Sabor a victoria

Carlos Sainz, padre e hijo, Fernando Alonso, Pedro de la Rosa, Daniel Sordo, Marc Gene, Alex Palou…. el panorama español de grandes pilotos es, proporcionalmente, muy superior al peso que el automovilismo tiene dentro del ambiente deportivo nacional, dominado por el futbol y otros deportes de masas. España ha demostrado ser una buena cantera de pilotos, a pesar de lo difícil que resulta ir escalando posiciones en esta especialidad.

No solo porque nuestro país no tiene la tradición de grandes competiciones automovilísticas de otros de la Unión Europea, sino por otros factores diferentes como la ausencia de marcas automovilísticas nacionales o los altos costos de coches, preparadores y desplazamientos para acudir a las competicionesinternacionales.

Pese a ello, las nuevas figuras van abriéndose paso comenzando por abajo para ir ascendiendo en las categorías medias. Y los primeros pasos son siempre el karting, que representa una escuela de pilotaje imprescindible para que los más jóvenes “hagan manos” y vayan formándose como pilotos. Una realidad que supo ver hace casi veinte años el propio Carlos Sainz al montar dos pistas profesionales de karting en Madrid, de donde han salido muchos de los nombres que ahora suenan en los circuitos nacionales.

El último hombre de esta factoría es Alejandro Iribas, un madrileño de 19 años, residente en Ávila, que tras sorprender por su progresión al volante de los karts a Juanjo Lacalle, el primero que supo ver el potencial del jovencísimo Carlos Sainz en los rallyes, está ascendiendo de nivel rápidamente y ya ha conseguido un volante en la categoría más exigente de circuitos que hay en España, el CER (Campeonato de España de Resistencia), donde compite a los mandos de un Renault Clio Cup-5 y ha conseguido sus primeras victorias, a pesar de tener aún una experiencia limitada por su juventud.

Gracias al apoyo publicitario de “Tierra de Sabor” de Castilla-León y de algunos otros patrocinadores como el programa de radio “Vuelta Rápida GT”, que han sabido apostar por los nuevos valores, su siguiente paso el año que viene es fundamental para su proyección a largo plazo, ya que abordará el campeonato internacional de la Renault Clio Cup, lo que significa un programa de carreras muy completo, con 14 pruebas internacionales y, al menos, dos competiciones en cada fin de semana. Además de su formación como piloto, puede ser la plataforma para darse a conocer ante los grandes equipos europeos e ir ascendiendo de categoría.

Porque, sin renunciar a la Fórmula 1, Alejandro tiene claro que la competición automovilística de primer nivel abarca otras especialidades muy competitivas e igualmente brillantes como pueden ser los turismos al máximo nivel en el DTM alemán, el mundial de Sport Prototipos con pruebas míticas como las 24 Horas de Le Mans, o la Fórmula Indy, líder indiscutible en los Estados Unidos. Todos ellos con pilotos del máximo nivel mundial y soportes interesantes para los patrocinadores, como Tierra de Sabor, que ha apostado por Iribas.