Opinión

Hay razones suficientes

«A este hombre lo podían enviar a su casa. Con lo que tiene, es un sinsentido mantenerlo en la cárcel. Que lo tengan preso en su domicilio». Eran las palabras de un taxista mientras escuchábamos la radio refiriéndose a Eduardo Zaplana, a quien la Audiencia provincial había negado el arresto domiciliario o la libertad condicional. Esas palabras provocaron en mí la reflexión mantenida desde hace unos días, sobre todo tras el informe realizado por el Instituto de Medicina Legal encargado por el juzgado de instrucción responsable del caso.

La conclusión médica se refiere a la leucemia diagnosticada en 2015 y causante de un trasplante de médula que, según el informe, provoca consecuencias importantes como un «cuadro de inmunosupresión profunda que le coloca en una posición de debilidad ante infecciones». Tanto es así que el ex ministro se ha visto obligado a ingresar cuatro veces en los últimos dos años por pericarditis, neumonías, trombosis y bronquitis.

El informe indicaba que la atención carcelaria es correcta y, a la vez, subrayaba que «la falta de asepsia del entorno condiciona una morbilidad significativamente muy alta, por lo que su estancia en la cárcel influye de forma muy negativa en la enfermedad».

Líbreme Dios de enjuiciar las decisiones de los magistrados, pero oyendo al taxista me vinieron a la memoria estas consideraciones y el recuerdo de la libertad condicional del etarra Bolinaga o los delitos cometidos por personas con permisos carcelarios. Si a ello sumamos el derecho constitucional a la presunción de inocencia, tengo la impresión de que quizá la Justicia podría tener razones más que suficientes para atender la petición de Zaplana. Así es la vida.