Mercados

Mercado Barceló: Cuando en la variedad y la calidad está la virtud

Esta galería ha logrado diferenciarse del resto por la materia prima que puede encontrarse en sus puestos. Desde verduras de proximidad hasta pescados salvajes

Para hablar de la historia de este mercado debemos remontarnos a finales de los años 60. Desde entonces, se ha mantenido en la misma ubicación, el número seis de la calle Barceló, y de ahí su nombre, pero el paso del tiempo y las nuevas necesidades del publico les llevó a hacer una reforma total en el año 2014. A punto de cumplir su primera década, LA RAZÓN visita el Mercado de Barceló, para recorrer, junto a Carlos Carrasco, su gerente, la historia y vida de esta galería. En la actualidad, luce una construcción de tres plantas totalmente modernizada y polivalente, y acoge, además de los puestos tradicionales, una biblioteca pública, un centro deportivo, puestos de servicios tradicionales (arreglos de zapatos, mercería...) y una planta sólo con puestos de hostelería. «Es un mercado muy grande, con puestos de grandes dimensiones y hemos tenido que adaptarnos a los tiempos y a las necesidades de los clientes. Dos plantas están dedicadas al mercado tradicional y una tercera a la parte de hostelería», explica Carrasco.

En esta encontramos restaurantes, comidas preparadas, cafeterías... su última incorporación, que ha sido una marisquería: La Chalana. De un total de 96 puestos, 92 están comercializados. Mientras que su excelente ubicación les permite tener una afluencia de público muy elevada, superando el millón de clientes al año. «Pero también es un mercado muy familiar y un punto de encuentro para realizar las compras. Es posible entrar por una puerta del mercado y salir por otra con la compra del mes resuelta». Por eso, una gran parte de su cliente es de proximidad, del barrio, que hacen que la fidelidad de sus clientes sea del 90%. «El turista también es muy importante para nosotros, son muchos los turoperadores que traen a personas interesadas en saber cómo funciona un mercado de abastos, que buscan probar productos de calidad... y es que los mercados no dejan de formar parte de la configuración del paisaje de Madrid», apunta.

Puestos de alimentacion en el Mercado Barcelo. David Jar. David Jar
Puestos de alimentacion en el Mercado Barcelo. David Jar. David JarDavid JarFotógrafos

La media de edad de sus clientes se encuentra entre los 30 y los 50 años, pero asegura que hay un importante núcleo de personas mayores que viven en los al rededores y que compran allí porque lo hacían con sus padres. «Poco a poco estamos incrementando el número de público joven. Estos se sienten especialmente atraídos por la parte de hostelería y nuestra oferta es rápida y adaptada a las tendencias actuales».

Pero no solo esto ocurre en este espacio, también hacen «showcookings» con chefs reconocidos, para acercar a la gente al producto fresco, su elemento diferenciador. «Mientras que las grandes superficies se desabastecían durante la pandemia, nosotros no hubo un día que no tuviésemos los mejores productos para nuestros clientes», apunta. Esto y la cercanía, aseguran que es lo que les hace necesarios. «No hay nada como dejarse aconsejar por un profesional. Les puedes preguntar, te van a informar sobre el producto, cómo prepararlo... eso es algo único».

Reportaje Mercado de Barcelo. David Jar
Reportaje Mercado de Barcelo. David JarDavid JarFotógrafos

Raúl Ovejero, propietario de Jamonería Ovejero lleva 44 años en el sector de la charcutería. Sin embargo, solo cuatro en el de Barceló. «El mercado ha cambiado muchísimo, no tiene nada que ver cómo se trabajaba antes con cómo lo hacemos ahora. Hemos mejorado calidades y servicio a los clientes», cuenta a este periódico. Ahora, dice, los productos vienen muy bien elaborados, etiquetados, y con una buena presentación . «El público también ha cambiado y con él el sistema de venta. Ahora se venden pequeñas cantidades pero los clientes quieren que haya mucha variedad». Fue tras las pandemia, cuando el anterior propietario de este puesto decidió jubilarse y dio paso a Ovejero. «Tenemos cinco tiendas en Madrid y todas en mercados, somos gente de mercado, nos gusta porque todo es mucho más cercano que en un tienda a pie de calle».

Javier Razola, propietario de Entre Col y Col, también ha estado en otros municipios, pero en ninguno ha encontrado el público que tiene aquí. «Es el que he buscado y el que quiero. Mis clientes no buscan dos kilos de tomates por un euro, aquí quieren un brócoli que sepa a ello. Se preocupan porque las frutas y verduras no lleven pesticidas», explica a este periódico. Esto hace que en su puesto puedas encontrar productos de cercanía y si no es posible, de la mejor calidad. Huevos frescos de Arganda del Rey, verduras de Leganés, Fuenlabrada o Getafe. Pero también piparras de Navarra, cerezas de más de 33 milímetros de calibre o espárragos de 39. «Muy pronto contaremos con aceite de producción ecológica de Madrid».

Puestos de alimentacion en el Mercado Barcelo. David Jar. David Jar
Puestos de alimentacion en el Mercado Barcelo. David Jar. David JarDavid JarFotógrafos

En los últimos años, en la pescadería David Arce, también se han notado cambios tanto en el género que reciben cómo en el hábito de compra de los clientes. «Por desgracia la gente va corriendo a todos los sitios, no hay tiempo de venir al mercado. Pero quién lo tiene, lo prefiere», señala. Dice que ahora, hay más variedades pero ha cambiado el coste de los peces, muchos de los que antes era habitual encontrar en las pescaderías, ahora están «imposibles», como el chicharro o los cangrejos de río. Sin embargo, cuenta con una variedad de pescados salvajes que pocos tienes. Cuentan con meros, urtas, pargos, pez limón o atún rojo de almadraba, que ahora es temporada. «La gente que viene al mercado busca calidad y sabe apreciarlo. A diferencia de lo que muchos creen, en ocasiones hasta a mejor precio», sentencia. Vayan y compren, lo agradecerán en todos los sentidos.