Opinión

Otros veraneos: 13 años de paz

Hago un esfuerzo para no entrar en valoraciones sobre nuestra grave situación política interior, cuando también preocupa lo que ocurre sobre el eje Gibraltar-Ormuz con retenciones de petroleros en ambos puntos a los que una sencilla chispa puede hacer estallar. Lo más peligroso: no solo a ellos.

Prefiero dedicar la tribuna a los 650 soldados españoles que lejos de España continúan contribuyendo a que otra chispa no salte en El Líbano. En este caso desde UNIFIL bajo bandera de NN.UU una de las tres (junto a OTAN y UE) con las que servimos en el exterior. Cumplimos junto a una cuarentena de países el mandato de la Resolución 1701/2006 que ha demostrado su eficacia. Porque el país de algo más de 4 millones de habitantes –considerado antaño «la Suiza de Oriente»– limita al norte con Israel con el que está formalmente en guerra y al este con Siria. A consecuencia de la política del primero debe atender a 400.000 refugiados palestinos; a consecuencia de la guerra en el segundo a un millón refugiados sirios, cifras ya de por sí capaces de desestabilizar cualquier país. Pero El Líbano ha sido históricamente crisol de culturas en el que han convivido fenicios, persas, griegos, franceses –que dejaron una impronta cultural importante– profesando religiones cristianas maronitas y melquitas, musulmanas chiís y sunnís e incluso drusos, que históricamente han conocido «cercanas las iglesias a las mezquitas» como me dice un mando nuestro. Relevante para nuestro análisis que entre 12 y 15 millones de libaneses vivan fuera de su territorio, con todo lo que entraña de relaciones humanas y económicas con los que viven en el interior del mismo.

Nuestro contingente se reparte entre el Cuartel General de la Misión de Naquora (25) y la base «Miguel de Cervantes» situada en Marjayoun (625). Forman parte de esta Brigada de 3.500 efectivos al mando de nuestro general Colomer, con el contingente español, unidades de Nepal, Indonesia, India, Brasil, El Salvador y Serbia. Su zona de acción está delimitada por el sur del río Litani y la «blue line» de alto el fuego entre Israel y Líbano impuesta por la Resolución 1701.

Un mando expedicionario que repite misión (al igual que un 26% del actual contingente) dirá que «observa una gran mejoría en las condiciones de vida, prosperidad y desarrollo» de sus ciudadanos «más preocupados en mejorar su nivel de vida que en hablar de guerra». «Nuevas construcciones, pequeñas empresas, tiendas, terrenos con cultivos, ganaderías más importantes. En definitiva un mayor desarrollo económico gracias a que hay un clima de confianza en un futuro mejor», resume perfectamente mi informante.

España participa en otro frente que contribuye a esta estabilidad. Son programas auspiciados por MAE, Defensa y determinadas Universidades como el «Cervantes» para impulso del español, la UME, para adiestramiento contra incendios, «Sancho Panza», orientado a hostelería, «Almazara», para mejora de cultivos especialmente de olivos y «Rocinante», en apoyo veterinario a la cabaña libanesa.

El obligado breve resumen anterior permite el siguiente análisis:

1.--Más que positivo en este caso el papel de NN.UU. La Resolución 1701/2006 es un claro ejemplo de «consolidación de la paz» que prevé el Capítulo VII de la Carta en sus dos vertientes:

. garantizar el cese de hostilidades.

. impulsar el desarrollo económico y social de la región mediante programas de cooperación cívico militar.

2.-La multinacionalidad como instrumento de fuerza la proporcionan los más de cuarenta países que integran UNIFIL. Difícil de evaluar su eficacia operativa, más desde el punto de vista disuasorio, son eficaces.

3.-A destacar los retornos en este tipo de misiones de paz de países que fueron apoyados en su momento por el sistema de Naciones Unidas (ONUSAL) como es el caso de nuestros hermanos de El Salvador, con quienes ya compartimos misiones en Irak.

4.-Ha sido importante el trabajo de apoyo a las propias estructuras de defensa libanesas a fin de capacitarlas para defenderse de movimientos de grupos terroristas que utilicen su territorio y comprometan su seguridad.

Se les apoya en desactivación de explosivos, primeros auxilios, tiradores de precisión, combate en zonas urbanas etc.

5.- Finalizada la guerra de Siria, mejoradas estas capacidades, quizás deba replantearse el fin de la misión a medio plazo. El esfuerzo humano y económico es grande, hay necesidades en otros frentes y no es bueno acostumbrar a los países a brindarles protección gratuita. Deben saber protegerse.

6.-España se comprometió desde 2006 y ha sido un país fiable y seguro. Miles de soldados españoles han contribuido a ello con su esfuerzo, quince de ellos incluso pagándolo con sus vidas.

Hoy, en julio, los tenemos en un mismo Mediterráneo, pero a 5.000 kilómetros de sus seres queridos. Al mandarles un abrazo les deseamos: ¡Feliz verano!