La vida es más fuerte

El amor verdadero de unos padres por su hijo no tiene límites, como tampoco lo tiene la fe en la vida. Aquellos que creen en la vida y/o en Dios siempre se agarran a la posibilidad de un milagro. Lo cierto es que, toda la vida es un milagro.

Aceptamos la muerte como parte de la vida pero a modo de broche de un largo periodo de existencia. O eso deseamos. Sin embargo, cuando se trata de un niño, la aceptación se torna rebeldía. Nos negamos a asumir ese final para alguien que acaba de llegar y está comenzando su vida.

En situaciones como la que viven los padres de Alfie Evans, la fe es el mejor bálsamo. Existen muchos casos de curación milagrosa. El oncólogo Bernie S. Siegel habla en su libro «Paz, amor y autocuración» de los factores que inclinan la balanza hacia la sanación o hacia la muerte. Dice que «si a alguien se le anima a creer que puede sanar, lo hará». Lo contrario también es cierto. Dado que ningún médico (lo cual no tiene nada que ver con la profesionalidad), tiene «la agenda de Dios», prefiero creer que existen ángeles que reparten milagros a los humanos. De hecho, a mí me enviaron uno.