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Medio Ambiente

Fabián Torres: «El fraude de la gasolina aumenta en todo el mundo»

Fabián Torres, director de negocios de SICPA España
Fabián Torres, director de negocios de SICPA EspañaGREGORIOSICPA

La subida del precio de la gasolina ha disparado el comercio ilegal de combustible y su adulteración (en ocasiones, con diluyentes contaminantes) a escala mundial. «Cuanto más caro es el producto, mayor es el lucro que obtienen ‘los malos’», explica Fabián Torres, director de negocios de SICPA España, empresa de origen suizo especializada en sistemas antifraudes. Por ello, la compañía cuenta con una herramienta al servicio de los gobiernos para impedir que a la ciudadanía le «cuelen» gasolina mezclada en las estaciones de servicio. Incluso, permite rastrear los camiones y proteger los barriles de los robos por parte de las mafias.

La subida del precio de la gasolina se suma a la operación retorno. ¿Se da un mayor número de fraudes en verano?

Suceden a lo largo de todo el año, pero en el periodo estival consumimos más combustibles. El fraude relacionado con la gasolina está aumentando mucho en todo el mundo porque su precio se ha duplicado y la potencialidad del ingreso para «los malos» es el doble.

¿Quiénes son «los malos»?

El crimen organizado, a medida que se ponen barreras, va saltando de unos productos a otros. Antes se dedicaban a la falsificación de billetes, pero hoy en día el 90% de los billetes de todo el mundo utiliza alguna tinta de alta seguridad de SICPA. Después se pasaron a los precintos fiscales (que llevan el tabaco y el alcohol) y, tras ponerse protecciones, saltaron a los combustibles.

¿Qué estafas perpetran?

Por lo general, se roba la gasolina de las tuberías de transporte. También se hacen diluciones. En los momentos de carga y descarga es cuando se pueden producir los cambios. Otro fraude tiene que ver con añadir compuestos para alterar el color de los gasóleos agrícolas (que están subvencionados), hacerlos pasar por carburantes para vehículos convencionales y engañar a las gasolineras. Luego está el «bunkering»: barcos que vienen otros países, anclan cerca de la costa y, desde ahí, se transporta el combustible en barcazas hasta los camiones, lo que puede producir pérdidas que caen al mar.

Ante esto, desarrollan una herramienta. ¿En qué consiste?

Hemos ampliado el conocimiento I+D y hemos trasladado la tecnología que usamos en nuestras tintas de alta seguridad para detectar si un billete, DNI o pasaporte es real o falso a los fuels. Lo que hacemos hacemos es inyectar un «marcador» en unas proporciones exactas de partes por millón a las tuberías del transporte de combustible o en los depósitos de gasolina. Esto nos permite seguir su rastro y nos proporciona información. Podemos saber si el carburante ha sufrido alguna dilución y con qué se ha mezclado. Es decir, se puede saber si es de calidad o si es ilegítimo.

¿Cómo son esos marcadores?

Son unas moléculas cuya formulación no puedo desvelar. Estos marcadores son inocuos. Son inoloros, son invisibles a la vista e imposibles de lavar o manipular, y están adaptados a todos los tipos de hidrocarburos. Además, no perjudican al motor ni al medio ambiente, al contrario que los combustibles de «los malos», que emplean diluyentes altamente nocivos y contaminantes.

¿Y cómo se analizan?

Contamos con un microlaboratorio de alta precisión que tiene el tamaño de una caja de zapatos. Anteriormente, las muestras se llevaban a un laboratorio central, pero este sistema móvil que se lleva en el vehículo permite realizar análisis in situ para verificar cualquier combustible. En cuestión de minutos, sabemos si ha sido adulterado y en qué proporción. Además, es una prueba con carácter probatorio ante un tribunal. También contamos con chips que realizan un seguimiento del camión.

¿Una última reflexión?

Hay que concienciar de que, a veces, lo barato sale caro. En la cuenca mediterránea no se están poniendo las medidas de seguridad suficientes para prevenir todos los tipos de fraude que hay en el mercado. Convendría que los países de la zona dieran un impulso a estas medidas para poder recaudar más sin tener la necesidad de aumentar la presión fiscal.