El bisturí

15 hospitales perdidos por las cesiones a Puigdemont

15.000 millones darían para la construcción de cerca de 15 hospitales en todo el país, lo que podría suponer la práctica eliminación de las listas de espera en la Sanidad pública

Es posible que, atribulados por el hercúleo esfuerzo que han de hacer para llegar a fin de mes, no todos los españoles de a pie tengan aún conciencia clara del alcance de las cesiones que Pedro Sánchez está realizando, de forma genuflexa, al prófugo de la justicia Carles Puigdemont. Así, en frío, y sin un análisis sosegado, la palabra amnistía puede desprender incluso hasta connotaciones positivas. Los terminales mediáticos izquierdistas la equiparan mañana, tarde y noche a una especie de tabula rasa, una suerte de puesta a cero del contador para mejorar la convivencia, algo así como una confesión que absuelve todos los pecados para iniciar a partir de ella una vida llena de amor fraternal y de gracia plena. Desde este punto de vista, cualquier oposición a la misma podría parecer hasta mezquina.

De manera parecida sucede con la quita de deuda. En el relato difundido por la izquierda y la ultraizquierda, la condonación de parte de lo debido es algo justo y necesario porque los culpables de los desajustes económicos que la ocasionaron fueron Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro, que pusieron al país al borde del rescate y a Cataluña, contra las cuerdas. Esta alteración de la verdad obvia decir que el verdadero culpable de la trágica magnitud que adquirió la crisis en España fue el Gobierno socialista anterior, el que negaba que hubiera crisis, y pone especial énfasis en repetir además que los lodos independentistas que aún arrastra el país vienen de los lodos que el propio Rajoy y su inseparable Soraya Sáenz de Santamaría crearon en los días previos a la asonada en Cataluña.

Por si fuera poco, las cifras derivadas de las cesiones contribuyen aún más a esta ceremonia de la confusión si el proceso se analiza sin el detenimiento suficiente. Por eso, quizás, conviene poner en perspectiva lo que ya tiene Puigdemont y lo que recibirá, porque cada sí suyo a una ley durante la próxima legislatura tendrá un precio adicional que todos los españoles habrán de pagar. Los alrededor de 15.000 millones que, por ejemplo, Pedro Sánchez y sus corifeos le han prometido ya al golpista catalán darían para mucho. Son 2.000 millones más que los 13.000 millones que malgastó en la anterior crisis el Gobierno socialista en los dos planes E para reactivar la economía y, de paso, arañar votos en los municipios. 15.000 millones darían también para la construcción de cerca de 15 hospitales en todo el país, lo que podría suponer la práctica eliminación de las listas de espera en la Sanidad pública. La izquierda y la ultraizquierda tienen delante de sí una ocasión de oro para demostrar que son realmente defensores de la sanidad pública y que podrían acabar con las demoras injustificables para acceder a la consulta del especialista y para una operación quirúrgica, ahora en niveles récord. Ese dinero bastaría para poner en marcha los nuevos dispositivos sanitarios si no se le entregara a Puigdemont a cambio de su apoyo envenenado. 15.000 millones darían además para retribuir el salario anual de unos 450.000 médicos, para financiar unos 200.000 tratamientos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) a otros tantos afectados o también para reforzar, y mucho, la Educación pública. Con ellos se podrían construir unas 6.000 escuelas o pagar el comedor anual de alrededor de cuatro millones de niños. Obviamente, nadie del Gobierno habla del significado de estas cifras y los españoles, luchando contra viento y marea para pagar sus facturas, tragan.