga de coordinar la enseñanza del braille en personas adultas, mientras que para los menores lo hace el equipo educativo. «Debemos entender que no sólo que es recomendable aprenderlo para leernos una novela, nos puede servir para identificar una botonera de ascensor, un medicamento, productos de consumo…». Esto último, se ha visto reforzado gracias al Decreto Ley 4/2022 que se aprobó el año pasado y que protege a los consumidores vulnerables exigiendo que se incluya el etiquetado en braille los productos peligrosos. «Es un paso más en nuestra autonomía y ayuda a ser independientes en nuestra vida cotidiana; marcando los productos que usamos a diario en casa, en juegos de mesa…». Rojas defiende la idea de que hacer las cosas más accesibles nos beneficia a todos, independientemente de que tengamos o no una discapacidad. «Hay personas con discapacidad motora, que necesitan lectura fácil o pictogramas… y que deben tener las mismas garantías para acceder a información, para poder votar». Por eso, desde la Comisión de Braille Española piden a los grupos políticos que no solo se acuerden de ellos cuando están haciendo campaña electoral. «Si quieren contar con nosotros tienen que ayudarnos, no pedimos más que igualdad».