Opinión

Risto, ‘PNLH’ y los famosos en política

Les

confieso que acerca del asunto del que hoy pretendo ocuparme no tengo

una opinión cerrada y mucho menos dogmática. Mejor dicho,

poniéndome un poco ‘a lo gallego’, tendría una o mil,

diferentes en función de cada caso.

Saben

los que me siguen que nunca he sido un 'fan' de la profesionalización

de la actividad política

y sí en cambio partidario de la meritocracia; de que a esta noble

actividad lleguen solo los mejores. Los talentos más destacados, los

gestores más capaces y sobre todo aquellos que, al margen de ella,

tengan la vida resuelta. Siempre he sido muy crítico con tantos y

tantos que se lo plantean como una forma de vida cómoda, como diría

un castizo ‘casi desde la siesta de sus padres’.

Siguen

siendo legión quienes -por intención o casualidad- comienzan a

frecuentar asambleas de las juventudes locales de cualquier

formación, con sus buenos 17 o 18 años. De ahí pasan a integrarse

en la estructura de las citadas juventudes, lo cual es no mucho más

que el paso siguiente al de ser delegados de curso en su instituto o

en la facultad. Si les va bien, llegarán a ser concejales del

municipio en el que vivan, después alcaldes… y andando el tiempo

podrán medrar para integrarse en las estructuras regionales de sus

partidos. De ahí ya, con mucha suerte, tal vez saltarán a la

política nacional.

No.

Definitivamente, si detrás de todo esto no hay una auténtica

voluntad de servicio público y solo un mero 'buscarse la vida', el

camino no parece el más adecuado.

¿Meritocracia

o ‘famoseo’ puro y duro?

En

los últimos

años

han cambiado algunas cosas. Se ha ido instalando en la política

global, y por ende en la española como es natural, el procedimiento

inverso: profesionales exitosos que lo han logrado casi todo en sus

respectivos ámbitos de actuación y que se plantean el salto a la

actividad pública. El último caso conocido es el ya anunciado por

el popular comunicador televisivo, Risto Mejide, hoy al frente de

'Todo es Mentira' y ‘Got Talent’ Mediaset, que se presentará

como Agrupación de Electores -legalmente no puede ya hacerlo como

partido al uso- a las próximas Elecciones Generales del 10 de

noviembre. Lo podría hacer con todo su equipo: Marta Flinch, Miguel

Lago, Antonio Castelo y Elsa Ruiz. El nombre que han elegido lo dice

todo: PNLH (Peor No Lo Haremos). Sus premisas básicas son toda una

declaración de intenciones: 'La gente está harta de la política,

de que le tomen el pelo, de ser engañada...' Ya ven por dónde va la

senda de estos 'nuevos políticos', ¿verdad? 

¿Populistas

o regeneradores? Cada persona es un mundo.

No

seré

yo quien les descalifique a priori y les tache de populistas; cierto

es que son proclamas genéricas, muy del gusto de las que la

ciudadanía ansía escuchar. En honor a la verdad debo decir que

otras son de mayor calado y suenan muy bien: lograr una efectiva

separación de poderes para que los jueces sean elegidos por los

propios jueces y no por los políticos, que los diputados o senadores

no cobren su sueldo mientras no sean capaces de formar Gobierno,

terminar con las pensiones vitalicias reconocidas para determinados

servidores públicos... entre otras muchas.

Les

deseo suerte. De entrada, tienen mi simpatía. Veremos si van

respondiendo a las expectativas que, sin duda, van a generar. Cierto

es que Risto no tenía necesidad alguna de meterse en esta aventura

porque es un profesional que gana mucho dinero desde hace décadas

con su actividad como creativo publicitario, empresario y estrella de

concursos y otros formatos televisivos de éxito.

Tiene

por tanto experiencia en el sector privado y en el mundo empresarial.

Risto sabe lo que es pagar, cada mes, un buen puñado de nóminas y

nunca ha vivido ‘de la teta del Estado’. Es una buena carta de

presentación

inicial.

Risto

arranca con buen pie: sondeos y valoraciones positivas

De

momento, los primeros sondeos le favorecen; una encuesta encargada a

la empresa ‘Demométrica’ le otorga un escaño en el Congreso y

le sitúa como segundo líder político más valorado, solo por

detrás de Pedro Sánchez. Es un sondeo que ha contado con más de

1.400 entrevistas telefónicas y del que ya se han hecho eco medios

como ‘La Vanguardia’.

