Opinión

El Chiringuito de Pedrerol: No se despidió ni falta que hacía

¿Merecía Bale despedirse del Bernabéu? Seguramente sí por esas cuatro Champions que ha ganado, con cierto protagonismo en alguna de ellas. Pero no por su última temporada. Todos tenemos en la cabeza esa reivindicación tras la final de Kiev: «Si no tengo más protagonismo, me voy». Y se lo dieron. Con la marcha de Cristiano, le convirtieron en la referencia del equipo. Le concedieron los galones. Pero nunca asumió ese protagonismo que pedía. Nunca fue el que tira habitualmente de su selección ni se echó el Madrid a la espalda. En realidad, lleva toda la temporada despidiéndose cada vez que ha saltado al campo.

Se ahorró otra bronca

Seguramente Zidane le hizo un favor no dándole ni un minuto ayer. La bronca del Bernabéu, que le ha señalado, habría sido tremenda. Es el futbolista que más pitos ha escuchado esta temporada, y no ha sido por calidad, que tiene y mucha. Ha sido por actitud. Ha ganado muchos títulos, ha marcado goles decisivos, dejando imágenes imborrables como esa carrera contra Bartra por la banda de Mestalla o esa chilena en la final de la Champions. Pero se va a marchar con más pena que gloria.

En su mundo

Nunca se integró en la ciudad ni en el vestuario. Pasaba de cenas y comidas, siempre en su mundo. Y ni una palabra de español. Tras cinco años, se va sin hablar ni papa. Eso dice muchas cosas de su nulo compromiso con el Real Madrid. Ayer se le pudo ver en el banquillo de risas con Kroos cuando el Betis ganaba por 0-2. Esa es la implicación que muestran algunos. El madridismo acepta errores, pero nunca la dejadez ni el pasotismo.

Solari lo vio claro

El año en el que tenía que dar un paso adelante ha estado la mayoría de los partidos desaparecido. Se le ha visto desconectado, andando, sin meter la pierna, sin gesticular, sin alegrarse, sin cabrearse. Como si la cosa no fuera con él. Solari, que no se casaba con nadie, lo vio claro y le sacó del once. No soportaba la apatía de Bale. En el Madrid hay que pensar en fútbol 24 horas al día, no en golf.

Vender, no regalar

El delantero galés es transferible, pero el Madrid no lo va a regalar ni lo va a mandar a otro club pagando el cincuenta por ciento de la ficha. Sigue siendo un jugador con un gran cartel, especialmente en Inglaterra. El club blanco le ha puesto un precio nunca inferior a 100 millones de euros. Que se abstenga el que busque una ganga. Y si no llegan ofertas, tranquilidad. Se quedará en el Madrid y, como me comentó el otro día una persona del club, «jugará aunque sea de lateral».