
Entrevista
Rosa Brun: «Siento que aún no he hecho nada, no cesa esa continua búsqueda»
La artista madrileña expone actualmente en la Fundación March mientras celebra su reciente nombramiento como académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

En el panorama artístico contemporáneo, Rosa Brun destaca como una figura clave que ha sabido fusionar la pintura y la escultura en un lenguaje propio, donde el color y la forma se convierten en vehículos de emoción y reflexión. Nacida en Madrid en 1955, su trayectoria es un testimonio de dedicación, innovación y pasión por el arte. Los orígenes de Rosa Brun se remontan a Montejo de la Sierra, un pequeño pueblo en la sierra de Madrid, donde su familia pasaba los veranos. Estos paisajes naturales dejaron una huella imborrable en su percepción del mundo: «Esa traslación desde la infancia me ha motivado hacia la búsqueda de lo que yo veía en la naturaleza: una belleza extraordinaria. La perfección más absoluta», comenta a este periódico la artista. Desde temprana edad, Brun mostró una inclinación por el arte.
A los 13 años, participó en concursos de pintura, y recuerda con especial cariño un dibujo que realizó con motivo del Día de la Madre: «La pinté de forma esquemática, con mucho color. Esa idea de estar en contacto con la realidad que me rodeaba, siempre tuve la sensación de querer representarla». Su pasión la llevó a estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, donde se formó rigurosamente en pintura, dibujo y escultura. Más tarde, obtuvo el doctorado en la Universidad de Granada, consolidando una sólida base académica que complementaría su carrera artística. Además de su labor como artista, ha desarrollado una destacada carrera docente. Catedrática de Pintura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, considera que la enseñanza y la creación artística son actividades complementarias: «Estar en contacto permanente con la realidad, está basada en una preparación constante. Para mí es fundamental estar siempre en ese nivel de información que te hace posicionarte desde un plano real y que muchas veces los artistas pierden. Me parece negativo». Su compromiso con la educación y el arte fue reconocido en junio de 2024, cuando ingresó como académica numeraria en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En su discurso de ingreso, titulado «Óleo y aula. Una mirada a las profesoras en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando», Brun rindió homenaje a las mujeres artistas que la precedieron y reflexionó sobre su propia trayectoria.
La obra de Rosa Brun se caracteriza por una exploración profunda del color, la materia y la forma. Desde sus primeras creaciones, ha buscado una conexión entre el espectador y la obra a través de una «comunicación silenciosa que parte de esa emoción que se suscita de lo táctil y de la estructuración». Sus piezas, que a menudo combinan elementos pictóricos y escultóricos, se distinguen por composiciones no jerárquicas de formas simples y colores planos. Utiliza materiales diversos, como maderas, metales y arenas, para crear obras que invitan a la contemplación y al diálogo sensorial.El color es un elemento central en su trabajo. Brun ha experimentado con una amplia gama cromática, desde tonos oscuros y terrosos hasta colores vibrantes y perlados. Esta evolución refleja su interés por las posibilidades expresivas del color y su capacidad para evocar emociones y estados de ánimo.
A lo largo de su carrera, ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en España como en el extranjero. Su obra ha sido exhibida en ciudades como Madrid, Sevilla, Gijón, Miami, Moscú y Nueva York. En 2024, presentó una muestra individual en la Galería Fernández-Braso de Madrid, donde se reunieron obras realizadas entre 2008 y 2024, destacando su constante investigación formal y material. Actualmente, su obra «La Roja», un homenaje a La Alhambra, puede verse en la exposición colectiva Andalucía Perpetuum Mobile en el Centro Cultural Caja de Granada hasta el 13 de julio. Mientras que «Sávalo» puede verse hasta el 8 de junio en la Fundación March (Castelló, 77). Su trabajo forma parte de importantes colecciones, como las del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fundación Helga de Alvear, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, entre otras.
Una visión comprometida
Rosa Brun ha sido testigo de los desafíos que enfrentan las mujeres en el mundo del arte. Aunque no ha sentido limitaciones directas en su carrera, reconoce que muchas mujeres no logran consolidarse como artistas debido a obstáculos estructurales y sociales. Para ella, la independencia económica y la voluntad férrea son fundamentales para desarrollar una carrera artística sostenida. Su enfoque artístico se basa en la experimentación y la conexión emocional. Como ella misma señala: «Primero experimenta, luego el pensamiento se aborda. Esa práctica en el arte actual es al revés y yo creo que va unido. Esa idea del razonamiento pero también de la expresión emocional se unen en mi caso para crear algo que contemple todo a la vez».
A pesar de su extensa y reconocida carrera, Brun mantiene una actitud de constante búsqueda y renovación. «Estoy siempre como si no hubiera hecho nada», confiesa con una sonrisa. Su ilusión y pasión por el arte siguen intactas, impulsándola a explorar nuevos caminos y a profundizar en los planteamientos que han guiado su obra desde el inicio: la forma, el color y la emoción como elementos fundamentales de una experiencia estética única. La madrileña no solo ha construido una obra sólida y coherente a lo largo de las décadas, sino que continúa desafiando los límites entre la pintura y la escultura, entre lo visual y lo táctil, manteniéndose fiel a una visión profundamente personal del arte. Su legado, aún en desarrollo, es una invitación a mirar, a sentir y a pensar con los ojos del alma.
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