Renault 4

¿Recuerdas el Renault 4L?

Del popular “Cuatrolatas” se fabricaron más de 8 millones de unidades, 800.000 de ellas en España, y puede considerarse como el primer SUV de la historia

El 28 de agosto de 1961 se presentaba a la prensa el Renault 4, que inmediatamente fue bautizado como 4L. Un modelo que, por su versatilidad, dureza mecánica y capacidad interior, se convirtió rápidamente en uno de los automóviles de referencia en la historia de la automoción española. Su diseño respondía a los mismos criterios que ahora inspiran las generaciones de SUV. Era un coche de ciudad, muy apreciado por la gente de campo. Un auténtico todo terreno a pesar de no ser un 4X4. Las España de los sesenta y setenta no se puede entender sin el protagonismo de este coche.

El R4 reagrupaba un conjunto de soluciones tecnológicas innovadoras, tanto en materia de diseño, como de modularidad, mecánica y versatilidad. En primer lugar, se trataba de una carrocería “break” montada sobre un chasis tipo plataforma, muy innovador conceptualmente, basado en la excelencia de la simplicidad. Su arquitectura, con 3,6m de largo y 1,5m de alto, liberaba un gran espacio para los pasajeros y el maletero. Esto le permitía ofrecer un amplio habitáculo de 5 plazas y transportar al mismo tiempo un gran volumen de carga de hasta 480 litros. Por añadidura, el asiento trasero era abatible de manera muy rápida y sencilla, con lo que llegaba a ofrecer hasta 1,45 m3 de espacio disponible. Gracias a la incorporación de una 5ª puerta posterior, tipo portón, con un gran ángulo de apertura, ofrecía una accesibilidad trasera excepcional, prácticamente inédita en su época, reforzando su carácter eminentemente práctico.

Además, se trataba del primer modelo compacto con motor y tracción delantera, a lo que sea añadía la suspensión independiente en el tren delantero, con todas las ventajas en términos de maniobrabilidad y precisión en la dirección que ello comporta. Una innovación que marcó la tendencia de futuros modelos de la marca francesa. El 4L proponía otros adelantos mecánicos muy útiles. Por ejemplo, estaba dotado de rótulas estancas, carentes de engrase, lo que incidía en un menor coste de mantenimiento del coche. Otra solución, pionera en su segmento, fue el circuito de refrigeración cerrado y hermético, que incorporaba un líquido especial capaz de soportar las más bajas temperaturas. Ello significaba que ya no hacía falta reponer anticongelante en el líquido del circuito. El único mantenimiento real del coche era el cambio de aceite.

Tras su lanzamiento en Francia en 1961, este modelo llegó a España dos años más tarde y se produjo en la factoría de Valladolid, a partir de 1963. Durante los siguientes 26 años, y en sus diferentes versiones, se llegaron a producir en nuestro país un total de 800.000 unidades de este modelo legendario, lo que supone cerca del 10% de su producción mundial. La prensa de la época destacó unánimemente su carácter polivalente y económico, las virtudes de su suspensión “todo camino” y la facilidad de acceso al habitáculo. Los primeros compradores pagaron por este coche una factura de 84.000 pesetas, es decir, algo más de quinientos euros… pero que entonces era un precio razonable para un vehículo de este tipo. El modelo comercializado en España contaba con un motor de 845cc, que desarrollaba 30 caballos, con los que podía superar los 100 km/h de velocidad punta.

Rápidamente se popularizó la denominación cariñosa de “cuatrolatas”, en referencia a las siglas “4L” que se colocaron en el portón trasero. Su desarrollo comercial en el mercado español creció con rapidez, a la par que la sociedad española, durante casi tres décadas, hasta convertirse en el modelo de colección que es hoy en día. A lo largo de su historia en España, el 4L fue modernizándose y acompañando las evoluciones tecnológicas que fueron surgiendo, sin perder su personalidad y sus virtudes originales. Se fueron incorporando motorizaciones más modernas y eficientes, como el motor C de 852cc y la caja de velocidades de 4 relaciones, en 1968, o, posteriormente, el motor de 1.108cc de 38cv, los frenos de disco, etc... También introdujo elementos como el techo practicable panorámico, que contribuyó a reforzar el carácter lúdico del modelo.

La introducción de reglamentaciones medioambientales internacionales más exigentes, a partir de enero de 1.993, trajo como consecuencia, como sucedió con otros modelos de otras marcas, su final industrial, ya que era técnicamente inviable la introducción de los nuevos elementos de carácter obligatorio, como el catalizador. La última unidad producida del 4L salió de la cadena el 3 de diciembre de 1992, aunque en España se dejó de producir ya en 1989. Su larga y reconocida historia en nuestro país ha dejado como legado numerosos clubs de fans del Renault 4, y no es extraño ver circulando hoy unidades de este modelo. Sobre todo en concentraciones de vehículos históricos. Siempre dando un ambiente alegre e divertido.

Renault 4L concept diseño de Duarte Andrade
Renault 4L concept diseño de Duarte AndradeDuarte AndradeDuarte Andrade

El 4L ha sido referente de toda una generación de españoles que encontraron, gracias a él, la posibilidad de acceder a la movilidad en automóvil dado su precio asequible y su versatilidad que le convertían en un coche ideal para circular tanto en ciudad, como en carretera y también por caminos no asfaltados. Por todo ello, 60 años después de su nacimiento, el 4L sigue siendo un coche inolvidable.