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Entrevista

Xavibo: «Fue una paradoja muy bonita enseñar mi soledad en público»

Durante 13 días, el músico mallorquín vivió en un escaparate del centro de Madrid donde reflexionó sobre el desamor, la presencia y la desconexión digital

El cantante Xavibo Gonzalo Pérez

Durante trece días, Xavibo se encerró en un escaparate en pleno centro de Madrid. Sin redes sociales, sin contacto directo, solo con libros, una cámara y su propio reflejo. Lo que parecía una acción promocional más, se convirtió en un ejercicio radical de introspección y exposición emocional. Detrás del cristal, el artista mallorquín exploró la paradoja de sentirse solo estando rodeado de gente. Y sin proponérselo del todo, provocó una reacción colectiva que fue desde la empatía hasta el juicio. Esta performance, que acompaña el lanzamiento de su tema «No es justo», ha reabierto conversaciones sobre la soledad, las rupturas, el papel del arte en lo cotidiano y la necesidad de presencia en tiempos hiperconectados. En esta entrevista, Xavibo nos habla con honestidad de todo lo que vivió entre cuatro paredes de cristal, del disco que está a punto de lanzar y de cómo el arte, cuando es verdadero, empieza siempre por uno mismo.

¿Cómo surgió la idea de encerrarte en un escaparate en pleno centro de Madrid?

Es una idea que tenía desde finales de 2022. Aunque ha coincidido con el lanzamiento de «No es justo», no nació solo como una acción promocional. Quería hacer una performance que mostrara la paradoja de la soledad en público. Tras una ruptura, cuesta estar solo, y nuestra sociedad está llena de estímulos que no permiten avanzar. Me pareció bello que mi soledad provocara en otros el impulso de reaccionar. Se convirtió en algo más: un experimento social, un espejo para quienes me observaban.

¿Qué te llevas de esos trece días encerrado?

Ha sido muy revelador. Me he dado cuenta de lo enganchados que estamos al móvil. Tenía uno solo para grabar, sin redes ni internet. Eso me hizo conectar conmigo mismo como no lo había hecho en años. Estar presente me dio tranquilidad y felicidad. Fue casi un ejercicio de meditación. También leí mucho: ocho libros. Y me repetía constantemente que debía seguir siendo mi cómplice, no mi enemigo.

¿Dirías que la experiencia te ha inspirado musicalmente?

Curiosamente, no. Creía que me ayudaría a componer, pero musicalmente no me ha traído nada nuevo. Lo que sí ha hecho es ayudarme muchísimo a nivel personal. Al final, lo que me inspira son mis relaciones: enamorarme, desenamorarme, los puntos de vista que surgen en el amor y el desamor. Esa es la raíz de mi música.

¿Cómo gestionaste los momentos difíciles durante el encierro?

Hubo momentos de estrés, incluso llegué a desarrollar un tic en el ojo. Pero me esforcé en que no se volviera en mi contra. Me repetía que tenía que ser mi cómplice, no mi enemigo. Me ayudó a crear pensamientos que me devolvían la calma. Fue un ejercicio mental muy intenso.

¿Qué tipo de reacciones tuviste por parte del público al verte en el escaparate?

Hubo de todo. Mucha gente vino a darme amor, pero también hubo quienes vinieron a llamar mi atención, incluso con un escaparate de por medio. Fue duro, pero también muy revelador: cada uno se reflejaba en mí de una forma diferente. La acción se convirtió en algo más grande de lo que esperaba.

¿Crees que este tipo de performance se convertirá en una constante en tu carrera?

Puede ser. Siempre he sido muy teatral y me gusta explorar otros lenguajes además de la música. La performance me permite decir cosas de una forma distinta, más directa. Es un canal que se ha abierto y que quiero seguir explorando.

¿Cómo recibieron tus seguidores esta propuesta tan poco convencional?

La mayoría con mucho cariño. Compartí mi ubicación tanto con quienes me quieren como con quienes me odian. Fue un acto de exposición total. La respuesta fue muy emocional. Algunos se vieron reflejados y vinieron simplemente a acompañarme desde fuera. Fue precioso.

¿Es este tu proyecto más personal hasta ahora?

Todo lo que hago es personal, pero en este disco hay algo más íntimo. Estoy yendo a terapia por primera vez y he conectado mucho con mi infancia. De ahí viene también la decisión de usar fotos mías de pequeño para los lanzamientos. Mi psicóloga me dijo: «Le daría un abrazo al Xavi pequeño». Y pensé: eso es exactamente lo que quiero hacer con este disco, abrazar a mi niño interior.

Ya anunciaste nueva gira: «No te enamores tour». ¿Cómo lo estás viviendo?

Con muchísimas ganas. En Valdemoro ya dimos uno de los últimos conciertos con canciones de los discos anteriores. Después de verano arranca la gira con todo nuevo: repertorio, músicos, puesta en escena. En Madrid estaremos en el Palacio de Vistalegre, un sueño para mí. Me ilusiona mucho empezar de cero, sentir que todo vuelve a comenzar.

¿Está todo listo para el nuevo disco y el tour?

El disco está casi terminado. Ahora estoy trabajando en la dirección musical del show: qué canciones entran, cuáles no, cómo adaptarlas al directo. Aún no hemos ensayado, pero me gusta que el directo tenga elementos distintos al disco, algo exclusivo para quien esté allí.

¿Tienes un papel activo en la producción del disco y la gira?

Totalmente. Aunque no soy productor como tal, tengo muy claro lo que quiero. Este disco quería que sonara a folk americano, con muchas guitarras acústicas, cuerdas y poca percusión. Hay una clara referencia a "For Emma, Forever Ago", de Bon Iver, un disco que escuchaba mucho de adolescente y que ahora ha vuelto a conectar conmigo.

¿De dónde viene esa influencia del folk en tu música?

Escuchar a Bon Iver o a Noah Kahan me conecta con algo muy mío, muy de mi adolescencia. Esa sensibilidad me encajaba para este momento vital. La guitarra acústica tiene un poder emocional que necesitaba ahora mismo. Por eso el disco tiene esa dirección.

El número 13 está muy presente en tu carrera. ¿Por qué?

El 13 es mi escudo, como el de un equipo. Vivo en el barrio 07013 en Mallorca, el portal de mi casa es el 13, mi perra y mi hermana también se llaman Trece. Me lo tatué. Lo uso como un recordatorio de quién soy y de dónde vengo. Siempre intento que las cosas importantes pasen en días 13, porque me da suerte y me hace sentir acompañado.