Opinión
Se trata de Navarra
Aunque los resultados de Madrid sean los más vistosos para visualizar el giro a la izquierda –o no, que diría Rajoy– nadie duda de que son las elecciones en Navarra las que tienen la mayor trascendencia de toda España. Y la tienen porque hemos visto de lo que ha sido capaz en nacionalismo independentista en cuatro años en el Viejo Reino. «No pasa nada –me decían–, aquí nos conocemos todos». Pues mientras en Cataluña se declaraba la independencia de la república catalana, los vascos, que habían anunciado una euskaldunización tranquila de Navarra conseguían en cuatro años impregnar de sus ideas la calle, la educación, el tejido empresarial, la sanidad y, por supuesto la política.
Algunos dicen que Navarra es el laboratorio político de la derecha. Y lo dicen porque en ningún otro lugar se han unido Partido Popular y Ciudadanos a una plataforma como Navarra Suma pilotada por Unión del Pueblo Navarro. Una confluencia que solo concurre en el territorio foral y que resulta inédita en el resto de España. Se presentan además sin Vox, y reclamando el voto de los socialistas. El argumento de Javier Esparza, líder de la coalición es sencillo. Dice que el principal problema de Navarra es el nacionalismo vasco que quiere anexionarse el antiguo Reino, «y eso sería traicionar nuestra historia». Mientras tanto, el PSN, que aunque gobernó en su día en la Comunidad, está hoy en horas bajas, pretende decidir la presidencia con sus escaños, aunque esta vez, su candidata, María Chivite, ya ha dejado claro que con sus votos no van a hacer presidente a Esparza. Mientras, la actual presidenta Uxue Barkos, de Geroa Bai, aspira a repetir gobierno con Podemos, EH Bildu e Izquierda-Ezkerra. Sería un desastre para Navarra y, sin duda, también para España.
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