Comercios Centenarios

La Moderna, la peluquería más antigua de Madrid

Abrió en 1851 en el barrio de Salamanca, donde a día de hoy continúa dando servicio a los vecinos

La Moderna, la peluquería más antigua de Madrid
La Moderna, la peluquería más antigua de MadridLA RAZÓN

Poner el pie en la peluquería La Moderna es como trasladarse a principios de siglo XX. Pero sin esa sensación artificial que rezuman tantos locales «inspirados en» determinada estética. No. Aquí desde los azulejos hasta los espejos, las sillas y los utensilios respiran autenticidad. Es, de hecho, la peluquería más antigua de Madrid, tal como recogen los datos que posee el Ayuntamiento de la Capital. Y aquí nos recibe Alfonso de Brito, quien lo muestra orgulloso y subraya que estos negocios «son lo que viste la ciudad». Cada dos por tres, asegura, «vienen turistas a hacer fotos porque es algo que les gusta, se sale de lo normal, de lo que la globalización ha hecho con las ciudades, que ya en todas hay casi lo mismo». También los clientes lo disfrutan, pues La Moderna es toda una institución en el barrio de Salamanca y «viene gente de todas las edades».

Su bisabuelo, Joaquín María de Brito, fundó La Moderna en 1851, en el número 81 de la calle Jorge Juan. «Lo que pasa es que, a principios de siglo XX, hubo unas fiebres tifoideas muy graves. Entonces, lo que antes eran negocios también hacían el servicio de vivienda para los dueños, así que, como mi abuela falleció de fiebres tifoideas, hubo que cerrarlo y se trasladaron aquí», explica. Por ello, desde 1909, han permanecido en el 121 de la calle Alcalá, muy cerca de aquel primer local. Años después, el negocio pasó a su abuelo, Alfonso de Brito, y de él a sus tíos y a su padre. Ahora, él no solo continúa con el nombre de Alfonso, sino también con la peluquería. Igual que su hijo, también Alfonso, continuará con este negocio familiar en el que los dos han pasado largas tardes en su infancia. «De cuando era pequeño recuerdo mucho el olor que tenía la barbería», asegura. «Es curioso cómo a veces recordamos las cosas, más que por las imágenes, por los olores. Y las barberías antiguas tenían un olor muy peculiar».

La Moderna fue, además, testigo del inicio de la que ahora es una de las zonas más emblemáticas de la capital. «Por aquel entonces, Madrid prácticamente acababa aquí, porque el barrio de Salamanca se construyó a principios de 1900», señala, orgulloso del hecho de que «por aquí han pasado el presidente de la República Alejandro Lerroux, García Lorca, José Ortega y Gasset... Gente ilustre de aquella época».

Aunque Alfonso reconoce que mantener un comercio más de un siglo no es sencillo, considera fundamental que siempre continúe siendo un negocio familiar. «Es difícil ver una gran empresa que dure un siglo o más. En un negocio familiar se trabaja porque no solo es tu sustento, sino el corazón de la familia. Todo lo que no se haga de esta manera, malo. Creo que para avanzar hay que ser desinteresado», subraya.

«En la peluquería es cierto que siempre, mis tíos sobre todo, han sido muy estrictos con el trabajo», continúa. «Lo que sí hemos procurado es trabajar con los mejores profesionales, aunque cada vez cuesta más. Porque los oficios, por desgracia, están desapareciendo». Por ejemplo, su hijo no va a entrar a trabajar en La Moderna «solo porque sea mi hijo». «Como hice yo en su momento, está formándose para que, en el momento que trabaje aquí, lo haga siendo un gran profesional». Además, reconoce que «también es una realidad que hay mucho más movimiento de trabajo que antes. Hace años contratabas a alguien y era prácticamente para toda la vida. Ahora no. Se cambia de trabajo muchísimo, y, aunque creo que eso pasa en prácticamente todos los sectores, en peluquería pasa tal vez un poco más porque, aunque económicamente ganen bien, es un trabajo muy sacrificado al que hay que echarle muchas horas de pie».

A pesar de todo, en La Moderna «seguimos siendo optimistas en cuanto al futuro de la peluquería, pero lo que sí es cierto es que a veces a los pequeños empresarios nos cuesta mucho trabajar cuando hay un exceso de requisitos y normas que llevar a cabo». Y es que, con cuestiones como las bajas de paternidad, encuentran la doble cara de la moneda. «Yo no discuto que los padres tengan que tener derecho a una baja cuando nace su hijo, por supuesto, pero sí que es verdad que para el empresario encontrar un buen profesional para cuatro meses se hace prácticamente imposible, así que tienes que hacer maravillas para salvar estas situaciones».