Conoce Madrid
Polvoranca: de lugar de señoríos al mayor de los abandonos
La asociación "Conoce otro Madrid" reivindica este espacio por su valor histórico. "Mucha gente poderosa de la Corte estuvo aquí"
Suciedad, escombros y abandono. Eso es lo que se percibe al llegar al parque de Polvoranca que comparten Fuenlabrada, Alcorcón y Leganés. Su parcela, en la que se encuentra también la iglesia de San Pedro Apóstol, perteneció a la familia Durán, que durante más de 100 años poseyó estos terrenos, mientras que la iglesia fue comprada por el Ayuntamiento de Leganés en 1995. Si bien se habló de su transformación en un museo, aquello se quedó en una mera idea.
LA RAZÓN se ha puesto en contacto con Pablo Díez Sánchez, historiador del arte, investigador e intérprete de patrimonio. Pablo forma parte del equipo «Conoce otro Madrid», encargado de advertir otros lugares no tan recurridos de la región, pero que atesoran mucha historia. «Nos llama gente principalmente de Madrid y con un perfil de lo más variopinto. El objetivo es ser conscientes de que hay posibilidades más allá del Centro», señala.
Polvoranca –dos palabras que significan ciénaga o pantano, y lugar de pasto primaveral– es un territorio que, pese a su deterioro, se mantiene verde durante la primavera, convirtiéndose en un gran vergel, como lo fue antaño. Históricamente era una villa independiente donde nace el Arroyo Culebro y que desemboca en Getafe. En el parque, donde se puede hacer un recorrido circular, se observan tres lagunas: Mari Pascuala –el mayor acuífero de la Comunidad de Madrid–, Los Sisones y Recomba. Las tres originalmente eran naturales, pero, finalmente, Mari Pascuala está artificializada, en parte porque se hicieron una serie de adecuaciones para que pudiese tener un entorno bonito y no llegara a secarse. En cuanto a la de Los Sisones, es natural, mientras que la de Recomba es artificial.
Según el historiador, sería relevante que se supieran otras cosas más allá de su fama como lugar maldito a causa de las pestes y el paludismo, que cada cierto tiempo resuenan en forma de leyenda: «Se han encontrado vestigios desde la Edad de Hierro. En la laguna de Mari Pascuala descubrieron urnas, vasijas y herramientas de los primeros siglos de la época cristiana. Sorprendería saber cómo a lo largo del tiempo Polvoranca ha existido. Pero lo interesante es que se mantuvo hasta 1849 en gran auge, durante la Edad Moderna, bajo el dominio de una familia muy poderosa que eran los Chacón y los Ponce de León. Aquí hubo una época de señoríos hasta su abolición en España a comienzos del siglo XIX». Asimismo, relata que, en las redacciones topográficas de Felipe II en 1575, ya aparecía reflejada Polvoranca. Hacen alusión a 42 vecinos –la gente se contaba por viviendas, no por individuos– principalmente dedicados a la agricultura, explotación de cereal, trigo, cebada y algo de ovino. «Es cierto que a finales del siglo XIX los pocos vecinos que quedaban viviendo allí deberían tener novillos porque hay zarzuelas que se llaman ‘‘novillos en Polvoranca, los mejores de la corte’’», comenta entre risas.
Hay dos partes diferenciadas: una enfocada al deporte, por donde pasan ciclistas y vías pecuarias, y otra que se conoce como la parte antigua, el poblado. «Hay 150 hectáreas, más que las que tiene el parque de El Retiro, que irían hasta el bosque sur, a Arroyo Culebro y zonas de Alcorcón. Era una villa independiente hasta 1849», detalla Pablo.
El autor de la iglesia fue José Villareal, que sustituyó a Juan Gómez de Mora como Maestro Mayor de obras reales y de la Villa de Madrid. Éste la construyó sobre una antigua ermita medieval a mediados del siglo XVII. Cuesta distinguirla, pero no se olvida que por allí pasaron artistas como el poeta Fray Luis de León.
La iglesia pasó por diferentes etapas, incluso ejerció como abrevadero con su pila bautismal. A finales del siglo XVIII se registraron incendios y la iglesia sufrió una esquilmación de su patrimonio artístico. Los últimos habitantes que pasaron sus días en el poblado datan de 1957, y ya se quejaban del estado de la construcción religiosa. «El drama total llegó con la caída de la torre en la Nochebuena de 1952, cuando se pensó que llegaría el fin del mundo», explica el experto.
«Es muy cuestionable la seguridad del edificio. Los agujeros en el vallado, por ejemplo. Para aquel que entre allí es peligroso, sin duda. Estaría bien que instalasen algún tipo de cartelería hablando de la historia del lugar, para que toda la gente que pasa por allí la conociese», expresa Pablo, que añade: «No hay ningún cartel que explique la historia. Gonzalo Chacón compró el terreno y fue contador de Isabel la Católica; Juan Ponce de León fue descubridor de Florida y gobernador de Puerto Rico. Hablamos de gente muy importante que estuvo aquí y conoció Polvoranca. De hecho, en el manuscrito de Chacón se reflejan un compendio de obras poéticas de Góngora que hace para el conde-duque de Olivares a través de unos señores de Polvoranca. La gente que estuvo aquí era poderosa y relacionada con la Corte», concluye.
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