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Entrevista

Jaime Doreste, abogado: «Si ganamos el primer litigio climático será un hito para el derecho español»

Entrevistamos a una de las figuras al frente del Juicio por el Clima, un caso histórico y sin precedentes en nuestro país que podría obligar a crear nuevas políticas climáticas en las próximas legislaturas

Jaime Doreste, abogado del juicio por el clima
Jaime Doreste, abogado independiente, fue contactado por Greenpeace para representar a las asociaciones en el Juicio por el ClimaCedida

La Sala Tercera del Tribunal Supremo dictó sentencia este martes para el primer litigio climático de la historia de España, bautizado como Juicio por el Clima. De un lado, el Estado Español. De otro, asociaciones ecologistas como Greenpeace, Ecologistas en Acción, Oxfam Intermón, Juventud X Clima y la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo.

Un fallo favorable para estas obligaría al Gobierno (gane quien gane el 23-J) a crear políticas para cumplir con el Acuerdo de París, por el que los países se comprometieron a reducir un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030. En la actualidad, el PNIEC (Plan Nacional Integral de la Energía y el Clima) solo contempla una reducción del 23%.

Pero el resultado de la sentencia no se conocerá hasta dentro de unos días. Puede que meses. Con todo esto en mente, para Jaime Doreste, abogado de la parte demandante junto a Lorena Ruiz-Huerta, afirma que una sentencia favorable para el ecologismo «sería un enorme hito en el derecho español con respecto a las obligaciones de los poderes públicos como salvaguarda del patrimonio natural, la calidad ambiental y los derechos humanos».

—España no es el primer Estado europeo que enfrenta un litigio climático. Ya se ha ganado en Alemania, en Holanda o en Francia, donde lo bautizaron como «el caso del siglo»...

Sí, puede que los franceses se vinieran un poco arriba [ríe]. Lo que ocurre es que un litigio climático es estratégico, tiene que tener una campaña jurídica y una de comunicación. Yo pedí: «Por favor, a mí no me hagáis decir cosas como esas». Al final, al nuestro se le denominó Juicio por el Clima. Creo que es un buen nombre.

—¿Es común que todavía no se sepa el veredicto?

Por lo normal, lo que pasa es que tiene lugar una votación y se emite un fallo, después el magistrado ponente lleva su propuesta de sentencia y se debate. Generalmente, se suele aceptar la ponencia... salvo en casos polémicos. Y en este caso pueden ocurrir muchas cosas. No es un caso al uso. En realidad se han planteado dos recursos y cada uno de ellos le ha caído a un magistrado, uno de ellos es Wenceslao Olea Godoy y la otra es Ángeles Huet, de Juezas y Jueces para la Democracia.

Entonces, tenemos dos procedimientos ligeramente distintos pero ligados entre sí, y la afiliación ideológica que tienen los dos magistrados es muy distinta, uno es conservador y otra progresista. Tendrán que resolver cuestiones que se tocan, y en las coincidentes pueden haberse pronunciado de forma diferente. En este caso, la publicación de la sentencia se retrasaría. También puede darse la circunstancia del voto discordante.

—¿Quién tiene las de ganar?

Hemos preparado un «reactivo» por si ganamos y otro por si perdemos. En el segundo caso, agotaremos la vía judicial; habría que ir al Tribunal Constitucional y, luego, al Europeo. Aunque no hay una sola forma de ganar o de perder...

—¿Si gana el Estado, la Ley de Cambio Climático y el PNIEC no se tocan y nos quedamos como estamos?

Es la forma corta de contarlo. Algo a tener en cuenta es que esta sentencia coincide con que al Gobierno de España le queda un mes para revisar el PNIEC y mandarlo a la Comisión Europea para que lo apruebe o no. Ya han dejado entrever claramente que se van a revisar muchas partes, pero que el objetivo de mitigación no se toca. Por activa y por pasiva, han dicho que no iban a incrementar la ambición. Últimamente, están enviando señales de que sí que lo van a revisar. Pero, de momento, esto que te cuento es pura rumorología.

Otro escenario contrario, que no sería raro por la rigidez del sistema español, es que nos dijeran que el Tribunal Supremo no puede establecer el contenido de las políticas del gobierno, algo inherente al principio de separación de poderes. Es una cuestión que ha pasado en todos los litigios climáticos planteados en Europa, un clásico. Y siempre se ha dicho que la potestad para determinar umbrales de seguridad corresponde al TS. Se le está recordando al gobierno el umbral de seguridad, pero no se le está diciendo con qué políticas tiene que alcanzarlo.

