Opinión
Llueve en Madrid: ¿DANA o gota fría?
La que está cayendo, madre. A esto ahora lo llaman "la DANA”, pero en Valencia lo hemos llamado la gota fría toda la vida
Nos ha llegado septiembre con fuerza y con ganas. La que está cayendo, madre. A esto ahora lo llaman "la DANA”, pero en Valencia lo hemos llamado la gota fría toda la vida. A mí me gusta más, porque me suena a algo que perfectamente podría cantar Juan Luis Guerra en modo bachatica. Pero La DANA suena más sofisticado, eso se lo tengo que conceder. Y más peligroso, incluso.
Tiene nombre como de tormenta tropical, con sus palmeras horizontaleando, y no de la tromba de agua de todos los finales de todos los veranos. Suena a que no nos ha pasado nunca y estamos estupefactos, a que no nos lo esperábamos.
Pero yo aún recuerdo cuando en mi infancia, tras la gota fría, escampaba y salíamos todos los críos con las bicis para ver bajar con agua el río. El río de mi pueblo siempre estaba seco, más que un río parecía una zanja brutalista que nos separaba del pueblo vecino. Y después de la gota fría bajaba, salvaje y marrón, y siempre arrastraba algún coche despistado.
A los niños, que éramos crueles y curiosos, los coches estampados contra árboles nos parecían un espectáculo fantástico y preotoñal, que anticipaba la vuelta al cole. Nunca nos paramos a pensar si en algún momento hubo alguien dentro y qué tal salió parado.
Como mucho, al bajar el agua, nos subíamos encima y saltábamos. Solo por saltar. Como si no pudiésemos hacerlo sin coche estampado pringado de barro. Ahora ya no se llama gota fría, se llama La Dana. Y, en lugar de ser el dolor de pierna de tu abuelo el vaticinio del jarreo, lo es una alerta inesperada de protección civil en el móvil lo que la anticipa. La DANA o la gota fría o, si te descuidas, un infarto de miocardio.
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