Verde
Tecnología e IA aplicadas a la gestión de residuos de medicamentos
La planta de clasificación de los restos depositados en los Puntos Sigre de las farmacias, permite el reciclaje del 70% de los envases que recibe
Los medicamentos sobrantes de tratamientos y los caducados, así como los envases de medicinas vacíos son residuos que han de ser gestionados de forma específica. Por dos motivos: para evitar posibles contaminaciones de suelos o ríos, -algo que podría ocurrir si se echaran, por ejemplo, al inodoro, al desagüe del lavabo o a la basura común-; y para recuperar los materiales de los que están hechos los envases para que puedan ser reintroducidos en la economía circular.
Para ello el primer paso es depositarlos en los Puntos Sigre dispuestos para su recogida en 22.200 farmacias. Y la mayoría de los ciudadanos lo sabe y colabora activamente en este proceso tras hacer limpieza en sus botiquines caseros; según los datos de recogida de la entidad que mejoran año a año. Concretamente en 2024 la recogida de envases vacíos o con restos de medicamentos caducados aumentó un 4,3% respecto al año anterior y en cada farmacia se depositó una media de 105,6 gramos de estos residuos por habitante.
Paso a paso
Tras ese primer paso, el siguiente sitúa todos esos residuos de medicamentos en la planta de clasificación ubicada en Tudela de Duero, Valladolid, donde se inicia el proceso, propiamente dicho, para el posterior tratamiento medioambiental de los residuos farmacéuticos.
Como explica Miguel Vega, director general de Sigre,-la entidad encargada de la correcta gestión ambiental de los residuos de medicamentos-, «se trata de una instalación diseñada exclusivamente para este fin, bajo estrictos estándares de sostenibilidad y eficiencia energética, con un alto grado de automatización y en la que se emplean tecnologías avanzadas de inteligencia artificial (IA), que la hacen referente internacional en la gestión eficiente y sostenible de estos residuos».
El modelo de Sigre y de la planta de clasificación de envases y residuos de medicamentos tiene un enfoque integral, por el que no solo gestiona los residuos sino que también promueve acciones de sensibilización ciudadana.
La línea de alimentación es el primer punto del proceso de reciclaje. Ahí se depositan las bolsas –de diferente color según la provincia de procedencia- que los contienen y de ahí, tras pasar por el abrebolsas, un divisor variable las dirige a dos líneas paralelas camino de las cabinas de triaje, una manual y otra dotada con un robot seleccionador.
A partir de ese punto, y ya separados según las fracción a la que cada uno responda, –papel/cartón, vidrio, metales, plásticos, etc., «los residuos pasan por diversos procesos automatizados que los siguen separando por peso, tamaño, propiedades y características técnicas. «Una vez- continua Vega- controlado el peso total y la procedencia autonómica, se almacenan temporalmente en zonas y contenedores específicos, para su posterior envío a gestores autorizados que los reciclarán, valorizarán energéticamente o eliminarán, según prevea la normativa vigente para cada uno de ellos».
IA y tecnología
Los sistemas robóticos y la inteligencia artificial implementados en la planta «han memorizado más de 10.000 imágenes de materiales, lo que permite una separación altamente precisa y adaptada para gestionar una gran variedad de formatos y productos. Adicionalmente, la planta cuenta con tecnologías especializadas que intervienen en distintas fases de los procesos, gracias a los que casi el 70% de los envases que recibe son reciclados». Entre estas tecnologías el director
general de Sigre cita, por ejemplo, vaciadores de blísteres y lavadores de envases para eliminar restos de medicamentos. «Este último proceso, por cierto, -destaca Vega-, se realiza con vertido cero de agua ya que dispone de un sistema de recogida y depósito de agua utilizada, que a su vez también será gestionada por otros gestores autorizados».
Las cinco categorías de residuos en los que se separan los envases y medicamentos que entraron en las cintas de alimentación al principio del proceso más los que se puedan producir durante el proceso de gestión, como el agua de lavado, son separados, almacenados y derivados a gestores específicos de cada uno de ellos. Y será a partir de ese momento cuando cada uno de ellos pase a formar parte de nuevo de su propio circuito de economía circular, según sea papel y cartón, plástico, metales, etc.
Los envases que no pueden ser reciclados y los restos de medicamentos se someten a un proceso de elaboración de combustible derivado de residuos (CDR), para su posterior valorización energética, que permite aprovechar su poder calorífico y minimizar el impacto ambiental.
Normativa exigente
Por otra parte, la planta de clasificación de envases y residuos de medicamentos, «es una instalación clave en el sistema de gestión de los residuos de medicamentos, y, por tanto, uno de los principales desafíos a los que responde es ser capaz de evolucionar para cumplir con las nuevas regulaciones y estándares, cada vez más exigentes, para la correcta gestión de estos residuos», subraya Miguel Vega. Como, por ejemplo, detalla, «las que implican mayor eficiencia en la recuperación de materiales y una reducción significativa de su huella de carbono».