
Fauna
Uraclio, el lince explorador que da pistas en Madrid
Monitorizado por GPS, los expertos esperan atraer una hembra para que se asiente esta especie amenazada

El felino más amenazado del mundo, una especie exclusiva de la península y símbolo de la fauna ibérica está ya en Madrid. Se llama Uraclio, tiene dos años y nació en los Montes de Toledo, donde hay una buena población de lince. La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, dentro de sus programas de reintroducción coordinados entre España y Portugal, planteó una zona de reintroducción en Cuenca. Así que fue trasladado desde Montes de Toledo a la zona de La Veguilla y Cierra Jaramilla, en Las Pedroñeras (Cuenca). Fue liberado junto a una hembra en febrero de 2025 y, desde entonces, ha atravesado Guadalajara hasta llegar a Madrid. La ruta causó sorpresa porque se esperaba que entrara por el sur de los Montes de Toledo, pero no desde el Este, en una zona de reintroducción tan reciente como Cuenca. Así que esta circunstancia abre nuevas rutas a la especie que allana su camino hacia Madrid.
En total, se calcula que ha recorrido unos 120 kilómetros hasta la región. Los técnicos de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal junto al Cuerpo de Agentes Forestales autonómico confirmaron la presencia de un ejemplar, Uraclio, el nombre con el que se le ha bautizado, hace casi un mes y ahora de lo que se trata es de conseguir que Madrid se convierta en su hogar definitivo. «Que lleve este tiempo no significa que esté arraigado. Los machos jóvenes se mueven mucho, pero las hembras suelen establecerse y criar en el mismo territorio. Sin embargo, pero es una buena noticia porque significa que Madrid podría ser una zona de expansión del lince», detalla a LA RAZÓN Laura Castro, jefa de Hábitats y Especies Protegidas de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid.
Por eso de lo que se trata ahora es de atraer una hembra, aunque «no se el puede ofrecer directamente», puntualiza la experta. «Normalmente lo que se busca es una hembra que se reproduzca, porque los machos son muy móviles. En cambio, ellas defienden los territorios en los que se asientan mientras crían a sus pequeños linces. Para que podamos hablar de una población estable, tenemos que hablar de una hembra [...] estamos estamos estudiando varias áreas de reintroducción y, al igual que ha entrado un macho, puede hacerlo una hembra», dice esperanzada.
Desplazamiento
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se había marcado como objetivo la reintroducción del lince y esto parece que está mucho más cerca. Hasta ahora, los expertos aseguraban que uno de los problemas que existían era la gran cantidad de carreteras que tiene la Comunidad, lo que dificulta el desplazamiento de la fauna que necesita grandes territorios. Pero los expertos ya siguen los pasos de Uraclio para identificar sus movimientos. La estrategia ahora de la Comunidad de Madrid es la de limitarse a observar y aprender su comportamiento. «Su seguimiento permite saber la idoneidad del hábitat, la disponibilidad de alimento y sus patrones de movimiento ante las infraestructuras. Se estudian riesgos y peligros», explica la responsable de Hábitats y Especies Protegidas.
Y todo eso se sabe gracias a un collar que emite señal GPS que permite localizarlo. Gracias a esa monitorización, se acude una vez por semana a la última señal donde se encuentra para comprobar que el animal se encuentra bien.
Para Madrid el caso de este ejemplar de dos años es una novedad ya que, como explica la experta, «nunca se había tenido un ejemplar monitorizado tanto tiempo dentro del territorio. El último caso similar fue hace 10 años con Kentaro».
Este lince nació en 2013 en el Centro de Cría en Cautividad de Silves, en Portugal. Fue liberado en los Montes de Toledo en 2014, como parte del programa de reintroducción del lince ibérico y en poco más de un año fue capaz de recorrer 3.000 kilómetros por toda España: Toledo, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Soria, Zaragoza, La Rioja, Burgos, Palencia, Valladolid y Zamora. Después llegó a Galicia y acabó en Portugal. Su collar GPS permitió a los científicos seguir todas sus andanzas con precisión y aportó datos valiosos sobre su comportamiento y dispersión. En 2016 fue atropellado en una autovía del norte de Portugal, lo que supuso un duro golpe para el proyecto de conservación.
Ahora se desconoce qué hará Uraclio, pero en Madrid los expertos tienen claro que ha encontrado alimento (conejos, sobre todo) y un hábitat adecuado, aunque el hecho de que no haya hembras limita su reproducción.
En España, las poblaciones más abundantes se encuentran en Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. Si bien estuvo al borde de la extinción, su recuperación es fruto de la cría en cautividad y cooperación interautonómica. Para Madrid es importante contar con la especie porque, entre otras cosas, su presencia indica buena salud del ecosistema. Ahora está por ver qué pasos sigue Uraclio y si encuentra en Madrid un destino definitivo.
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