Opinión
La revuelta es la razón
No me extraña que la movilización de los pensionistas preocupe en la Moncloa y en la calle Génova. Menudo lío de complicada solución. Unas dosis de razón, toneladas de demagogia y, sobre todo, la toma de la calle con millones de afectados, las técnicas comunistas, nos pueden llevar a un escenario indeseable y antidemocrático. Demasiadas preguntas y argumentaciones se ciernen sobre el horizonte de esta reivindicación. Porque no nos engañemos, la protesta en base a la subida del 0,25 por ciento es una excusa que no se tiene en pie. La revuelta callejera orquestada por Podemos no responde a esa petición. La hubiera organizado igual si en lugar del 0,25, se hubiera incrementado el uno o el uno y pico por ciento. La calle es el vehículo habitual del partido de Iglesias ante la imposibilidad de llegar al poder ¡Dios nos libre! a través de las urnas. Lo sorprendente es que se hayan sumado otros con aspiraciones a gobernar cuando conocen perfectamente las limitaciones presupuestarias. Incoherencia. Puede que el Gobierno haya metido la pata hasta el corbejón, una vez más, pero ¿cómo se arregla el asunto? ¿las formaciones que protestan están dispuestas a suprimir partidas en sus autonomías como las televisiones públicas, cargos, infraestructuras...? ¿Es justo quitar derechos a quienes han contribuido a llenar las arcas públicas? ¿Qué hacer con quienes jamás quisieron aportar nada a ellas? Mi amigo Rogelio no pierde la esperanza de que Rajoy saque algún conejo de su chistera. Así es la vida.
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