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Los hongos pierden la batalla contra el cambio climático (y nosotros)
Cada vez expulsan más CO2 y en el año 2100 emitirán un 40% más de lo que «contaminan» hoy
Una quinta parte del CO2 atmosférico, el mayor responsable del cambio climático, procede del suelo. Esto se atribuye en parte a la actividad de los microorganismos que en él habitan, incluidas las bacterias y los hongos que descomponen la materia orgánica de la tierra (como vegetales muertos) utilizando oxígeno. Durante este proceso, se libera CO2. Es lo que los científicos denominan respiración heterótrofa. Y no nos está haciendo ningún favor.
Según un reciente estudio publicado en la revista científica Nature Communications, un equipo de científicos suizos de la prestigiosa Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza) ha llegado a la conclusión de que las emisiones de CO2 liberadas por los microbios de suelo no sólo aumentarán, sino que se acelerarán a escala mundial a finales de siglo.
Mediante una proyección, han descubierto que para el año 2100, las emisiones procedentes de estos microorganismos se dispararán, pudiendo alcanzar un aumento de hasta un 40% en comparación con los niveles actuales, en el peor de los escenarios. «El aumento previsto de las emisiones microbianas de CO2 contribuirá aún más a agravar el calentamiento global, lo que subraya la urgente necesidad de obtener estimaciones más precisas de las tasas de respiración heterótrofa», afirma Alon Nissan, autor principal del estudio.
Estos resultados no sólo confirman estudios anteriores, sino que aportan datos más precisos sobre los mecanismos y la magnitud de la respiración heterótrofa del suelo en distintas zonas climáticas. A diferencia de otros métodos que se basan en numerosos parámetros, el novedoso modelo matemático desarrollado por Nissan simplifica el proceso de estimación utilizando únicamente dos factores ambientales cruciales: la humedad y la temperatura del suelo.
Esto representa un avance significativo, ya que abarca todos los niveles biofísicamente relevantes (como la distribución del agua en el suelo) de comunidades vegetales como bosques, ecosistemas enteros, zonas climáticas e incluso la escala global. El coautor Peter Molnar destaca la importancia de este modelo teórico, que «permite una estimación más directa de las tasas de respiración microbiana».
Así, una de las principales conclusiones de la investigación es que el aumento de las emisiones microbianas de CO2 varía según las zonas climáticas. En las regiones polares frías, en el peor de los escenarios climáticos, se prevé que las emisiones en las áreas polares aumenten un 10% por década de aquí a 2100, el doble del ritmo previsto para el resto del mundo. Los suelos de otras zonas climáticas, que son relativamente más secos, presentan un aumento menor de las emisiones microbianas.
Pero, independientemente de la zona climática, una cosa es clara: a medida que aumenta la temperatura del suelo, también lo hace la emisión de CO2 microbiano. Para el año 2100, las proyecciones del informe indican un aumento del 119% en las regiones polares, del 38% en los trópicos, del 40% en los subtrópicos y del 48% en las zonas templadas. Esto deja una pregunta en el aire: ¿Serán los suelos un sumidero o una fuente de CO2 para la atmósfera en el futuro?
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