Chiribis y enfrentamientos armados

El asesinato de Juan Cuellar en El Pardo

Un grupo de las milicias socialistas de camisa roja mató brutalmente al falangista: dos balas, varios navajazos y una oreja cortada

Juan Cuellar
Juan CuellarLa Razón

Las agresiones a los candidatos de Vox en Cataluña son ya el pan nuestro de cada día ante el silencio de los otros partidos, la inactividad de la policía y de la justicia, y la complicidad pasiva de los distintos gobiernos.

Si a un historiador le preguntasen si todo esto es igual a lo que ocurría en la España de 1936 diría rotundamente que no: la sangre no corre a raudales por las calles como ocurría en la España del Frente Popular; el hambre no es lo normal en muchas casas y el grado de tensión social entre las dos Españas no llega al grado de ebullición que llevó al 18 de julio del 1936. Pero sí afirmaría que, en algunas cosas, la España de hoy empieza a asemejarse peligrosamente a la de hace 85 años.

Cuando José Antonio, hijo de fallecido dictador Primo de Rivera, fundó Falange Española de las JONS en febrero de 1934 nacía un movimiento de clara inspiración fascista, siguiendo el sendero de la modernidad y el éxito en política que había marcado la subida de Mussolini en Italia, en octubre de 1922, y de Hitler en Alemania, en enero de 1933. En el periodo entreguerras, fruto del fracaso de los modelos ochocentistas de organización de la sociedad, liberales y democráticos, como consecuencia del crack del 29, el fascismo y el comunismo se convirtieron en las vanguardias políticas que parecían llamadas gobernar el mundo.

Mitin falangista en el cine de Madrid
Mitin falangista en el cine de MadridLa Razón

La Falange era un fascismo especial, castizo por español, cargado de espíritu cristiano y de un cierto conservadurismo que hacía que los fascistas puros no viesen en ella un movimiento político verdaderamente fascista, lo que no impidió que socialistas, comunistas y anarquistas se lanzasen pistola en manocontra sus pocos miles de militantes con la intención de terminar con la joven Falange antes de que creciese y pudiese llegar al poder como había ocurrido en Italia, Alemania...

Desde su mismo nacimiento los cadáveres de los jóvenes falangistas tiñeron de sangre las calles de España. Uno de su líderes, Julio Ruiz de Alda (militar pionero de la aviación, alcanzó gran popularidad junto al comandante Ramón Franco con el vuelo del Plus Ultra en 1926) sufrió un atentado el 5 de diciembre de 1933 en Tudela; fue asesinado el estudiante de medicina Matías Montero el 10 de febrero de 1934; el 8 de marzo cae muerto asesinado el albañil Ángel Montesinos Carbonell en la calle Fuencarral a manos de pistoleros anarquistas, junto a él son heridos 8 falangistas más; el 10 de junio del 34 es asesinado Juan Cuellar; el 11 de septiembre es asesinado Manuel Carrion Damborenea, etc.

Julio Ruiz de Alda
Julio Ruiz de AldaLa Razón

En el mitin del cine Madrid, 17 de noviembre de 1935, a modo de telón de la pantalla de cine, una enorme pancarta cita a los ya 22 muertos de la Falange. Pero los falangistas tenían orden de no devolver la sangre con la sangre. En la prensa se burlaban de los falangistas llamándoles franciscanitas y diciendo que sus siglas, FE significaban Funeraria Española, afirmando su falta de espíritu y valentía propia de los fascismos, pero José Antonio ordena no devolver golpe por golpe.

El domingo 10 de junio del 34 es asesinado el falangista Juan Cuellar cuando se topó en las cercanías de El Pardo con las milicias socialistas, los chiribis, grupos militarizados que vestían camisa roja. Cuellar fue asesinado y ya muerto, tendido en el suelo, la militante socialista Juanita Rico Hernández le rompió un cántaro en la cara y se orinó sobre su cadáver. Era el octavo falangista asesinado.

José Antonio Primo de Rivera fue al depósito de cadáveres. El cadáver de Cuellar tenía dos impactos de bala, varios navajazos, tenía cortada una oreja y le faltaba parte del cuero cabelludo. Los que le acompañaban exigieron una represalia. Ansaldo y su lugarteniente Groizard no estaban dispuestos a ver un asesinato más de sus partidarios sin hacer nada. El Gobierno aplaudía estos actos, y jueces y policías miraban para otro lado, cuando menos, acobardados. A las 9:30 de la noche un coche en el que iban Agustín Aznar, Gerardo González Sampedro, Luis Aguilar y José Miguel Guitarte localizaron en la esquina de la calle Cardenal Cisneros con la de Eloy Gonzalo al grupo de socialistas que había asesinado a Juan Cuellar. En el enfrentamiento resultó muerta Juanita Rico y heridos sus dos hermanos, Ángel y Lino. A partir de entonces los enfrentamientos, tiroteos y muertos se convirtieron en algo mucho más habitual en las calles de España. Ya no eran atentados ahora eran enfrentamientos armados entre grupos contrarios. El 10 de abril del 35 el propio José Antonio Primo de Rivera es objeto de un atentado.

Agustín Azanar junto a Pilar Primo de Rivera
Agustín Azanar junto a Pilar Primo de RiveraLa Razón

Entre febrero y julio de 1936, 160 iglesias fueron totalmente destruidas, 251 iglesias sufrieron ataques, hubo 269 muertos en atentados y 1.287 heridos, siete sedes de partido contrarios al Frente Popular fueron clausuradas, 69 destruidas y 312 asaltadas, hubo 113 huelgas generales y 228 huelgas parciales, 33 asaltos a redacciones de periódicos y las instalaciones de otros 10 periódicos fueron destruidas. Estallaron 146 bombas.

La situación en España actualmenteno es ni de lejos semejante a la arriba descrita. Vox es un partido democrático, conservador, alineado con los conservadores británicos y alemanes, y con los republicanos norteamericanos, con nada que ver con la Falange de antes de la Guerra Civil, pero al que la izquierda española se empeña en tacharlos de fascistas y comienza a tratar a Vox igual que en los años 30 los socialistas, comunistas y anarquistas trataron a una insignificante y joven Falange. La sangre aún no ha teñido nuestra calles pero... Vox no son fascistas, pero sus sí son dignos herederos de las milicias del Frente Popular, los chiribis.

Mitin en el cine de Madrid
Mitin en el cine de MadridLa Razón