Opinión

Miércoles Blancos

En Irán, mañana miércoles, no será un día cualquiera. Será un Miércoles Blanco, el día en el que las mujeres iraníes visten de blanco o se desprenden del velo que cubre su cabeza en señal de protesta por el estricto régimen de vestimenta, un insistente control del cuerpo de las mujeres, y por consiguiente, de su mente y de su libertad. Algunos olvidan que lo que se obliga a tapar no se borra ni desaparece, solo se esconde. Los Miércoles Blancos se están tiñendo de negro y de rojo sangre. La abogada Nasrin Sotoudeh fue condenada a 38 años de cárcel y 148 latigazos por su defensa de los derechos humanos y de las mujeres que protestan contra la imposición del velo. Y como ella, muchas. El hiyab o el burka no es una opción ni una decisión libre de la mujer. Si lo fuera, en Afganistán las mujeres no se inmolarían prendiéndose fuego con el burka puesto en señal de protesta por la imposición de ese sudario de tela, y en Irán no habría miles de mujeres golpeadas, insultadas, arrestadas y condenadas por quitarse el velo. El feminismo, la igualdad entre hombre y mujer, se demuestra andando, como el movimiento. Las mujeres iraníes se están moviendo y las mujeres occidentales, lo están contando. Los Miércoles Blancos desafían al régimen iraní que intenta silenciarlos sin éxito, en parte gracias a que el feminismo en Occidente lo cuenta y visibiliza. El feminismo es necesario en cualquier lugar del mundo, a pesar del freno que algún cromañón cantamañanas con incontinencia verbal intenta ponerle. Volquémonos con hashtags como #WhiteWednesdays o #WalkingUnveile (caminando sin velo), y desterremos otros que solo buscan llamar la atención con declaraciones propias de la Edad Media.