Sin

afán alguno de comparar, Mejide es el último de una legión de

famosos, 'influencers', empresarios de éxito, millonarios del más

variado pelaje, deportistas y un largo etcétera, que transitan esta

vía. Con resultado dispar. En España son sonados en los últimos

meses los fichajes 'estrella' para la política, sobre todo en el

partido de Albert Rivera, que ha incorporado entre otros a su

proyecto a gentes tan brillantes como Marcos de Quinto, ex número

dos de Coca Cola a nivel mundial, al que ninguna falta le hacía

meterse en estos berenjenales, con su vida resuelta, o al brillante

abogado del Estado, Edmundo Bal.

También

Pedro Sánchez,

ya desde la pasada legislatura, exploró esta vía con fichajes

provenientes de la sociedad civil como Zaida Cantera. Aunque en la

presente pieza nos referimos más bien a quienes dan directamente el

paso de crear un proyecto nuevo y no integrarse en ninguno de los

existentes.

Luces

y sombras, del pasado y del presente.

La

historia reciente está plagada de ejemplos, no siempre edificantes.

Jesús Gil, multimillonario, constructor controvertido en aquella

España de los años 80 y los 90, se lanzó a crear un partido nuevo

que, como no podía ser de otra manera, impregnó de personalismo

casi al cien por cien. Como en todos estos casos, el partido era él.

‘GIL’,

llamó a aquel invento, (Grupo Independiente Liberal) y con él

concurrió a las elecciones municipales en Marbella, donde resultó

elegido alcalde. Para ello tuvo que regar de millones la zona. ¡Qué

importaba! Él

tenía

sus propios intereses muy claritos. Aquello terminó como

se sabe: en los banquillos y en algunos casos con fuertes penas de

cárcel,

dejando un reguero de corrupción imposible de soslayar.

Fuera

de nuestras fronteras hemos visto como magnates rusos, personajes

como Zelénski en Ucrania o el propio Donald Trump en los Estados

Unidos, han dado el salto con éxito. Las características son las

mismas; mensajes simples, directos, apelando a la fibra de un pueblo

del que en el fondo están muy lejos porque casi siempre son figuras

que vienen de una élite que no es la del ciudadano llano pero que

impregnando su discurso de grandes dosis de populismo y tirando de su

carisma personal, suelen triunfar. Al menos, durante un tiempo.

Fíjense en Berlusconi, otro arquetipo por excelencia. 

Por

no salir de Italia -nada que ver con el ejemplo anterior- mi admirada

Cicciolina, actriz porno a la que sentó muy bien el paso a la

actividad pública durante un tiempo. Hasta que el votante se aburrió

de ella y buscó nuevos referentes.

Yola

Berrocal intentó también asaltar la alcaldía en Marbella, aunque

no pasó de la parrilla de salida. Eso sí; aunque fuera solo a nivel

publicitario, tuvo también su minuto de gloria. 

Nada

tengo contra la incorporación de figuras exitosas de la sociedad

civil y del ámbito privado a la política. Pero con una premisa

básica; que lleguen a la actividad pública

a servir, no a servirse. Sé

que

no es el caso de Risto, al que conozco bien y tengo aprecio y

respeto. Estoy seguro de que, ni él ni muchos como él, necesitan

dinero o publicidad porque de ambas cosas están sobrados.

Lo

que sí considero esencial, en el caso que el partido del conductor

de ‘Todo Es Mentira’ (PNLH), capitaneado por Risto Mejide, se

presente a las elecciones del 10-N es que se rodee de los mejores

asesores en campañas electorales y en materia de marca personal. Sin

duda Risto sabe mucho de todo esto; pero en este caso, si él es el

candidato, deberá escuchar y aceptar críticas y sugerencias de

quién, de forma objetiva, pueda asesorarle. No creo que tenga muchos

problemas para llegar al corazón de los electores. Menos aún para

emocionarles e ilusionarles. De eso se trata y más en un momento en

el cual la gente no encuentra motivaciones en ninguno de los

supuestos líderes actuales.

¡Suerte

y que la política deje de ser un coto cerrado de quienes son

políticos porque ‘no

valían

para otra cosa’!