Opinión

Que fácil es vendernos humo

En la película «Blade runner», aparecen unos humanos artificiales a los que denominan «replicantes». Ese futuro ya está aquí pero sin salir del ordenador. Al parecer, es fácil crear vínculos de empatía emocional replicando emociones humanas. Una de las influencers -en mi etapa publicitaria se les denominaba «prescriptores de producto»-, más exitosas es Lil Miquela (más de un millón de seguidores).

Al principio, se desconocía que fuese un personaje de IA (Inteligencia Artificial), o sea, una creación tipo «Pato Donald». ¿Cómo puede atraer tantos adeptos? Deben verse reflejados en ella, de otro modo no se explica semejante éxito. ¿Por qué deberían confiar los seguidores en la opinión de alguien que no existe en la realidad humana? Las campañas de marketing de influencers más exitosas, brindan a las marcas una voz humana cálida que establezca una conexión emocional con el consumidor.

Empero, al observarla con ojos escrutadores, como miran los niños usando su sentido común, se ve que su humanidad es plana y carece de la riqueza, profundidad y magia del alma humana que asoma en forma de emociones al rostro e ilumina los ojos. Por lo que, el público objetivo al que van dirigidas las campañas, por ejemplo, las que usan a Lil Miquela, debe quedarse en la superficie y ser fácilmente «distraído» con elementos que ellos mismos usan en su vida cotidiana, esto es, ven a una «igual».

Actualmente, el postureo o la actitud de aparentar está muy extendida: no interesa lo que uno es, sino lo que parece ser. La IA no abunda en adolescentes y post adolescentes –ocurre otro tanto en otros segmentos de la población de mayor edad-. Por lo que ven lo se les hace ver, no lo que hay. Si lo que se les presenta es «guay», les refleja o replica, lo aceptarán sin más, sin rascar. Replicantes.