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Fraude de los chips: a varios perros se les implantó el dispositivo “antes de nacer”

En los registros de identificación constan numerosas irregularidades a nombre de la veterinaria denunciada, como más de diez años entre la implantación y el alta del animal, o colocados un año antes de nacer el animal

La implantación del microchip es obligatorio en todas las comunidades / E. Iglesias
La implantación del microchip es obligatorio en todas las comunidades / E. Iglesiaslarazon

El presunto fraude de los chips destapado por este periódico suma y sigue. Tras conocerse las posibles irregularidades realizadas por la veterinaria, muchos propietarios se han dirigido al registro oficial, SIAMU, para comprobar la situación de su perro y se han encontrado con sorpresas como que se les ha colocado el microchip un año antes de nacer, o que transcurrieron hasta más de diez años entre la fecha de pagar la minuta y que su can fuese dado de alta, o incluso muchos ni constan al nombre de su propietario.

El proceso de comprobación es bien sencillo. Solo hace falta dirigirse a la página del Siamu, pinchar en “verificar datos de su animal”, introducir los dos datos necesarios: el número de microchip del perro y el dni de su propietario y el sistema de forma instantánea te facilita numerosa información. Lo primero que indica es si el perro está registrado o declarado como extraviado. Si está registrado, pero el dni introducido no coincide con el introducido, el SIAMU lo señala. Esta es una situación que se han encontrado muchos dueños de mascotas, que sus perros están a nombre de otros dueños. Otra situación más estrambótica, que ha podido comprobar larazon.es en la página del SIAMU con los datos facilitados directamente por los propietarios, es que constan muchos perros a los que la veterinaria Ana María Martínez Ferra les implantó el chip antes de nacer. Estos perros que “nacieron” ya con el dispositivo incorporado están tanto a nombre de protectoras, alguna desparecidas, como de particulares.

Detalle de uno de los perros registrados "antes de nacer"
Detalle de uno de los perros registrados "antes de nacer"larazon
Registros en el SIAMU donde varios perros fueron registrados "antes de nacer" por la veterinaria investigada / Connie G. Santos
Registros en el SIAMU donde varios perros fueron registrados "antes de nacer" por la veterinaria investigada / Connie G. Santoslarazon

Otra grave irregularidad que se observa en los registros con el simple hecho de meter los datos es que hay muchos animales a los que Ferra les implantó el microchip y tardó una decena de años en darlos de alta.

Cotejando las fechas que constan en el registro y que larazon.es muestra en los documentos en su poder, llama la atención que independiente de cuando esta veterinaria haya implantado el microchip en los animales, la mayoría fueron dados de alta en tres días de 2016: concretamente el lunes 25, el miércoles 27 y el jueves 28 de abril del citado año.

Esta acumulación de altas en apenas tres días puede coincidir, según algunas fuentes, con el aviso que se le dio desde el Colegio de Veterinarios de Murcia al comprobar el organismo que la veterinaria colegiada tenía un elevado número de microchips en lo que llaman “su despensa” sin darlos de alta. Ana Martínez para regularizar la situación pudo dar de alta “a toda prisa” muchos dispositivos, algunos de hasta diez años de antigüedad de los que seguramente ya ni tendría los datos de los animales, motivo que podría explicar el hecho de que han aparecido perros a nombres de protectoras que nunca pasaron por allí ni sus responsables conocen, como publicó larazón.es.

Uno de los muchos perros registrados en abril de 2016
Uno de los muchos perros registrados en abril de 2016larazon
Registros en el SIAMU a nombre de Ana Martínez con varios años de diferencia entre la implantación del chip y el alta de los datos / Connie G. Santos
Registros en el SIAMU a nombre de Ana Martínez con varios años de diferencia entre la implantación del chip y el alta de los datos / Connie G. Santoslarazon

Plazo máximo 15 días

La normativa respecto a la identificación animal depende de cada Comunidad Autónoma, pero todas ellas exigen que los animales estén identificados con microchips alrededor de los tres meses de vida, y además prevén multas de una media de 300 euros para el propietario que tenga un perro sin identificar.

El proceso debe hacerlo siempre un veterinario, que es el responsable primero y último de la implantación del microchip, no la clínica veterinaria como mucha gente piensa erróneamente. Una vez implantado el chip en el animal, el profesional debe darle de alta, a través del Colegio Veterinario, en los registros de su Comunidad, que a su vez se incluyen en el REIAC, el registro español de animales de compañía.

Según explica a larazon.es, Benito Pérez Delgado, Presidente de AEVET (Asociación Española de Veterinarios Clínicos), “El tiempo para dar de alta el chip es limitado. Debe ser inmediato o no superar los 15 días”. Además matiza que gracias a los estrictos sistemas de control, en Madrid, por ejemplo “no puede pasar lo mismo que en Murcia, porque hay máximo control de la trazabilidad desde la adquisición del chip por parte del veterinario a través del registro del RIAC, con sede en el Colegio de Veterinarios por delegación de la Comunidad de Madrid”.

Según la normativa, “la información relativa a los animales identificados, altas, bajas y cambios de propietario de los que el veterinario oficial o colaborador tenga constancia, se enviarán a la base de datos, dentro de los quince días siguientes al de la identificación del animal”. Delgado matiza que “Los microchips en Madrid para ser comercializados primero tienen que darse de alta y saber que veterinario lo tiene. Si un perro se pierde y todavía no ha llegado el alta a la base de datos se puede saber quién lo tiene y seguir su rastro”.

Los reglamentos exigen que los colegios sean los que supervisen el buen hacer en cuanto a la identificación animal, por lo que hay un malestar entre el sector veterinario de Murcia porque consideran, según han señalado algunos colegiados a larazon.es, que el órgano que los representa no ha realizado su función pertinente de control.