Opinión
Votarse encima
Yo creo que lo que se nos plantea en realidad es elegir entre el respeto y la defensa de los valores reales de la democracia y el totalitarismo disfrazado de cuquismo
La manifestación a favor de la sanidad pública (o en contra de Ayuso, no lo tengo claro) ha sido un éxito. Lo tenían fácil: no conozco a nadie en contra de la sanidad pública como no conozco a nadie en contra de la paz en el mundo, el agua potable o contra la erradicación del hambre. Lo malo es cuando se pretende que cale en la opinión pública algo tan perverso como “Ayuso o sanidad”. Y sí, hablo de ese personaje siniestro que es Echenique, pero también de todos aquellos personajillos satelitales que han comprado su discurso del odio y la división. Porque Echenique, como las novias tóxicas y los ectoplasmas persistentes, solo tienen futuro si hay conflicto del que alimentarse. ¿Merece una defensa la sanidad pública? Por supuesto. ¿Es legítimo establecer la disyuntiva “Ayuso o sanidad”? Pues no. ¿O es que en el resto de comunidades autónomas, especialmente en las gobernadas por la izquierda, la cosa va como un tiro? Si lo hacemos, si aceptamos la alternativa única, deberíamos hacerlo con mucho más motivo con una que diga “Irene Montero o violadores encarcelados”. O “Pablo Iglesias o respeto a la inteligencia”. También Mónica García, en la línea, bramaba: hay que elegir entre Más Madrid o el desprecio a los servicios públicos de Ayuso. Hombre, así planteado, en esos términos, yo veo mucho más ajustado elegir entre la realidad y el desprecio a la verdad de Más Madrid. Y de Podemos. Entre la política adulta y el populismo adanista de extrema izquierda y adyacentes. Yo creo que lo que se nos plantea en realidad es elegir entre el respeto y la defensa de los valores reales de la democracia y el totalitarismo disfrazado de cuquismo. Y mayo está a la vuelta de la esquina. Me voto encima.
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