Gastronomía

¿Dónde sentarse a la mesa entre paso y paso?: las 20 mejores opciones para comer en Semana Santa

Casa Ciriaco, Casa Revuelta, La Bicicleta Café y DisTinto son algunos de los espacios abiertos durante toda la Semana Santa

Cristina, cocinera del Restaurante Casa Ciriaco
Cristina, cocinera del Restaurante Casa CiriacoEnrique CidonchaLa Razón

Vuelven las procesiones y la capital cuenta con numerosos encuentros apetecibles para que podamos disfrutar de una Semana Santa tras dos años de parón a causa de la pandemia. De ahí que en estas líneas desvelemos nuestros mesoneros preferidos a quienes visitar entre paso y paso. Hoy es Domingo de Ramos y varias pasan por el centro, lo mismo que las que tienen lugar el jueves y el viernes santo. El itinerario de Nuestro Padre Jesús del Amor parte de La Almudena a las cuatro de la tarde, así que una opción es abrir apetito con un aperitivo en la barra de Los Galayos, en la misma Plaza Mayor. Qué mejor que un albariño Granbazán para picar unos calamares, las bravas con crujiente de cebolla y la tajada de bacalao. Para almorzar, escogemos Casa Ciriaco (C/ Mayor, 84) para degustar el nombrado plato más castizo de Madrid: la gallina en pepitoria. Los guisos son la especialidad, nos dice Carlos Figueroa, así que una apuesta segura son los judiones con perdiz, lo mismo que las albóndigas de ternera, el rabo de toro y las mollejitas. Y, en Casa Revuelta, el rey es el bacalao rebozado. Muy cerca, abierto de par en par se encuentra el Mercado de San Miguel, lo mismo que cada rincón de Galería Canalejas. Apunte en su listado de espacios abiertos La Bicicleta Café (Pl. de San Ildefonso, 9) tanto para tomar un café de origen con una tosta de ricota vegana como el bowl de lentejas de La Armuña con caldo de huesos, huevo a baja temperatura, pavo asado, ricota y eneldo. Para merendar, la tarta de zanahoria con una cerveza antes de cenar o un cóctel después, pero siempre en este espacio de Malasaña, que cuenta con un «brunch» entre nuestros favoritos.

Santa Eulalia Patisserie es también una dirección perfecta donde comenzar el día con uno de los mejores cruasanes de la capital y para llevarse a casa el pastel de tres giandujas de chocolate con ganache de chocolate blanco. Merece la pena hacer parada en Los Tiernos para apaciguar el hambre con un bocata de calamares. En el 6 de Cuchilleros nos topamos con la mítica Bodega Ricla, donde el vermut de grifo y el pincho de bacalao es tradición. Justo enfrente, en Casa Botín, recuerden que entre horas anuncian una propuesta de tapas muy acertada liderada por un torrezno de cochinillo para repetir, lo mismo que la tosta de cordero con verduras y mango y la ensaladilla rusa. A tomar unos berberechos y unos mejillones con Ángel Peinado al reconocido El Cangrejero (C/ Amaniel, 25) hay que ir por la mañana. Ya en la Posada del Nuncio (C/ Nuncio, 4), el cordero confitado con verduras es uno de los platos estrella. Ocasión diez es reservar en La Malaje y conocer el singular potaje de Manu Urbano.

En el barrio de Las Letras

El Viernes Santo, el punto de encuentro es el barrio de Las letras y el desfile de cañas bien tiradas y raciones comienza en Los Gatos (de solomillo de atún, de pulpo, de mojama...) para continuar en La Dolores con unos boquerones en vinagre, unas gildas, unos huevos rotos o por qué no, un cocido antes de la salida de Jesús de Medinaceli. Después, encontrará hueco en Casa Alberto. Las croquetas de calamares en su tinta, las habitas con calamares, el mar y montaña formado por pulpo con mollejas de ternera con reducción de jugo de carne son raciones que deben presidir la mesa. En la Taberna La Elisa se corta la tradición con cuchillo y tenedor en recetas como el champiñón relleno, el mejillón tigre, los caracoles y las manitas de cordero. Son platos con el sello de Triciclo, que, por cierto, también abre estos días, lo mismo que Sua, con Javier Goya, Javier Mayor y David Alfonso al frente. Los vinos se toman en DisTinto. Ángel e Iván les esperan para recomendarles etiquetas singulares. También en Cedrón, un bar de vinos con interesantes ejemplares ecológicos y biodinámicos para armonizar con una milanesa argentina con patatas fritas.

Desde el aperitivo hasta la cena

El Jueves Santo el punto de encuentro es el Colegio Calasancio, en el barrio de Salamanca a las siete de la tarde, así que Colósimo abre para servir a sus parroquianos la raya en tomate y patatas al limón y el chipirón fresco relleno de sepia. Lo mismo que Cañadío, que no deja a los suyos sin sus rabas ni sin su ensalada de bacalao con cebolla roja, lechugas y tomate. En La Tierruca, otro templo del buen producto, no hay mejor plan que comenzar una cena con los boquerones en adobo y con las gambas a la gabardina.