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La soprano Saioa Hernández: «Los cantantes de ópera somos como los atletas de élite del canto»

La madrileña, de 45 años, acaba de ofrecer tres conciertos seguidos en el Auditorio Nacional, primera vez que lo hacía junta a la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE)

Entrevista a la soprano Saioa Hernández
La soprano madrileña Saioa Hernández, el pasado viernes 21 de febrero después del ensayo general de sus tres conciertos en el Auditorio Nacional.David JarFotógrafos

Fueron dos preguntas que le hicieron a Saioa Hernández (Madrid, 1979) las que más le marcaron. Una, cuando era «jovencita»: «¿A qué quieres dedicarte de mayor?». La otra, un poco más tarde, ya estudiando en la universidad. «Tú que haces estudiando Derecho y no cantando?».

Con la primera, se le «encendió una bombilla». «Dije: yo quiero encontrar mi vocación, quiero encontrar algo que me llene, para lo que esté hecha y que no me suponga un trabajo. Que sea mi pasión, que lo haga con gusto», cuenta en una videollamada.

Con la segunda, le asaltaron las dudas: pensó que era «muy mayor» para estudiar canto. Y ahí, la respuesta se la dieron a ella: «No, estás en la edad perfecta».

Hernández acaba de ofrecer tres conciertos (20, 21 y 22 de febrero) en el Auditorio Nacional, que han supuesto su primera vez junto a la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE). Pero hasta llegar a hoy —ya soprano reconocida internacionalmente, exponente del bel canto, nombrada por Montserrat Caballé como «la diva de nuestro siglo»; que habiendo empezado con 24 años debutó a los 29 en un gran rol, en un gran teatro como el de Catania con «Norma» de Bellini; que en 2018 se convirtió en la primera soprano española en inaugurar una temporada en el Teatro de La Scala de Milán; que en la 2022-2023 hizo la apertura de la Ópera de París bajo la dirección de Gustavo Dudamel— ha habido de todo.

Su objetivo era encontrar su vocación, pero le «atraía la vida religiosa, la vida militar, las artes, el canto». Antes de entrar en la adolescencia, se dejaba ver su pasión. «Aprovechaba que se iban mis padres, mis hermanos, y yo cerraba todas las ventanas y las puertas de casa. Ponía la música ahí a tope, ponía el modo karaoke y empezaba a cantar, a grabarme, a intentar perfeccionar lo que hacía», cuenta Hernández, que reflexiona: «Había como una búsqueda de intentar hacerlo lo mejor posible y yo lo que hacía mucho era imitar. Yo me ponía en ese momento a Laura Pausini, a Mariah Carey, a Whitney Houston y a un montón de cantantes».

Sin embargo, empezó a estudiar Derecho en la Universidad Carlos III —la cual eligió porque tenía un coro universitario, época en la que también compaginó con la práctica del balonmano y que llegó a jugar en la selección madrileña. Pero su idea no era terminar la carrera, sino hacer dos años y después presentarse a las oposiciones para el Ejército del Aire. «Pero en esta búsqueda de lo que era mi vocación, vino también una conversión a nivel espiritual: decidí que quería entrar en un convento», relata Hernández. Otra supuesta vocación tachada de la lista, aunque estuvo dos años que fueron «muy importantes». «Me enseñó mucho sobre mí misma: a entender procesos mentales míos, sobre mi temperamento, mi carácter. Tenía 20 años y yo era un torbellino. Me enseñó a calmarlo».

A la vez, también había comenzado a estudiar Magisterio de Educación Musical. Así que al salir del convento, retomó el estudio del canto, cuando ya estaba trabajando como de profesora. Ahí es cuando comenzó con lo sinfónico, había cantado en un coro y participado en producciones. Pero la primera vez que pisó un escenario para interpretar un personaje, para hacer ópera. «Ahí fue cuando dije: esto es lo que yo quiero hacer». Su vocación. A partir de ahí, todo.

Para la práctica de la ópera y conservar su voz cree que lo más importante es una «buena técnica», así como una alimentación lo más cuidada posible, una buena salud mental y un buen sueño. No es nada más que cuidar su instrumento: ella misma. Cree que es vital el ejercicio físico, estar en buena forma. Al final, dice, «los cantantes de ópera somos como los atletas de élite del canto». Es más «conocerse» a un mismo, no tanto «estar cachas», dice Hernández, que tanto en los conciertos como en los ensayos generales se santigua cada vez que

Ahora, con los conciertos junto a la OCNE, ha sido como «volver». Era muy «importante» para ella. «Es para mí un reto. Después de ser una persona a la que le gusta tanto actuar, a la que le gusta tanto el escenario e interpretar, volver a ponerte detrás de un atril…». Además, lo hacía con repertorio distinto: acostumbrada a ópera y canción italiana, se estrena con el «6 Lieder» de Richard Strauss. Un trabajo con una orquesta es algo «más íntimo». Para ello: tiene que haber un gran trabajo de escuchas con la orquesta, que haya conexión entre el foso y el escenario».