Opinión

Objetivo: Casado

Ofrecer el sacrificio de la torre para comer la reina, o inmolar la reina para dar jaque mate, constituyen jugadas maestras en la historia de los grandes torneos de ajedrez. Trasladado a la política actual, la ministra de Sanidad, Carmen Montón, ha protagonizado el papel de víctima, pero el objetivo final no es ella: ella es el cebo. De ahí que si yo fuera el presidente nacional del PP, Pablo Casado, me preocuparía por ser el personaje a inmolar. Una operación que, en otros tiempos, alcanzaría la categoría de «sublime» y ahora tan sólo de «burda maniobra». Ni Montón merecía la muerte política, ni la merece Casado en el supuesto caso de que hubieran obtenido beneficios por parte de la Universidad Rey Juan Carlos. En tal hipótesis, sería el centro docente en cuestión quien debería justificar su actuación.

La cruzada mediática emprendida contra la ministra por parte de los periodistas clasificados de izquierda es tan inusual que merece la sospecha de pretender ir más allá. El incendio de la pradera propiciado contra uno de los suyos no se conoce en los anales del periodismo. Tanto, que se evidenciaba sin duda este desenlace: la dimisión. Obligada, por supuesto.

¿Quién es el objetivo? Pablo Casado y descabezar al PP. Aniquilando a Carmen Montón piensan que pueden acabar con aquel inmerso en un asunto similar, con lo que el botín final sería favorable a los intereses del PSOE: desangrar al PP. Ya se sabe, el comportamiento cainita es habitual en la vida real, mucho más en política. Tasajear al correligionario, en lugar de condenarle, suele ser digno de recompensa. Ahora puede que todo esté en manos del Supremo. Así es la vida.