Opinión

La enfermedad no es vida

En Francia han tenido la buena idea de «recetar» preservativos a los jóvenes con el fin de contribuir a que el contagio por sida disminuya. La Seguridad Social francesa quizá, al ser una y no varias como en España, funciona de forma más práctica y eficiente. Allí se puede ir al médico que se desee, no hay «Centros de Salud», sino «Cabinet Medical» –un lugar donde pasan consulta varios médicos, cada cual elige al que más le gusta, paga y luego la SSF le reembolsará el importe–. Tal vez, al estar todo centralizado, pueden dedicarse a pensar en cómo mejorar la salud de los

franceses. En España, como en todas partes, hay hospitales malos, y los hay excelentes. Lo mismo sucede con los médicos: los hay con vocación y los hay con titulación sin más. Depende mucho del médico que te toque en suerte. Los que tienen verdadera vocación no se rigen por el presupuesto que les impone su comunidad autónoma, aunque, al final, no les quede más remedio que acatar las normas. Ni en Francia, ni aquí, es gratis la Seguridad Social. Directa o indirectamente, la pagamos. Por eso, deberíamos exigirles a los organismos competentes que velen por nuestra salud, que no dejen de educarnos en el tema más importante de nuestra vida, ya que sin salud de nada sirve el resto. En los ochenta del siglo pasado existía mucho desconocimiento del sida, ahora, existe «dejadez». La actitud de muchos jóvenes es de chulería («a mí eso no me pasará»), empero ésta no es escudo de nada salvo de usar la inteligencia para cuidarse y conservar la salud. El doctor Condom (a él se debe el nombre genérico) proporcionó a la sociedad un medio no sólo de evitar embarazos no deseados, sino sobre todo de contagios indeseados en todos los sentidos. La enfermedad no es vida.