Opinión

Green filming, cine sostenible

“6 botellas de plástico

5 vasos de plástico desechables

2 vasos de poliestireno

2 envoltorios de plástico

1 caja de poliestireno”

Alfredo Altamirano trabajó en Francia

durante unos años antes de recalar en México. Un día de grabación se paró a

pensar en los residuos que había generado durante su jornada laboral y comparó

ambas realidades. “Francia es un país que llevaba mucho tiempo desarrollando

una conciencia ecológica de no generar desperdicios”, y en el país

centroamericano la realidad era diferente.

A continuación, el director de Fotografía hizo sus cuentas, que son las que abren este texto. Si eso ocurre en las 8 horas de trabajo de una persona, es fácil conocer lo que se va a la basura a partir del consumo de un equipo promedio, que en sus cálculos compuso de 40 profesionales. Las cifras ya empezaban a ser significativas, pero quiso elevarlas a las filmaciones que se llevan a cabo en México cada día: unas 100. Solo hace falta echar mano de una calculadora para ser conscientes de que la industria consume alrededor de 24.000 botellas de plástico, 20.000 vasos del mismo material u 8.000 envases. Números a tener en cuenta, sí, pero también una oportunidad para la mejora, reflexionó este miembro de la AMC (Sociedad Mexicana de Autores de Fotografía Cinematográfica).

Todo esto marcó su forma de actuar. “No soy una persona que busque crear conciencia todo el tiempo, pero en la industria me estoy comprometiendo. En mi mochila, donde guardo mi exposímetro, llevo también una cantimplora y un vaso de bambú. Y también 'impongo' a mi equipo que no use botellas de un solo uso, que lleve termos”, ejemplifica, para luego mostrar su optimismo. No está solo: “Hace un año te hubiera dicho que aquí no hay conciencia. Pero no sé que ha pasado que ha nacido y crecido mucho entre directores, productores y los propios miembros de los equipos. Veo que hay algo en su mentalidad y aunque no siempre sean sostenibles, al menos saben que hay alternativas. Se nota hasta en los servicios de catering”. Altamirano también ha detectado la nueva mirada en trabajos corporativos con "grandes corporaciones que al contratar servicios de publicidad audiovisual exigen una conciencia ecológica a sus proveedores".

Sabiéndolo o no, este director de Fotografía se había metido de pleno en un movimiento que se conoce como Green filming y se había convertido en uno de sus exponentes por su día a día y por artículos como este, con un tremendo valor divulgativo.

Green Screen, el cine sostenible como proyecto Interreg

Green Screen es una de las iniciativas institucionales que aboga por llevar la sostenibilidad, de forma seria y consciente, a las producciones de cine y televisión, “industrias que son dos motores de crecimiento importantes en el continente pero también sendas fuentes relevantes de emisiones de carbono”. Es un proyecto Interreg de la Unión Europea y su duración es de cinco años, con una primera parte que termina a finales de este 2019 y otra que finalizará en 2021.

El objetivo principal de este programa es, precisamente, reducir la huella de carbono del sector, y lo hace en colaboración con ocho socios regionales, “claves en la industria”. Málaga, a través de la empresa municipal Promálaga, es uno de ellos y su Festival de Málaga un lugar en el que expandir la idea y llamar a la acción. El director gerente de la entidad, Francisco Salas, participó en una conferencia sobre el tema que tuvo lugar durante el certamen y que se centró tanto en la efectividad de las medidas que se pueden tomar en cualquier producción como en el poder del cine y la cultura en general para inspirar el cambio.

Jurassic World fue un ejemplo destacable de Green filming, o rodaje verde. La película se rodó sobre todo en Reino Unido y también en Hawái, y antes de comenzar se diseñó una estrategia que contemplaba una serie de medidas de sostenibilidad ambiental, que afectaba a todos los departamentos”, comenta Salas. Los responsables de la producción actuaron en torno a categorías como el papel, la iluminación, la elección de vehículos o los hábitos de consumo del equipo. Y lo hicieron con creatividad: “Se incentivó al equipo de forma divertida para que durante todo el rodaje reciclaran, creando carteles y señales con forma de dinosaurios, así como otras imágenes de la película para personalizar los contenedores de reciclaje”. El resultado fue positivo.

Promálaga también actua en el ámbito educativo con acciones como 'School Training, Rueda en Verde', en la Escuela de Cine de Málaga. “Esta iniciativa ha permitido la inclusión de un módulo sobre sostenibilidad en las materias curriculares que se dan en las diferentes titulaciones. Tras un evento inicial, los alumnos han estado implementando medidas verdes en todos los proyectos que han ejecutado durante el curso” y que probablemente implementarán a lo largo de su carrera profesional.

La entidad ha editado además la Guía de Buenas Prácticas Ambientales en la Práctica Audiovisual que ofrece, de forma sintetizada, varias de las prácticas que se pueden aplicar de forma más o menos asumible en proyectos audiovisuales. El documento ofrece ideas en apartados como agua y energía, compras y adquisiciones, residuos, alojamiento y transporte y preservación del entorno. El uso de generadores biodiésel e insonorizados para rodajes en exteriores, alquiler de equipos, decorados en madera FSC y el fomento de bicicletas para los desplazamientos de los equipos son solo algunas de las medidas concretas que propone.

La guía termina con el consejo “difunde las buenas prácticas tomadas para preservar el medio ambiente”. Como apunta Salas, “la motivación de Green Screen nace de detectar que el sector audiovisual, como tantos otros, genera un impacto medioambiental que podría reducirse notablemente estableciendo estándares y políticas comunes más verdes”. La difusión y el ejemplo es importante, sobre todo de cara al resto de producciones y a esos “tantos otros” sectores.

El verde en otros formatos

Pero en lo audiovisual, no todo son series y películas. Lo saben bien Ainara Porrón y Carles Cabré que están al frente de Wi Rebel, una compañía que crea estrategias de marketing para marcas “responsables”. También realiza producciones para visibilizar causas sociales y medioambientales con impacto positivo. En Wi Rebel son especialistas en green filming y lo llevan más allá de pantallas de cine o televisión. “De lo que se trata es de actuar con conciencia ambiental y compartirla con todo el equipo para que se empape con ella y la pongan en práctica en todo momento”, apuntan los fundadores, que valoran, además, que “en el mundo audiovisual se puede rectificar y mejorar fácilmente”.

Las medidas que ponen en marcha antes de cada rodaje son sencillas. La primera es una política de cero papel, con el uso de sistema de firma electrónica cuando la rúbrica es necesaria. También apuestan por el uso de iluminación LED cuando sea necesaria y por una planificación con la sostenibilidad en la cabeza. Esto implica desde agotar al máximo las horas de luz natural y los exteriores hasta el diseño de rutas en las que coches híbridos recojan a cuatro miembros del staff y no circulen medio vacíos. Otra idea que pusieron en marcha fue el reparto de botellas de agua reutilizables a todos los compañeros durante una grabación. “Semanas después, cuando nos juntamos para grabar de nuevo, muchos de los integrantes del equipo aparecieron con ellas. Esto significa también que durante el tiempo que hubo entre ambos proyectos las habían estado utilizando. Es una cuestión de actitud, comunicación y conciencia. Y funciona”.