—¿Qué escenarios contempla la victoria?

Puede ser que ganemos porque se anula completamente el PNIEC en su conjunto. En uno de los dos recursos presentados, planteamos la nulidad de PNIEC por varias cuestiones, siendo la insuficiencia del objetivo climático la principal. Pero además, tiene que contemplar distintas alternativas a ese objetivo del 23% que en el PNIEC no se contemplan. Por tanto, hemos denunciado la inadecuada evaluación de alternativas.

Lorena Ruiz-Huerta y Jaime Doreste, abogados de la parte demandante en el Juicio por el Clima
Lorena Ruiz-Huerta y Jaime Doreste, abogados de la parte demandante en el Juicio por el ClimaCedida / Greenpeace

Por otro lado, el borrador del PNIEC se remitió a la Comisión Europea para que lo validara o no, y una vez dio luz verde, al borrador no se le cambió ni una coma. Esto es un insulto a la inteligencia: se presentaron más de 2.000 alegaciones, desde ecologistas a patronales. Pero no se cambió ni una coma. Por todo ello, hay motivos para la nulidad de la aprobación del PNIEC y hemos planteado que la sala plantee inconstitucionalidad con respecto al objetivo de la Ley de Cambio Climático (CC). El abanico de posibilidades es muy amplio.

—¿Por ejemplo?

Puede ocurrir que el TS diga que hay que revisar al alza el objetivo de mitigación y que lo deje ahí. Puede que se atreva a decir una cifra, que puede ser el 55% que proponemos u otra que considere intermedia, que es lo que pasó en Alemania u Holanda. También puede que se gane porque se anule el PNIEC, lo que plantea la pregunta ¿qué pasa si te quedas sin instrumento de planificación?

—¿Y que pasaría?

No sería lo suyo, no nos gustaría. Pero es que no hay un solo informe científico que explique por qué el Gobierno escogió ese 23%. El Ministerio puede decir que de otra forma «no salen las cuentas», pero la realidad es que no hay ningún solo papel que justifique este objetivo. Por lo demás, el PNIEC incorpora muchas medidas importantes y muy positivas. Pero lo bueno es que el grueso, las medidas más vitales, ya están consagradas en la Ley de CC. Y si yo me cargo el PNIEC, no va a desaparecer la Ley. No dejaremos a España sin objetivo porque ya lo contempla la ley (en ella se dice «al menos» un 23%). Luego, también, otra forma de ganar sería que el Supremo planteara la cuestión de inconstitucionalidad. Esto significaría que al haber incumplido el compromiso climático, se entiende que puede haber vulneración de los DDHH de la sociedad española por la infracción del deber de cuidado y diligencia en los derechos fundamentales.

—¿Cuándo se sabrá el resultado?

En un pleito normal, el proceso suele durar unos 10 días, entre la redacción de la sentencia, la firma de los magistrados y la notificación a las partes. En este caso había cierto revuelo mediático. A lo mejor pecamos de optimistas creyendo que la oficina lo haría público el martes. Yo, por mi parte, estoy obsesivamente pulsando F5 en la página del Poder Judicial.

—¿Qué supondría ganar a nivel social?

A nivel social, debo decir que si hemos terminado en los tribunales es porque ni todas las performances, ni los carteles, ni las acciones, ni todas las participaciones que hemos realizado en los trámites reglados (las alegaciones, por ejemplo) ni todos los acercamientos a los lobbys políticos que hemos hecho nos han acercado a alcanzar un objetivo eficaz de mitigación. Nada ha servido. Por eso, lograrlo sería la guinda del pastel a un ecologismo justo, merecedor de un reconocimiento a su trabajo.

—¿Y a nivel personal?

A nivel personal, puf. Una enorme satisfacción. A parte de por dormir mejor [ríe] y por todo lo que llevo trabajado, por poder aportar mi granito de arena para que se vayan corrigiendo leyes y que las futuras generaciones puedan disfrutar de un mundo cuidado. Tengo 45 años. Me da coraje enseñarles fotos de Doñana a mis hijos y decirles: «Bueno, esto era antes... ahora es así». Por eso me dedico con ahínco a lo que me apasiona.